¿Quién dijo que ser románticos está mal?

Romantico Paula



A fines de 2024, la aplicación de citas Bumble publicó un informe sobre las tendencias en citas para 2025. Mediante encuestas realizadas a cerca de 40 mil personas de todo el mundo, entre los 18 y 35 años, concluyeron, entre otras cosas, que este será el año del romance. De hecho, más de la mitad de las mujeres (52%) se autoproclamaron románticas y, para una de cada tres de ellas (37%), la falta de romanticismo ha tenido un impacto negativo en su vida sentimental.

No se trata de una muestra representativa, pero coincide con un ejercicio que hicimos con nuestras lectoras a través de Instagram. Frente a las preguntas: ¿Te consideras romántica? y ¿Cómo te gusta que te demuestren afecto?, la mayoría respondió coincidentemente con los resultados de la encuesta de Bumble: “Me considero romántica y me gustan los pequeños gestos amorosos”. “Me gusta que me muestren afecto con detalles, mensajes, canciones, acordándose de algo que me gusta”. “Un poco romántica. Que se anticipen, resuelvan y estén atentos a ti”. “Romántica 100%. Me gustan los pequeños detalles que muestran interés y preocupación, que escuchan”. Fueron algunas de las respuestas.

La inclinación al romanticismo parece evidente, pero ¿cómo convive este resurgimiento del romanticismo con la crítica al amor romántico como modelo de relación? En los últimos años el feminismo nos hizo ver que las narrativas tradicionales del amor que idealizan la pareja como el centro de la vida fomentan relaciones poco saludables. En este contexto, cabe preguntarse si la reivindicación del romanticismo implica un regreso a esos esquemas que habíamos cuestionado o se trata de una nueva forma de vivirlo. La respuesta esperable es que algo hayamos aprendido.

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Carolina Aspillaga, Doctora en Psicología, terapeuta de CIDEM y autora de No existe una forma de amar, reflexiones sobre el amor romántico, dice que un primer punto importante que considerar es que muchas veces se confunde la crítica al amor romántico como si fuese una crítica al romanticismo, entendiendo este como las situaciones o las expresiones que se dan en los contextos de pareja, donde hay muestras de amor, de cariño, de ternura, de sensibilidad, de cuidado o de seducción.

“Los feminismos no critican el romanticismo en términos de expresar cariño, cuidado o amor, lo que se critican son las normas, los roles, las expectativas de género que vienen asociadas a los vínculos de pareja y cómo ese modelo amoroso permite que se sostengan relaciones de género desiguales. Entonces, la crítica al amor romántico no es la crítica a expresar y recibir amor, ternura y cuidado”, explica. Y agrega que por eso hay autoras como Brigitte Vasallo que prefieren llamarle ‘modelo de amor Disney’, para que se evite esta confusión entre romanticismo y amor romántico.

En ese sentido, si entendemos el romanticismo como las expresiones de cuidado, de amor, de ternura, de seducción, no hay nada de malo en ser románticas, afirma Aspillaga. El problema viene cuando nos convencemos de que la pareja debe ser nuestra principal relación en la vida adulta; que cuando estemos en pareja vamos a sentirnos completas, vamos a encontrar la felicidad; que el amor todo lo puede; que existe un único amor verdadero y predestinado; y normalizamos que el amor es control y posesión del otro.

Estas creencias, además, refuerzan desigualdades de género porque lo que se espera del amor es distinto para hombres y mujeres. “A los hombres se les socializa desde pequeños bajo la idea de que tienen que ser proveedores, y por tanto, el centro de su vida es su profesión o trabajo; a nosotras, en cambio, se nos enseña que la pareja debe ser el centro de nuestra vida y fuente de felicidad, lo que impacta nuestra autonomía y la manera en que nos relacionamos”, señala Aspillaga.

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Otro malentendido en la crítica que hacen los feminismos al modelo de amor romántico, es caer en una mirada más bien individualista de las relaciones, en donde aparece el ideal de la autosuficiencia, como si estuviera mal cierto grado de dependencia a la pareja. “Somos seres sociales y en ese sentido somos interdependientes. La dependencia llega a ser un problema cuando caemos en el extremo en que no podemos tomar decisiones de manera autónoma, cuando creemos que sin la otra persona, nuestra vida deja de tener sentido. Pero el riesgo de caer en esta idea de que soy totalmente independiente del otro y no puedo depender ni querer cercanía de ninguna forma a mi pareja o a las personas que me atraen, puede hacer que nos sea difícil expresar nuestro amor, nuestra preocupación, nuestro cuidado y nuestro interés por el otro”, señala Aspillaga.

