"Tuve la suerte de crecer en una familia que valora mucho la naturaleza. Mi abuelo es un experto en plantas y ha publicado importantes libros sobre el tema. Para mí siempre ha sido mi inspiración y ejemplo. Mis mejores recuerdos de la infancia son cuando hacíamos juntos almácigos de flores. Él se los llevaba al campo y cuando me venía a ver a Santiago me los traía para que los cuidara. Tenía solo cinco años, pero me sentía muy grande al ser responsable de una vida. Mi mamá heredó el amor por el verde gracias a él, y también se preocupó de traspasarnos todos sus conocimientos. Pese a que nuestra casa era un poco caótica, ya que somos 8 hermanos, ella optó por llenarla de plantas y animales. Y así, fuimos creciendo bajo el concepto de 'jugar con tierra'.
Empecé a armar mi rincón verde cuando entré a la universidad. Como vivía con mi familia, mi pieza era el lugar perfecto para hacerlo. Y cuando llegó mi turno de abandonar el nido, me las llevé todas a este departamento. Ahora debo tener unas 30 en total, y me gusta distribuirlas en diferentes espacios. No soy de comprar, prefiero cultivarlas o conseguirlas. Mi abuelo siempre dice que las mejores plantas son las robadas, así que mi mamá y él me enseñaron a llevar una tijera conmigo a todos lados. Me acuerdo que cuando chica ella guardaba la suya en el auto, y cada vez que veíamos alguna que nos gustaba, parábamos en la calle a cortarla.
Para mí las plantas son calma. Soy una persona muy acelerada, pero cuando me toca regar, podar o simplemente revisarlas, me tranquilizo automáticamente. Me permiten tener un momento del día para estar conmigo misma, pensar, cantar. También significan lazos. Gracias a ellas estoy muy conectada con mi abuelo. Hablamos todos los días sobre el tema, aunque sea a través de una foto por Whatsapp. Él y sus libros son mis guías. Me encanta entrar a mi departamento y encontrarme con esta mini selva. Siento que los espacios son mucho más acogedores y alegres si tienen verde. Y también más sorprendentes. Todos los días las plantas tienen algo nuevo que mostrarte.
La mayoría las riego máximo dos veces a la semana. Creo que uno de los grandes errores es pensar que tienen que estar siempre con agua. Basta con mantener la tierra húmeda. Soy súper intuitiva con los cuidados y pienso que más que seguir unos pasos, uno debe aprender a habitar con ellas. Entenderlas como un ser vivo que tiene diferentes necesidades y que, como cualquier persona, sus conductas pueden variar según el lugar en dónde están. Para que se sientan cómodas, me gusta regalonearlas de vez en cuando. Les limpio cada una de sus hojas y las meto en la ducha. Me importa mucho que se sientan felices y queridas.
Las Monsteras me fascinan, porque siento que se toman los espacios. De hecho, si tuviese que escoger una planta dentro de todas las que tengo, sería la Monstera variegata. Mi abuelo fue el que la eligió. Lo había sacado a pasear mientras se recuperaba de una grave enfermedad y apenas la vio me dijo que me la comprara, sin embargo, estaba casi muerta y no me la querían vender. Le suplicamos a la dueña de la tienda y me la dejó súper barata. Después, vino la misión de recuperarla. Con mucho cariño y atención lo logré. Y ahora me recuerda siempre a él".
Isabel Margarita tiene 29 años, es diseñadora y cofundadora de @olivoplantas.