¿Qué quieren (realmente) los hombres cuando dicen “nada serio”?
Aquí, dos hombres y una sexotearapeuta explican qué es lo que realmente se busca en este tipo de relaciones.
Emocionalmente no disponibles. Sin tiempo porque están ocupados en otros proyectos de sus vidas. Con miedo a comprometerse a largo plazo. Recién saliendo de una relación de pareja. Algunos hombres en busca de compañía deciden vincularse sin un compromiso formal bajo la modalidad del “nada serio”.
Tal como lo hicieron el poliamor y las relaciones abiertas, las relaciones que no son “nada serio” se han posicionado como una opción para quienes se cuestionan la monogamia y quieren vivir su vida amorosa con más libertad. Personas que deciden ahorrarse el compromiso, las expectativas y exigencias de una relación formal para vincularse de una manera más libre y con menos obligaciones.
No se trata de un encuentro casual de una o dos noches ajeno al romanticismo y los gestos de cariño, al contrario: Muchas veces luce como una relación de pareja donde el regaloneo, las salidas a comer y el contacto constante son parte del cotidiano.
Aunque muchas veces este tipo de vínculo comienza explícitamente como “nada serio”, la falta de claridad y la mezcla de emociones en el camino de esta no-pareja, confunde. Salen a comer, se presentan a sus amigos, se quedan a dormir en sus casas, comparten varias veces a la semana, son cariñosos y aún así ¿no son nada?
Si bien Pedro (22) sabe que no tiene tiempo para tener polola por la etapa que está viviendo, no quiere estar solo. Le falta lo “carnal”, dice. “Como estoy enfocado en mis estudios, creo que una relación me distraería mucho porque es otro el compromiso que hay que tomar, pero no por eso uno quiere estar solo. Estar en nada serio te permite quitarle toda la carga que significa salir con alguien formalmente, pero pasándola bien igual que en una relación. Porque sin la ilusión de que sea otra cosa, evitas que la otra persona se pase rollos”, cuenta.
“Yo aclaro que no quiero nada serio cuando salgo con alguien más de una vez y sale el tema de en qué está cada uno. Ahí explico que, si bien no quiero ninguna relación, sí me interesa compartir con ella porque me atrae o me cae bien. No creo que tener algo no serio le quite el romanticismo al vínculo, porque igual es romántico regalonear. Lo que sí quitas son las expectativas y las ilusiones de la otra persona. Para mí no significa que no te lo estás tomando en serio, de hecho, al explicarle desde un principio, lo haces pensando en esa otra persona, para evitar que sufra. Si no lo hablas, al final terminas haciendo más daño porque la otra persona puede ilusionarse en vano”, dice Pedro.
Nada serio no significa nada de responsabilidad afectiva
Precisamente, el momento en el que aclaramos qué es lo que buscamos en una relación es clave, asegura la psicóloga clínica y terapeuta sexual Francesca Chiappini (@masalla.delsexo), sobre todo si no queremos algo serio. Y es que, si no planteamos nuestras condiciones desde un principio, le damos paso a los malos entendidos y las desilusiones.
“Expresar que no quieres nada serio es algo que se tiene que aclarar desde el primer momento para que luego, en conjunto, definan cuáles van a ser los límites de ese vínculo. Se tiende a pensar que el nada serio está exento de responsabilidad efectiva y no es así. Cualquier tipo de vínculo, incluso los encuentros de una noche, tienen que ir acompañados de responsabilidad afectiva, lo que no necesariamente significa mostrar amor o interés por otra persona, pero sí ser honestos y plantear las reglas serias desde un principio”, explica Chiappini.
Cuando la persona con la que está saliendo le deja de interesar, como no es nada serio ni formal, Pedro no se siente con la responsabilidad de dar explicaciones. “Yo creo que al no tener nada serio te evita tener que dar excusas. Si tienes mucha responsabilidad afectiva y la otra persona de verdad importa mucho, lo hablas, pero por lo general lo que me ha pasado es que uno se va dando cuenta implícitamente. Por ejemplo, cuando te responden (o respondes) menos o cuando ves que cambia su forma de ser contigo, solo toca soltar y asimilar lo que pasó, sin explicaciones”, cuenta Pedro.
