A comienzos de año, es casi imposible escapar de frases como: “Tendencias para este verano”, “Cosas que debes comprar este año” o “Prendas básicas para este 2025″. Estas frases se repiten constantemente en redes sociales y conversaciones cotidianas, reflejando cómo la moda y el maquillaje han trascendido lo meramente estético para convertirse en un lenguaje no verbal que expresa identidad, pertenencia y, en muchos casos, el deseo de destacar.
Según la socióloga Catalina Tapia, las personas siguen tendencias porque buscan identificar aquello que es socialmente aceptado en un determinado contexto o época. Más allá de lo estético, estas modas se convierten en fuerzas que movilizan a la sociedad, influyendo en las relaciones y en la forma en que nos conectamos con los demás.
Claudia Salas, periodista experta en moda (@claudiapazsalas), destaca que la vestimenta y los accesorios comunican quiénes somos y a qué grupo pertenecemos. “Hay personas que critican o que dicen que no hay que ser esclavos de la moda (lo cual comparto); sin embargo, somos seres sociales y es normal que nos queramos identificar con nuestro entorno”.
Manuela Rondón, influencer y creadora de contenido de moda (@ellaesmanuela), comparte esta visión y señala que las tendencias funcionan como una fotografía del momento cultural. “De cierta manera, todos estamos influenciados por las tendencias, sea que las usemos o no, pero somos parte de esa cultura pop”, explica. Además, subraya que cuando alguien se identifica con una moda en particular, no es solo por un gusto estético, sino porque también refleja una ideología y un estilo de vida.
Por su parte, la socióloga Catalina Tapia señala que el significado de las tendencias depende del uso personal que cada individuo les dé. Mientras algunos las siguen porque realmente les gustan, otros las adoptan como una forma de conexión con su entorno. Por eso, definir qué representan las modas en términos absolutos es complejo, ya que su impacto es profundamente subjetivo.
Hoy en día, gracias a las redes sociales, seguir la moda es más fácil que nunca. Tik Tok está repleto de videos que adelantan qué estilos dominarán cada temporada, Instagram muestra a influencers exhibiendo combinaciones de outfits, y Pinterest se ha convertido en una plataforma clave para quienes buscan inspiración en ropa, accesorios, colores y cortes de cabello. Esta interconexión global ha hecho que las tendencias no solo sean locales, sino universales, expandiéndose rápidamente a lo largo de todo el mundo.
La llamada Generación Z que actualmente tiene entre 20 y 30 años, es una de las más influenciadas por las tendencias y la moda, especialmente por el impacto del Internet y las redes sociales. La psicóloga clínica Javiera Vera explica que esta constante exposición ha generado un “efecto de rebaño (herd effect), donde los Z se sienten presionados por seguir las tendencias y las modas, así al final las personas se sienten más aceptadas y validadas por la mayoría”.
A este análisis de Vera se suma la perspectiva de Catalina Tapia, quien destaca cómo las redes sociales han acelerado la difusión de tendencias. El contenido que consumimos y las personas que seguimos influyen directamente en nuestras decisiones de compra. Un ejemplo claro de esto es el impacto de los influencers: al ser patrocinados por marcas, su audiencia adopta rápidamente los productos que promocionan, generando una expansión masiva de ciertas modas y estilos en poco tiempo.
La voz de los Z
Para algunos, seguir la moda es una manera de encajar y sentirse parte de un grupo; para otros, es una pasión que disfrutan sin sentirse presionados. Las decisiones sobre qué vestir y cómo presentarse están, en mayor o menor medida, influenciadas por el entorno digital y social.
Para Ángela Poblete (23), por ejemplo, la moda es más que una elección: es un pasatiempo y una fuente de felicidad. Disfruta de seguir pasarelas, revisar revistas y estar al tanto de lo último en la industria. Su conexión con la moda es tan fuerte que vestir algo que no esté en tendencia le resulta impensable, aunque dice que no lo hace por presión social, sino por convicción propia. “Usar algo que no esté a la moda no es una opción para mí. Me hace, derechamente, sentir mal no estar vestida como me gusta o como marca la tendencia”, afirma.
Karla Garrido (30), en cambio, disfruta de las tendencias con otra perspectiva. Para ella, lo primordial es la comodidad y la posibilidad de adaptar cada moda a su estilo personal. “El principal enganche para seguir una tendencia es que esta sea cómoda, o en caso contrario, tratar de adaptarla a mi estilo personal, pero siempre por gusto y no por presión social”, explica.
Por otro lado, Constanza Ávalos (24) ve la moda como una extensión de su identidad. No adopta cada tendencia sin cuestionarla, sino que elige lo que realmente le gusta. “No compro todo lo que está a la moda, solo compro cosas que me gustan y llaman mi atención personal”, dice. Su prioridad es sentirse cómoda y bonita, más allá de si una prenda está o no en tendencia.
Alanis Bustos (22) considera que el estilo es un reflejo del cambio constante en las personas. Ha pasado de rechazar una moda a adoptarla después de verla en distintos contextos, aunque siempre busca un balance entre lo atemporal y lo en tendencia. “Usar cosas que estén a la moda me hace sentir aún más linda”, asegura.
Para la Generación Z, la moda y el maquillaje van más allá de lo estético: son herramientas de expresión, identidad y conexión con su entorno. Mucho más que en generaciones anteriores. Y es que crecieron en un mundo hiperconectado, donde las tendencias cambian rápido y las redes sociales influyen en cómo se ven y se presentan. Estas modas no son solo pasajeras, sino que forman parte de la cultura y la identidad de una generación que se define, en gran parte, por su capacidad de adaptarse y reinventarse constantemente.