Aníbal: Nosotros trabajamos en una oficina que intenta ser lo más autosustentable posible. En total somos cuatro marcas las que convivimos en el mismo espacio y, pese a que cada una sea un proyecto diferente, todas buscamos ser lo menos agresivas con el medioambiente. Mi agencia llegó a este espacio hace un poco más de tres años. En la oficina anterior teníamos nuestra huerta, paneles solares y compostábamos. El problema fue que nos quedó chica y tuvimos que buscar un nuevo lugar. Llegamos a esta casa y una de las cosas que más nos gustó fue su jardín. Ahí hicimos un huerto en espiral para poder compartir entre todos.
Rodrigo: Al poco tiempo Aníbal se fue a estudiar a otro país y el jardín se fue perdiendo. Se taparon unas cañerías con unas raíces de un árbol y tuvimos que hacer unos hoyos enormes que terminaron por destruir todo el pasto. Al final, todo esto se convirtió en un peladero y eso deprimió un montón al resto. Hasta que un día, luego de llevar meses sin poder disfrutar del patio, lo miramos y, junto a otro compañero, nos motivamos para crear un nuevo proyecto. Le sacamos una foto al patio y fuimos marcando sobre ella los espacios que queríamos tener. Así, diseñamos esta huerta que terminó por convertirse en una fuente importante para nuestras comidas. Al principio no nos tenían mucha fe y se reían un poco de nosotros. Pero estábamos tan motivados con la idea que hasta veníamos los fines de semana para ejecutarla. Y cuando llegó Aníbal de su viaje, trajo consigo el golpe de energía que necesitábamos para terminarla.
Aníbal: Ahora todos disfrutamos de la huerta. La usamos para arreglar nuestros platos o preparar algo nuevo. Tenemos tomate, kale, zanahoria, albahaca, pimentón, zapallo, lechuga, ají, etc. Rodrigo es el artista de la cocina. Con un par de verduras puede hacer la mejor comida del mundo. Su especialidad, para mí, es la salsa de ají. Acá todos aportan su granito de arena, pero no porque sea obligación, sino porque realmente lo quieren hacer. Nosotros dos nos preocupamos de que el resto se interese por esto y que aprendan sus procesos. Y creemos que a todos les encanta tener este espacio de relajo en un lugar que suele ser asociado al 'estrés'. La idea es desprendernos de esa imagen y hacer del trabajo una instancia de aprendizaje en todo sentido. Hay muchos compañeros que antes no comían verduras, pero después de formar parte de sus procesos, cambiaron su alimentación.
Rodrigo: Yo tuve la experiencia de trabajar en una oficina tradicional, en la que en los tiempos libres salía a fumar un cigarro y tomar bebida o café, y estar rodeado de naturaleza acá me entrega otro tipo de descanso. Siento que cuando toco la tierra o me pongo a cosechar, me despejo mucho más. También me gusta mucho el sentido de comunidad que se crea gracias a esto. El año pasado creció un zapallo enorme y todos estábamos expectantes de su cosecha. Y cuando salió, preparamos unas sopaipillas exquisitas para compartir entre todos. Sin embargo, inconsciente cada uno de nosotros cumple su rol. Aníbal sabe mucho de prolijidad y cuidados. Si no fuese por él, la huerta sería un caos. Mi rol es más de la tierra. De picotearla, mezclarla con el compos, etc. Casi todo lo que sé, lo aprendí de Don Carlos, un viejito de Pichilemu que tiene su propia huerta y cada vez que alguien pasa por ahí grita: "Vecino, ¿quiere una verdurita?". Siempre sentí una admiración profunda hacia él y me encanta poder hacer esto en su honor. Además, soy de Machalí y estoy súper acostumbrado a experimentar con la naturaleza.
Aníbal: La verdad es que yo aprendí mucho más de grande. Mi primera experiencia con una huerta fue en un departamento súper chico que arrendaba con mi ex polola. En la terraza teníamos un par de hierbas y tomates, y ahí me di cuenta que me encantaba esto. Es que la comida cambia mucho cuando uno le agrega algo que fue creado por uno mismo. Todavía me acuerdo de unas pastas bien fomes que preparé, pero que al agregarles tomate, albahaca y aceite de oliva, quedó increíble. Así descubrí que era buena idea replicar esto en el trabajo. Acá también tenemos nuestra propia compostera para transformar todos los desechos orgánicos en abono para la tierra. Y no es solo para los trabajadores, sino que la idea es que todos aporten. Siempre es bienvenida la ayuda.
Rodrigo: Tenemos todo un ciclo de reciclaje. La energía que ocupamos es producida por nosotros a partir de paneles solares. También medimos nuestra huella de carbono y la compensamos. Lo que hacemos es calcular la cantidad de emisión de CO2 que generamos durante un año en base a las cuentas de luz, de agua, transporte, etc. Y ese resultado, lo compensamos con reforestaciones de algún proyecto. Son pequeños gestos para mitigar lo que hacemos.
Aníbal: Una vez un amigo me comentó que este espacio era un reflejo de mí y eso me hizo entender que las oficinas tienen que ser la extensión de uno. Y así como uno le da amor a su casa, también debería dárselo a su lugar de trabajo. Hay que cuidarlo y transformarlo en un templo ya que es el espacio donde más estás en el día, y por consecuencia, en tu vida".
Aníbal Valenzuela (35) es periodista y co fundador de Más Verde. Rodrigo Pizarro (28) es ingeniero comercial y trabaja en Rising Sun.