Anny Bernales recibió la noticia en plena pandemia. Sentía algo raro en el cuerpo y tenía sospechas, sobre todo después de palpar un bulto pequeño en un pecho. Cuando le diagnosticaron cáncer de mama, en febrero de 2020, sintió que una bomba de tiempo llegaba a su vida. Y todo pasó rápido: en abril de ese año le realizaron una mastectomía radical por temor a que la enfermedad siguiera expandiéndose. “Estás viva y tienes que agradecer eso”, le dijeron más de una vez. Y la frase en ese momento le hizo sentido. Trató de repetirla cuando se miró al espejo por primera vez y la inundó algo que recuerda como una “sensación de mutilación”.
En enero de 2021 terminó el tratamiento y los médicos le dijeron que podía solicitar una reconstrucción mamaria a través del sistema público. Con eso empezó la espera, los trámites y un “peloteo constante” con los distintos organismos de salud. “Uno quiere operarse porque cada vez que te miras al espejo recuerdas todo lo que pasaste y necesitas cerrar ese ciclo. Te afecta la autoestima. Te quieres poner un vestido lindo y no puedes. Los sostenes para estos casos son muy feos, no puedes ponerte traje de baño. Tu cuerpo se ve raro. Es algo que te afecta”, cuenta esta mujer de 51 años. “Es un tema de salud mental, no es una operación estética”, agrega.
Su testimonio, así como otros recogidos por Paula, da cuenta, como bien dice Anny, de un problema de salud que afecta a muchas mujeres en nuestro país. Si bien no existen datos actualizados, la última cifra entregada por el Ministerio de Salud es que 400 pacientes se encuentran a la espera por una reconstrucción mamaria en el sistema público de salud. El Observatorio del Cáncer se encuentra en este momento realizando el primer registro de pacientes en espera de reconstrucción mamaria en Chile; hasta ahora han entrevistado a cerca de 280 mujeres, pero es un trabajo que aún no está terminado.
El objetivo de esta operación es restaurar la forma, apariencia y simetría de la mama extirpada mediante implantes, expansores o tejido de la propia paciente. Un procedimiento que se encuentra actualmente en la canasta GES para el tratamiento del cáncer de mama, y que consta de, al menos, 3 o 4 cirugías. En condiciones óptimas esto podría durar un año en promedio. Sin embargo la realidad dista de eso: actualmente las mujeres esperan en promedio 7 años para recién comenzar el proceso, y hay casos de personas que llevan más de veinte años a la espera de poder someterse recién a su primera cirugía.
Es más, cifras entregadas por la Cámara de Diputados, dan cuenta que solo el 30% de las mujeres con cáncer de mama se somete a la operación de reconstrucción en el sistema público, mientras que, en el privado, este número alcanza un 95%. La jefa de la Unidad de Patología Mamaria del Hospital San José e integrante del comité técnico del Observatorio del Cáncer, Gladys Ibáñez, indica que, si bien la reconstrucción mamaria es una prestación que está cubierta por el GES, no existe un tiempo definido que garantice la realización del tratamiento, lo que genera que, en muchos casos, éste se termine haciendo varios meses o años posteriores a la mastectomía inicial.
El problema es que esta espera tiene consecuencias. “Esperar mucho tiempo por una reconstrucción tiene varios efectos negativos para las pacientes, principalmente en su calidad de vida y su estado de ánimo. Muchas pacientes dejan de mirarse al espejo después de una mastectomía, están con depresión, y lo pasan muy mal. A veces usan una prótesis externa que es calurosa, pesada y produce irritación de la piel”, dice la doctora Claudia Albornoz, directora de la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica (SCCP). Y en términos médicos también hay diferencias: “mientras más tiempo se espera para la reconstrucción después de la mastectomía, la piel se retrae y adhiere más a la pared torácica y es más difícil expandirla, por lo tanto, muchas veces hay que reemplazar por completo esa piel al momento de realizar la reconstrucción”, agrega.
