Raúl & Gabriel Peralta al unísono
Hasta hace un año se separaron por primera vez para irse a vivir con sus pololas. Cada gemelo en su propia madriguera. Pero antes, y desde siempre, estar juntos ha sido la tónica. Raúl y Gabriel, los Power Peralta, le han sabido sacar trote a su homología como bailarines urbanos, lo que los llevó hasta el Cirque du Soleil. Hoy son una marca registrada, con un equipo de 60 personas que trabaja para ellos. Acá, hacen un recorrido por su historia, contándola en forma estéreo: lo que comienza a narrar uno, el otro lo termina.
Paula 1248. Sábado 7 de abril de 2018.
Gen del baile
"Nuestros padres son bailarines profesionales y ellos dedicaron su vida a su trabajo. Pero, sabiendo lo agraz de la profesión, siempre nos disuadieron para que no elijamos el mismo camino. Aunque en casa crecimos con musicales y referentes como Mijaíl Barýshnikov, nuestro papá nos exigía buenas notas. Yo, Gabriel, era bueno para estudiar, pero mi hermano Raúl daba bote. Era gordito, pero empeñoso y a los 13 años se encerraba en su pieza a sacar pasos de baile de los videoclips de Michael Jackson y Paula Abdul que daban en el MTV. Me decía: 'Gabo, deja enseñarte esto'. Pero a mí no me interesaba. Por su baile, empezó a hacerse conocido en nuestro colegio –el Liceo Alemán, que es solo de hombres–, y luego lo empezaron a llamar de los colegios de mujeres para armarles las coreografías. Recién ahí me interesé yo. Todo era muy aficionado y no nos dedicábamos al 100%. De hecho, Raúl estudió Publicidad y yo Diseño Industrial. En paralelo, bailábamos de forma autodidacta. En 2003 Raúl participó en el programa Rojo de TVN y salió segundo. Ganó una beca para estudiar Ballet Clásico en el Teatro Municipal. Nunca cobró el premio".
El despegue
"Lo que quería era irme a la cuna del hip hop y del break dance", dice Raúl. "Convencí a mi hermano para irnos a estudiar a Nueva York. Juntamos la poca plata que teníamos y nos inscribimos en la Broadway Dance Center, la misma academia donde estudió Marty Kudelka, el coreógrafo de Justin Timberlake y Janet Jackson. Era principios de 2007 y para ganar plata extra empezamos a bailar en la calle. La primera vez que lo hicimos, fue la primera vez que nos vestimos idénticos para un show. La fórmula funcionó: era tal como ver a dos cuerpos en uno, unidos por el baile. Ganamos 50 dólares. Después de 3 meses volvimos a Chile y empezamos a enseñar baile urbano en una escuela de danza. La voz se corrió y nos llovían invitaciones para ir a matrimonios, cumpleaños, eventos, malls... hacíamos de todo. Así llegamos a bailar todos los días en el programa Cadena Nacional que Ignacio Franzani conducía en Vía X".
La consagración
"Llegaron los auspicios de marcas, las campañas publicitarias y, con ello, la consolidación de un sueño: en 2011 fundamos la Power Peralta Dance Studio, nuestra academia que hoy tiene 4 sucursales. Un año más tarde nos convocaron para participar en ¡Q'Viva! The Chosen, el programa buscatalentos de Jennifer López, Marc Anthony y Jamie King, que es el director de los tours de Madonna y fue bailarín de Michael Jackson. Él nos llamó para participar sin hacer audición en su proyecto Michael Jackson One, del Cirque du Soleil en Las Vegas. Allí estuvimos 2 años e hicimos más de 500 shows. Cuando le preguntamos a King: '¿Por qué nosotros?'. Él dijo dos cosas que tenemos marcadas hasta hoy: 'Porque cuando ustedes estuvieron en ¡Q'Viva! yo los mandaba a empujar una mesa al fondo del escenario o los ponía adelante de este, y ustedes lo hacían con la misma pasión. Eso no lo tienen todos. Y porque cuando entran al escenario lo hacen como si fuera la última vez y eso me recuerda a mí'. Fue un tremendo honor para nosotros escucharlo decir eso".
Los costos
"Lo hemos dado todo por este viaje. Y eso significa que no siempre la gente que te rodea comprende que pongamos por delante nuestras carreras, por sobre la familia, amigos y parejas, especialmente cuando viajas todo el tiempo y te pierdes cumpleaños, navidades y fines de semana. Esto tiene que ver con un sueño, con trabajar duro para conseguirlo porque, tal como los futbolistas, nosotros somos bailarines de alto rendimiento, donde dejar de bailar un día afecta tu desempeño y va a llegar un momento en que nuestros cuerpos nos van a decir: 'se acabó'. Otro costo tremendo es el físico porque, después de tantos años, te vas resintiendo. Por esta causa vivimos el momento más duro de nuestra carrera: ya contratados en el Cirque du Soleil, yo, Gabriel, me tuve que operar de urgencia de los meniscos en mi rodilla izquierda. Raúl ya estaba concentrado en Canadá y cuando yo llego, en el examen físico me dicen que me quedan entre 6 y 9 semanas de recuperación y que tendrían que prescindir de mí y mandarme a Chile. Fue durísimo porque uno vive para estas experiencias. Ahí Raúl me dice: 'Juntos en las buenas y en las malas; me devuelvo contigo'. Pero ¿cómo podría dejar que él renuncie a su sueño? Al menos uno de nosotros tenía que vivirlo. En contra de toda la producción, Jamie King dijo: 'No importa que se pierda dos meses de entrenamiento, sé que va a lograr ponerse al día y terminarán bailando juntos'. Y así fue".
Las lecciones
"Cuando éramos jóvenes pensábamos que la cima era ser rostro de una marca o cobrar una alta suma de dinero o llegar a Cirque du Soleil o tener tu propio programa de TV (Imparables, en Chilevisión en 2017) o tener tu propia empresa de entretenimiento (Power Entertainmet). Pero lo cierto es que nos damos cuenta de que la cima no existe, porque todos los días vas a necesitar algo nuevo que te levante. Lo que hicimos en el pasado ya fue. A nosotros nos motiva lo próximo y lo próximo. Hemos creado de nosotros una marca registrada. Hoy ya no es tanto sobre los pasos de baile, sino de motivar a otros a encontrar su pasión y trabajar por ella. A quienes nos preguntan: '¿Cómo lo hicimos?', les decimos: 'Esto es 1% talento y 99% trabajo'".
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