Cuando las cosas perduran en el tiempo es porque funcionan. Y eso es lo que pasa con los retinoides. Su uso para tratar afecciones cutáneas data del año 1940, y veinte años después, la tretinoína se convertía en el primer retinoide de uso tópico prescrito como tratamiento para el acné común. Desde entonces, estos derivados de la vitamina A han sido el caballito de batalla de los tratamientos contra el acné, pero la forma en la que se han utilizado ha ido variando con los años. De hecho, de los 2.500 retinoides que se han descrito desde su descubrimiento, solo algunos se utilizan en la dermatología.

Así lo aseguran José M. Fernández y José C. Armario, del Servicio de Dermatología del Hospital de Puerto Real de la Universidad de Cádiz, en su publicación Retinoides en dermatología, donde destacan que el más usado en la cosmetología es el retinol.

También denominado vitamina A, el retinol es necesario para el crecimiento, el desarrollo óseo, la función visual, la salud de los tejidos epiteliales y la reproducción. Se usa como un producto cosmético y protagoniza la formulación de varios productos, pero al no ser considerado un producto terapéutico, su uso es indiscriminado, y muchas formulaciones aseguran contar con él cuando en realidad su porcentaje es menor. Ayuda a la regeneración celular, y puede estimular la producción de colágeno y ácido hialurónico, disminuyendo líneas de expresión, aclarando manchas, renovando la piel, mejorando luminosidad y disminuyendo la apariencia -más no el tamaño- de los poros.

Pese a sus diferentes beneficios, hay momentos en los que no se recomienda usar retinol. La dermatóloga María Francisca Daza escribió en una columna para Clínica Alemana que es mejor evitar este compuesto activo después de una limpieza de cutis o exfoliación profunda, pues podría irritar la piel; cuando la exposición al sol será inevitable, en cuanto se podrían provocar quemaduras; cuando hay irritación en la piel o cuando el producto con retinol introducido a la rutina ha irritado. En tal caso, se debería suspender el uso de inmediato. Tampoco se debiera usar retinol a la par con medicamentos para el acné, ni cosméticos que contengan ácido salicílico, ácido glicólico ni ácido hidroxicítrico.

Al ser vitamina A, podemos encontrar retinol en algunos alimentos fáciles de incorporar a una dieta balanceada. Se trata de frutas como la ciruela, mandarinas, mangos, duraznos, melón y pomelo; y verduras como papas camote, tomates, zapallo, espinacas, plátanos, coliflor, pimentón, zanahorias, lechugas, acelgas y brócoli.