Retomando a Dead Can Dance

Sacaron un disco después de 16 años de silencio e hicieron una gira de promoción que los trajo a Chile en diciembre pasado. Tras el inesperado éxito, vuelven para cerrar su tour mundial el 13 de julio. Acá, cuatro claves para ponerse en órbita con una de las bandas que marcó el sonido de los noventa.




Paula 1124. Sábado 22 de junio 2013.

Sacaron un disco después de 16 años de silencio e hicieron una gira de promoción que los trajo a Chile en diciembre pasado. Tras el inesperado éxito, vuelven para cerrar su tour mundial el 13 de julio. Acá, cuatro claves para ponerse en órbita con una de las bandas que marcó el sonido de los noventa.

Banda culta

Si su segunda placa Spleen and ideal (1985) toma su nombre de la primera parte del libro Las flores del mal –del poeta simbolista francés Charles Baudelaire–, la portada de Aion (1990) es un detalle del cuadro El jardín de las delicias, del pintor holandés del siglo XVI, El Bosco. Yendo más atrás, hay referencias a la antigüedad clásica en canciones como Ulyses, del disco The serpent's egg (1988). E Into the labyrinth (1993), de hecho, es casi un disco conceptual con el mito del eterno retorno como leitmotiv. Citas de este tenor hay en cada uno de sus trabajos. Nada mal para un par de músicos que antes de reunirse tocaban punk rock.

Neo-barrocos, no góticos

Hay dos etiquetas que siempre le han colgado al dúo de origen australiano formado por Brendan Perry y Lisa Gerrard: que son góticos y que hacen world music. Lo primero se deba quizás a su nombre (nacido, según ellos, de la idea de dar nueva vida a instrumentos arcanos) y lo segundo, a que recogen sonidos que van desde cantos tribales de Oceanía hasta el barroco temprano europeo. Ambas corrientes han convivido desde su disco homónimo, con el que debutaron en 1984, hasta Anastasis, su entrega de 2012. En una entrevista dada a la revista española Playground, la vocalista define su música como neo-barroca, aunque también declaró que no le interesan los enfoques académicos.

Muertos en vivo

Como banda no funcionaban desde 1996, aunque hicieron una gira de reunión en 2005, luego de la cual siguieron cada uno con sus carreras solistas (Brendan ha sacado solo dos discos, mientras que Lisa ha participado en numerosas bandas sonoras, incluida la de Gladiador). El show que traen debiera ser similar al que montaron en Espacio Riesco y el Casino Monticello en diciembre pasado: más de dos horas de duración, centrado en su último trabajo, con siete músicos en escena y ellos dos oficiando de maestros de ceremonia. Con sus atuendos oscuros y voces profundas, en una puesta en escena casi sacerdotal.

4AD

Quien haya sido adolescente y se haya vestido de negro a comienzos de los 90, conoce la importancia que tuvo para la música "under" este sello británico de fines de los 70 que acuñó los nueve discos de la banda hasta que se detuvieron en 1996 con Spiritchaser (hoy son parte del catálogo de PIAS, que editó su último disco Anastasis en 2012). Además de los australianos, en 4AD confluyeron bandas oscuras de sonidos etéreos como Cocteau Twins, Dif Juz, This Mortal Coil y Clan of Xymox y The Pixies, la banda que marcó el sonido independiente de los 90. En la actualidad cuentan con figuras emergentes como Bon Iver, Scott Walker y la canadiense Grimes.

Dead Can Dance cierra su tour mundial el sábado 13 de julio en el Movistar Arena del Parque O'Higgins. Entradas entre $ 12.000 y $ 90.000 en Puntoticket.

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