La temporada de eclipses finalizó el viernes pasado con la Luna nueva en Tauro y el posterior paso del Sol a Géminis este domingo. Ahora, con un ánimo energético completamente distinto, podemos sacar lecciones sobre las grandes tensiones que hemos vivido este último tiempo.

Esta temporada de eclipses fue intensa y se sintió de ese modo. El paso de la energía del eclipse de Sol en Aries, el primero en nueve años en ese signo, y el eclipse de Luna llena en Escorpio nos han llamado a movilizar cosas que aún podrían haberse sentido estancadas, con el propósito de poder depurar para poder avanzar.

La nueva etapa de nuestras vidas se abrió durante este eclipse de Sol, que nos invitó al poder entender las cosas de un modo diferente. Algo externo puede habernos movilizado en ese momento, para agudizar la contradicción entre lo nuevo y lo antiguo. Aries es el primer signo del Zodíaco, así que nos invitó a hacer nacer, abrir un camino o simplemente vislumbrar una nueva posibilidad.

Ante el fuego ariano del comienzo, Plutón en Acuario nos pidió tomar la perspectiva suficiente para poder amasar con calma los sentires que fueron abiertos. Luego de este evento, Mercurio retrógrado en Tauro vino a darnos el sosiego necesario para poder decantar lo que comenzó ese día, permitiéndonos la percepción sensorial de esta apertura.

El eclipse de Luna llena en Escorpio, por su parte, nos pidió poder depurar y purgar algo que el primer eclipse hizo que viéramos. Patrones viejos de conducta, lugares en los que ya nos sentimos cómodas o viejas identificaciones que aún quedaban pendientes en nuestras vidas vinieron a hacer crisis, para que pudiésemos avanzar hacia otro lugar de la experiencia.

La crisis nos hizo avanzar y poder soltar algo que todavía nos quedaba pendiente resolver del pasado. Es posible que durante esta temporada de eclipses hayamos visto algo de nosotras mismas que no era tan amoroso o luminoso. Quizás nos vimos obligadas a empujarnos hacia otro lugar, dejando atrás lo que no podíamos soltar. La vieja zona de confort que teníamos en julio del año pasado simplemente ya no nos hizo más sentido.

Luego de esta temporada de eclipses, que cerró con una Luna nueva en Tauro el viernes pasado, tenemos la posibilidad de construir algo nuevo. Tenemos la oportunidad de poner la semilla de un nuevo espacio en nuestras vidas, a través de la integración de lo que pudimos ver o soltar estas últimas semanas.

Esto se materializará con el último eclipse en Tauro en noviembre, que será el último en el eje Tauro-Escorpio. Estamos ante la posibilidad de hacer carne una realidad diferente, en donde seamos más conscientes de nosotras mismas y de nuestras limitaciones. Sin tanto peso en los hombros respecto a responsabilidades u obligaciones, sino que podemos caminar un poco más libres en tanto entendemos por qué y cómo queremos llevar nuestro propio camino hacia adelante.

Con la entrada del Sol al signo de Géminis, es momento de darle vida a los cambios, de buscar herramientas nuevas para hacer nuestros propósitos realidad. ¿Hacia dónde queremos ir? ¿Qué recursos tenemos para poder enfrentar esta nueva etapa de nuestras vidas? ¿Qué es lo más importante y valioso ahora, qué es lo que necesita toda tu atención?

Es momento de ser flexibles, preguntar, conocer y buscar sin miedo a lo que vayamos a encontrar. La peor parte del 2023 ya pasó, ahora nos queda seguir derecho hacia esta nueva aventura cósmica que viene en nuestro camino.

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