Para Agustín (26), que viene saliendo de una larga relación, funciona bastante parecido. “Hasta la fecha he estado soltero, pero acompañado. En esas instancias he rayado la cancha desde el principio. Aunque salimos, nos reímos y la pasamos bien, les recalco que no busco nada serio ni formal y soy muy directo para explicitarlo. No es que esté cerrado, pero no busco entablar ninguna relación formal y no por eso me voy a privar de conocer gente. En general yo siento que sí opero con responsabilidad afectiva, pero con estos vínculos en particular no opera una responsabilidad afectiva. Para mí es muy de vivir y sentir en el momento”, asegura.
Y, en consecuencia, dice que cuando pierde el interés en la persona con la que está saliendo, como no es nada serio, no da explicaciones porque es ser muy intenso hacerlo. “Si es que yo estuviese buscando una pareja estable y seria, claramente cambia la figura y ahí sí hay decisiones que le pesan a uno y que a la hora de tomarlas le pueden afectar al otro. En cambio, en estas relaciones poco serias personalmente no le tomo el peso de elaborar una explicación si es que perdí el interés por la otra persona porque siento que igual es ser medio intenso en ese ámbito, siendo que no es nada serio”, cuenta.
Sin embargo, la sexoterapeuta Francesca Chiappini aclara que la responsabilidad afectiva no tiene que ver con una relación formal. “Nosotros deberíamos ser responsables afectivamente con las personas, incluso si estamos teniendo un encuentro de una noche. Dejando las reglas claras desde un principio, siempre siendo transparentes y honestos con lo que necesitamos y siendo conscientes emocionalmente de la otra persona, estamos evitando replicar prácticas como el ghosting y las mentiras”, asegura.
Saber dar un paso al costado
Si no esclarecemos nuestras intenciones, dice la psicóloga, le abrimos paso a que la otra persona se enamore de nosotros, cuando eso no es lo que queremos. “Hay algo súper importante que yo creo que a veces se nos olvida de la responsabilidad afectiva y es que cuando me estoy vinculando con alguien en ‘nada serio’, sí soy capaz de darme cuenta cuando la otra persona ya no está cómoda con esa manera de vincularnos. Por ejemplo, cuando la ves enamorándose de ti. En ese momento, es mi responsabilidad hacerle frente a esa situación y saber dar un paso al costado si es que esa persona no puede”, explica.
“Este tipo de vínculos no implica que no te puedas ilusionar, implica entrar en una forma de vínculo que puede mutar si los dos estamos de acuerdo y si no, debemos poder salir de ahí”.
Un grave problema de este tipo de relaciones es que, a veces, porque no nos conocemos (y no sabemos qué es lo que queremos) o tenemos heridas de abandono y le tenemos miedo a la soledad, nos quedamos en vínculos que no nos están haciendo bien, agrega Chiappini. “Este tipo de vínculos no implica que no te puedas ilusionar, implica entrar en una forma de vínculo que puede mutar si los dos estamos de acuerdo y si no, debemos poder salir de ahí. El problema está en que cuando la inseguridad nos come y no le digo a la otra persona que me ilusioné porque no quiero que me rechace o que voy a dar un paso al costado porque temo estar sola, nos mantenemos en vínculos que no nos acomodan”, dice.
Como consejo para gestionar una situación así, la psicóloga recomienda hacerlo siempre desde la honestidad con uno: “Tenemos que aprender a preguntarnos si esta manera de vincularme me está haciendo bien, me acomoda y si es lo que yo deseo en este momento o no para poder desde ahí, definir cuáles van a ser mis límites y en qué momento voy a dar un paso al lado si eso ya no me acomoda. Si estás confundida frente a señales mixtas, siempre es importante manifestarle la confusión al otro porque si ya no te acomoda ese tipo de interacción y no hay respuestas de la contraparte, debes poder dar un paso al costado. Somos responsables de las cosas que permitimos y no podemos dejar que nuestras inseguridades nos estanquen donde no estamos cómodas”, concluye la psicóloga.
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