El significado de los gestos

Respecto de los gestos de “amor”, la experta explica que hoy día sí hay un mayor cuestionamiento de las expresiones que tradicionalmente eran consideradas como románticas, como por ejemplo, los celos. “Antes, muchas personas consideraban que ser celosa era una expresión de amor y que era romántico que tu pareja te celara. Hoy somos mucho más críticos respecto a eso”, dice. También ocurre con los gestos románticos marcados por estereotipos de género. “Por ejemplo, la idea de que el hombre es el que debe pedir matrimonio y hacerlo de una manera específica, con un anillo. Aunque no todas las personas se cuestionan estas normas, cada vez hay más conciencia sobre lo peligroso que es que ciertos roles y expectativas recaigan sólo en un género”, agrega la experta.

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En la encuesta de Bumble mencionan el concepto ‘micro-romance’, que es que en lugar de grandes gestos, la gente está adoptando una nueva forma de romanticismo: la expresión de los sentimientos a través de pequeños gestos de gran impacto. De hecho, la mayoría de las personas solteras (86%) está de acuerdo en que la forma en que mostramos amor y afecto ahora incluye comportamientos como enviar memes, una lista de reproducción, compartir chistes internos o paseos matutinos para tomar café.

“Hoy día hay una mayor libertad para pensar que hay otras formas de expresarnos amor que salen de lo que estereotípicamente hemos aprendido como romántico. Ya no solamente se considera romántico una serenata, una cena bajo la luz de las velas, sino que estamos abriendo más el espectro de las expresiones de amor, de preocupación, de cuidado, de ternura o de seducción. Y me parece que está bien porque no existe una sola forma de expresar amor”.

Todas las personas que están en pareja esperan o aprecian las expresiones de amor, ternura, cuidado y seducción. Entonces, ¿cuál es el problema de que estas expresiones sean, justamente, las estereotipadas? La psicóloga y magíster en psicología clínica y de la salud, Valentina Oñate señala que ha habido una sistemática deslegitimación de los gestos románticos más populares en forma de regalos, tales como flores, chocolates u osos de peluche, porque han sido muy recurridos para enmendar situaciones de incumplimiento de acuerdos en vínculos que requerían mucho más que eso. “Es fácil evocar la imagen de alguien que regala flores para pedir perdón, por ejemplo. Entonces la presencia de esos actos repetidamente en esos escenarios está provocando cierto rechazo y a la vez propiciando el deseo de gestos que sean más auténticos. Es decir, la preferencia al cuidado y respeto en el cotidiano versus gestos llamativos ocasionales que no se condicen con lo que se vive en el día a día de la relación”.

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De hecho, el cuidado en el cotidiano genera un ambiente más propicio para construir relaciones que se perciban como auténticas que los grandes gestos que podríamos estar copiando de una película. “E incluso si tenemos las ganas de grandes gestos, probablemente serán más valorados si ocurren en un contexto en que el amor se expresa como acto cotidiano y acorde a los valores que son importantes para cada persona”, agrega.

En resumen, es importante no perder el romanticismo en las relaciones de pareja. Que te abran la puerta del auto, que te paguen la cuenta o te regalen flores, no tiene nada malo si ocurren en un contexto en que el amor se expresa como acto cotidiano de respeto y cuidado; por el contrario, tienen todo de malo si se dan en el marco de una relación desigual en la que las únicas demostraciones de amor son estos gestos y no un cuidado y respeto permanente.

“Lo más importante y necesario en las relaciones es que nos expresemos amor; sentir que mi pareja me ama, que se preocupa de mí, que estoy en su mente a diario, así como es necesario que mi pareja perciba lo mismo de mí. Entonces, cuando hablamos de romanticismo yo estoy entendiéndolo como el expresarnos amor. Y sí creo que es importante seguir expresándose amor a través del tiempo, aunque llevemos muchos años de relación”, concluye Carolina.

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