Paula 1119. Sábado 13 de abril 2013.
Tienes 28 años, ¿hasta qué edad uno puede ser modelo?
Hasta la edad que tú quieras. Fuera de Chile me ha tocado desfilar con mujeres de 70 años.
¿Y a ti te gustaría seguir como modelo hasta cuándo?
¡Hasta los 90! (risas). Hablando en serio: tengo planes de retirarme de la pasarela porque ahí sí que hay tope de edad. Pero los comerciales y catálogos no tienen ese tope, entonces lo voy a seguir haciendo mientras me sigan pagando.
¿Lo haces porque te entretiene o solo por plata?
La mayoría del tiempo lo hago por plata, porque es una pega que no tiene muchas complicaciones, no tienes que esforzarte tanto. Pero lo que es la pasarela me tiene bastante aburrida y creo que lo voy a dejar en el corto plazo. Es muy rutinario. Cuando chica me preocupaba de caminar mejor, era más competitiva, luchaba para salir en la foto. Con los años se te quita la competitividad, lo haces igual que siempre, no hay nada que mejorar. Ni siquiera te das cuenta de la ropa que estás desfilando.
Ya, pero el backstage tiene adrenalina y modelos que se hacen zancadillas, ¿eso igual le pone color o no?
Hay un poco más de emoción en el backstage, pero si la moda no te ralla la papa, la verdad es que los desfiles no son tan entretenidos.
¿Es verdad que los modistos gritan y hay como una histeria detrás de la pasarela?
Sí, el gritoneo es pan de cada día, pero yo ya ni los escucho.
De los modistos top que desfilaste en Europa, ¿cuál era el más histérico?
A mí me tocó desfilar con diseñadores de la talla de Jean Paul Gaultier y Hermès, pero nunca los veía. Tenían como 15 suches que les hacían la pega.
¿Y te tocó que alguna modelo te tirara el pelo o te quitara tu tenida?
Me ha pasado. Pero confieso que a estas alturas yo soy la que cambia las tenidas. Como soy la vieja del grupo, llego y elijo.
¿Eres prepotente?
Creo que las cabras chicas me ven así. Como llevo tantos años, soy la regalona, y si no me quiero poner algo, no me lo pongo. Pero a las cabras chicas les toca no más.
¿Cómo manejas el tema del pudor? ¿Te da nervio pasearte en traje de baño ante la mirada de todos?
Sí, me complicaba siempre el tema del traje de baño y de la lencería, así es que un día dije no más. Si me pagan cuatro millones de pesos, estaría dispuesta a volver a hacerlo. Lo que pasa es que da vergüenza, porque la cara de la gente que va a ver los desfiles está justo a la altura de tu poto. Es lo peor, te sientes pésimo.
"Me complica desfilar lencería o en traje de baño. Da vergüenza, porque la cara de la gente que va a ver los desfiles está justo a la altura de tu poto. Es lo peor, te sientes pésimo".
Fuiste Miss Chile en 2005. ¿Sufriste o gozaste?
Depende de cómo te lo tomes. En el concurso Miss Universo vi a las mujeres estresadísimas. Yo lo estaba pasando bomba porque fui con ninguna expectativa. Lo genial es vivir la vida de una reina, estar todo el día con guardaespaldas, loquísimo. Pero también es bastante aburrido por la cantidad de eventos formales que tienen las reinas.
¿Cuál es el defecto que más deploras de ti misma?
Soy un poco agresiva, me salgo un poco de madre.
Y con los años, ¿la madurez no te ha ayudado a calmar esa agresividad?
Si, cuando chica era una maldad con patas, te podía decir espinilluda, gorda. Hoy lo tengo más controlado.
¿Cuántas veces en tu vida has recurrido al sicólogo o al siquiatra para lograr mayor equilibrio?
Nunca he dejado de ir.
¿A qué edad empezaste?
Como a los 17. Ahí empecé a lograr controlar mi agresividad. Si no voy a terapia me empiezo a transformar en un ser humano cruel.
¿Le caes mal a los demás?
Mucha gente me ha dicho que sí. Inspiro un poquito de miedo porque soy demasiado directa.
Oye, pero tienes el ego bien alto.
Me quiero bastante, no te lo voy a negar, pero tengo conciencia de mis defectos y por eso mismo gasto fortunas en terapias para tratar de aminorarlos.
¿Siempre haces la misma terapia o has ido cambiando?
Sicólogo, siquiatra, pastillas, gotitas… Las he hecho todas.
¿Cuál te ha funcionado mejor?
Uno pasa por épocas, para qué te voy a negar que a veces los ansiolíticos me han hecho regio. Hay etapas de la vida en que estás mal y necesitas algo que te encamine. Pero lo que más me ha resultado hasta el momento es ir donde una persona que me controle y me diga las cosas que nadie me quiere decir.
Cuando a los 18 años partiste a vivir a Europa, ¿quién te terapió?, porque debe ser muy duro todo eso.
Nadie, por eso me entregué a los excesos.
¿De qué tipo?
De comida, de carrete, de todo lo que me pusieran en frente. La nutella se transformó en mi mejor amiga y, sin darme cuenta, engordé 14 kilos.
¿Y seguías modelando con esos 14 kilos de más?
No, ahí me dijeron que me fuera para mi casa a adelgazar. Fue grande el trauma y ahí me di cuenta de que el modelaje internacional no era lo mío.
¿Entonces, te viniste a Chile y nunca más volviste a trabajar a Europa?
Nunca. Bajé de peso y todo, pero me di cuenta de que quería vivir un estilo de vida un poco más tranquila y acompañada. Me sentía sola y era muy chica.
¿Lloraste cuando te mandaron de vuelta?
No, estaba chocha porque me vine para mi casa. Cuando me empezaron a llamar para que me fuera de vuelta, me vino una depresión. Lloraba todo el día y ahí me di cuenta de que no quería volver. Entonces me convencieron para dar la prueba de aptitud y me fue regio, entré a la universidad que yo quería.
Eres socióloga, ¿te gustaría trabajar en eso alguna vez?
No. Mi estilo de vida no me va a permitir jamás sentarme en una oficina frente a un computador todo el día. Ya me malacostumbré.
¿A qué te malacostumbraste?¿A ganar plata más fácil?
Creo que sí. Pero, más que la plata, el hecho de poder controlar los horarios es impagable. Si un mes gané harto, después decido no desfilar.
¿Quién es tu próximo candidato para presidente de Chile?
Creo que por Velasco. Porque es buen mozo, ponte tú.
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