Reconstrucción inmediata
Para Cecilia Gómez Campbell (46) nunca fue opción posponer la reconstrucción. Es paciente de la doctora Albornoz en el sistema privado. Tuvo un primer cáncer en donde le hicieron una mastectomía parcial, pero el cáncer volvió y le tuvieron que hacer una mastectomía total bilateral, es decir, le sacaron ambas mamas. En su caso, usaron la misma cirugía de la mastectomía para instalar los expansores. Dos meses después, en una segunda cirugía, le pusieron los implantes y, dos meses después, le reconstruyeron el pezón y la areola.
“La experiencia de vivir un cáncer y más encima después quedarte mutilada, debe ser doblemente doloroso. En mi caso, como desde la primera cirugía quedé con los expansores que tienen volumen, nunca me vi ciento por ciento sin pechugas”. Y eso fue un bálsamo dentro del proceso. “Me siento agradecida de mi equipo médico porque me ayudaron a tomar las decisiones correctas, y también privilegiada de haber tenido la opción de hacerlo de inmediato”, dice. Y es que, para ella la reconstrucción es la única manera de cerrar el ciclo. “Si no, es un recordatorio constante de que hay algo pendiente”.
Según el estudio Alternativas de reconstrucción mamaria inmediata, publicado en 2023 en la Revista de Cirugía, y realizado por un equipo del Departamento de Cirugía del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, “el ‘gold estándar’ en los países desarrollados es la reconstrucción mamaria inmediata”. Es decir, usar la misma cirugía de la mastectomía para la primera etapa de la reconstrucción, como fue el caso de Cecilia.
Partir con la reconstrucción en el momento de la mastectomía, tiene varias ventajas, complementa la doctora Albornoz: “Para empezar, permite que la mujer que tuvo una mastectomía no salga ‘plana’ de pabellón, que tenga algún volumen que permita disminuir el defecto que deja la mastectomía”, lo que influirá en el estado de ánimo de las pacientes mientras se realizan el tratamiento oncológico.
Por otra parte, los resultados estéticos que se pueden obtener con una reconstrucción inmediata son mejores que con una reconstrucción diferida, dice el informe: evita la retracción y fibrosis de la piel, haciendo posible mantener la mayor cantidad de piel nativa de la mama; disminuye la deformidad de la mastectomía, lo que favorece la calidad de vida y autoestima de las pacientes; y por último, reduce el número de cirugías y evita el uso de prótesis externas, que son pesadas e incómodas. Y pese a que su recuperación es un poco más lenta, implica un mejor resultado estético.
En términos médicos, aunque casi todas las mujeres son candidatas a realizarse una reconstrucción al momento de la mastectomía, no todas pueden optar por una reconstrucción inmediata. “Depende de la edad fisiológica, de si son fumadoras, de si tienen obesidad, de si están en quimio o radioterapia”, dicen desde el Observatorio del Cáncer.
Sin embargo, buena parte de las veces, la demora tiene que ver con otras razones en el sistema público: como son pocos los cirujanos y hay un sinnúmero de patologías que deben ir resolviendo, muchas veces, la reconstrucción pasa a un segundo plano. Pierde urgencia. Se deja al final porque se cree que es algo netamente estético, a pesar de que los testimonios de las mujeres demuestran que va más allá de eso.
En los últimos años, de todas maneras, ha habido algunos avances y de a poco la reconstrucción inmediata ha ido tomando más espacio en el sistema público. “Hay equipos de cirujanos plásticos y también de cirujanos de mamas que están haciendo reconstrucción inmediata en el sistema público, y se han incentivado programas para que médicos de Santiago vayan a regiones a realizar estas cirugías”, aclaran desde el observatorio.
Para mejorar esa situación y a través del impulso dado por el Observatorio del Cáncer, recientemente el Senado y la Cámara de Diputados, enviaron dos proyectos de acuerdo y resolución, respectivamente, que solicitan al Presidente de la República y al Ministerio de Salud establecer un plazo determinado para la reconstrucción mamaria en pacientes sobrevivientes de cáncer de mama, independientemente de su sistema de salud. “De ser aprobada la ley, se establecería un plazo máximo de espera post mastectomía, y eso empujaría a que más mujeres puedan acceder realmente a esta parte tan importante del tratamiento del cáncer de mama”, concluye la doctora.