Hace 10 años y con 40 mil participantes comenzó Dry January -o enero seco-, una iniciativa impulsada por Alcohol Change UK para generar conciencia en la población local y mundial sobre los efectos del consumo de alcohol. La propuesta era sencilla: dejar los cocktails, destilados, vinos, cerveza o cualquier otra bebida con contenido alcohólico durante todo el primer mes del año. Tolerancia cero para los valientes que se atrevieran a asumir el compromiso consigo mismos y ver qué sucede en sus cuerpos y en sus vidas tras 31 días sin alcohol.
Este año, con más de 130 mil inscritos participando oficialmente —y con estimaciones de que cientos de miles más participan de forma extra oficial— Dry January está de moda. Gracias a la difusión a través de redes sociales y a los testimonios de celebridades que se han sumado en versiones anteriores, enero seco es una de las resoluciones de año nuevo presente en la lista de muchos. El hashtag #dryjanuary registra casi medio millón de posts en Instagram y más de 135 millones de vistas en TikTok. Sin embargo, a pesar de ser hoy una tendencia a la que miles de personas quieren sumarse, vivir libres de alcohol o experimentar con la idea de la abstinencia siquiera, sigue siendo la excepción y no la regla. En la misma plataforma, TikTok, etiquetas como #alcohol #alcoholic y #alcoholism tienen 11 mil millones, 1.6 mil millones y 732 millones de vistas respectivamente. Muy por encima del éxito sin precedentes que ha tenido la campaña del Dry January 2023.
Y es que dejar el alcohol no es fácil. En la última versión del libro guía o Big Book del programa Alcohólicos Anónimos las cifras entregadas dan cuenta de un 50% de éxito en los procesos de rehabilitación. En el documento también se detalla que, incluso con la intervención terapéutica, un estudio conducido en el marco del programa AA en 2014 mostró que casi un 30% de los encuestados tuvieron recaídas después de un año de sobriedad. Pero el objetivo original del Dry January —y que ha ido quedando relegado a un segundo plano en los últimos años— no es rehabilitar alcohólicos. Su propósito es quizás menos ambicioso, pero no por eso menos importante para combatir la adicción al alcohol. Dry January busca generar conciencia y ayudar en la prevención de una adicción que, según la Organización Mundial de la Salud, es responsable de 3 millones de muertes al año.
La OMS explica que el consumo problemático de alcohol es la causal de más de 200 enfermedades y lesiones. Pero que, sobre todo, expone a los jóvenes a peligros de muerte o discapacidad que bajo condiciones normales no afectarían a una persona de su rango etario. El consumo nocivo de alcohol es responsable de casi un 14% de las muertes de adultos ente 20 y 39 años. Por eso, según la página oficial de Alcohol Change UK el foco de la campaña Dry January está puesto en marcar un quiebre de lo que para muchos ha sido un periodo de consumo excesivo de bebidas alcohólicas durante el fin de año para generar un “reset total del cuerpo y la mente”.
Y es que durante periodos de celebración el consumo de sustancias psicoactivas legales como el alcohol aumenta de forma considerable y muchos desconocen dónde está el límite de lo sano y la dependencia. Uno de los grandes problemas de la adicción a este tipo de elementos cuyo consumo no solo es legal sino que también es amplio y aceptado —incluso promovido— en escenarios sociales, es lograr determinar cuál es esa línea entre un consumo normal, uno problemático y una adicción. Paola Ancarola es psicóloga clínica de Grupo Mentaliza y se ha especializado en el tratamiento de adicciones. La terapeuta explica que, efectivamente, existe una especie de terreno intermedio entre un consumo normal y un comportamiento adictivo cuando hablamos de alcohol. “El gris está puesto en múltiples concepciones y mecanismos de defensa que existen en torno al consumo de alcohol, es decir, la minimización del consumo, la negación de las consecuencias que se asumen o situaciones de riesgo vividas dado el consumo, la posibilidad de haber dejado algún hábito nocivo y por ende la creencia de que podría dejarse cualquier otro, etc.”, explica. Paola agrega que es importante tener una noción clara de lo que pasa a nivel interno y con cómo nos relacionamos con el alcohol de forma individual. Y para eso, iniciativas como Dry January, que visibilizan en cada uno lo fácil o difícil que resulta dejar de tomar alcohol o lo mucho o poco que se consume en el día a día pueden ser muy útiles. “Creo que se moviliza bastante el registro interno de que podría existir una dificultad o dependencia con el alcohol. Porque suspender la ingesta va de la mano con apreciar una serie de experiencias que, estando en consumo, se hacen invisibles”, comenta la psicóloga. “Es una experiencia de toma de conciencia acerca de la regulación del consumo y probablemente sea de gran ayuda para comprender si es que existe un problema o no”.
Además, la especialista explica que en el caso del alcohol los límites son más bien individuales y varían caso a caso. Y por eso, contar con este registro interno es un pilar importante al momento de abordar una adicción y comenzar un tratamiento. “El límite es bastante particular, en el sentido de que a veces puede ser una intervención de la familia o un sentimiento interno de que se está en peligro”, explica. “Pero, en general, podríamos decir que mayoritariamente tiene que ver con situaciones en que se percibe que se ha tocado fondo y hay una tendencia a la autopreservación, que podría determinar la intención de frenar el consumo y/o su posible tratamiento”. La especialista explica que a lo largo de su experiencia en el tratamiento de pacientes con adicciones al alcohol existen muchos casos en los que los adictos no tienen esa clara noción de que han caído en una adicción. “Muchas veces la adicción se cuela o se pasan por alto las dificultades en el uso y abuso de sustancias como parte de los problemas vitales que traen a un paciente a consultar”, comenta.
Si bien hoy Dry January se ha propagado a través de internet como una moda viral que lleva a sus seguidores a compartir recetas de mocktails o tragos libres de alcohol y a llevar un recuento de los kilos que se pueden perder en un mes de sobriedad, esta resolución de año nuevo puede ser todavía más trascendente. Quizás incluso una epifanía para quienes, sin haberlo notado, han ido paulatinamente incrementando su consumo y poco a poco han caído en conductas propias de una adicción que a veces no se produce de golpe ni deja en el suelo. Porque el alcohol que los adictos sigan siendo personas funcionales y que ocultan su problema. Pero no por eso una adicción menos compleja o dañina.