Llevaba años soñando con traer a Chile la obra Reservas completas. Desde que la vio en 2001, cuando fue a hacer un MBA a Chicago. Se fue a Estados Unidos para estudiar un máster y terminó volviendo con un proyecto más en carpeta. Es que Ricardo Saieh tiene dos mundos: el del teatro y el empresarial. "Las dos cosas me gustan, aunque admito que hay que pelear bastante con los prejuicios", advierte el actor de los Monólogos de la marihuana, que hoy ha dado que hablar por su interpretación de 31 personajes en esta obra importada desde Broadway. Todo un éxito de taquilla que espera replicar acá, con funciones hasta noviembre próximo.

"Tenía muchas ganas de asumir este desafío de interpretar tantos personajes, de los cuales 18 son mujeres. Tienes que mostrar versatilidad, no es fácil, pero bien hecho puede ser un buen trabajo", admite.

A diferencia de Felipe Ríos, su compañero de actuación, Saieh no aparece en las tablas, sino en una pantalla. Originalmente, explica, la obra entera era interpretada por una sola persona, pero acá decidieron que Ríos protagonizaría el rol de actor que trabaja atendiendo un exclusivo restaurante y que él se haría cargo de los 31 personajes que llaman al local demandando una mesa para la noche.

¿Algún personaje en especial que hayas disfrutado hacer?

La que más me gusta es la secretaria de la agencia de talentos donde llama Sam (Felipe Ríos). Muy floja y mentirosa. Con mucho maquillaje encima. Creo que es un prototipo de persona que existe en estos ámbitos, que te dice que está haciendo toda la pega por ti, cuando en realidad no es verdad.

Descríbeme la escena, por favor.

Se ve la escenografía, una oficina moderna, con computadores y mesas en tonos grises. Ella se depila, se pinta las uñas, los labios. ¡Hace nada!

¿Por qué pensaste que esta era una obra que tendría que mostrarse en Chile?

Porque igual habla de dos aspectos actuales del Chile de hoy: esta desesperación por querer pertenecer a algo; ese arribismo, y el abuso de poder. Este pobre Sam -muy bien interpretado por Felipe Ríos- hace su trabajo de buena forma, pero el nivel de maltrato que tiene es terrible. Es un tema fuerte, pero está tratado desde el punto de vista del humor, entonces la gente se identifica y ríe.

Dos temas muy chilenos. Podría haber sido una obra dramática, pero ¡fue humor!

Exactamente, eso hace que la gente esté más dispuesta a verla.