Paula 1086. Sábado 7 de enero de 2012.
A pesar de que su nombramiento causó gran polémica entre algunos artistas, Roberto Farriol (55) se mantiene templado, dueño de una tranquilidad un poco exasperante en un hombre que en una semana más ocupará el cargo de director del museo más importante de Chile. Él dice que siempre ha sido un lobo estepario, ajeno a los chismes de nuestro mundillo cultural. Ni siquiera se preocupa de defenderse de las críticas que le hizo el artista Arturo Duclos, uno de los nombres que sonaba fuerte para quedarse con el cargo, junto a la curadora Soledad Novoa y la gestora Luz María Williamson. "Han criticado que a mí no me conoce nadie", dice Farriol. "El tema de la fama es relativo. Pero en cuanto a calidad, me conocen suficientes personas que considero interesantes".
Lo cierto es que las críticas del mundo artístico hacia su elección tienen que ver con su calidad de académico alejado del circuito cultural más activo. Farriol dice que la universidad ha sido el lugar ideal para trabajar tranquilo y libre; que ha sido su opción. Se ha dicho también que no está preparado para el cargo, que no sabrá qué hacer. Farriol repite que antes de adelantar nada, tiene que evaluar. De hecho, es más lo que omite que lo que dice.
-¿Qué piensa de la gestión de Ivelic?
–Hay cosas que confrontar entre las expectativas que uno tiene de un museo y las realidades que Ivelic ha tenido que enfrentar. Eso lo sabré después de mi diagnóstico.
-¿Pero su impresión como público del museo?
-Yo ya no soy público. Mi cargo implica una responsabilidad en términos de respuesta que va más allá de mi impresión y seré responsable con esa respuesta, después de que evalúe las razones de por qué se hizo tal o cual cosa.
-Ha hablado de la necesidad de adquirir para el MNBA obras de autores chilenos del siglo XX y XXI. ¿Qué autores?
-Yo tengo un criterio, pero cuando se adquiere un conjunto de obras para un museo se hace en función de un constructo, de un relato. Hay que armar equipos y estudiar esa selección. Yo podría hacer un zapping y elegir, pero no corresponde.
-Pero si usted es el director es relevante saber qué autores le parecen importantes.
-No, mi criterio no es relevante aquí. Hay que fundamentar por qué se elige una obra y un autor, pero estamos hablando del siglo XXI y hay mucha información hay que reunir. Hay que hacer un trabajo serio y consistente.
-¿Con qué curadores le gustaría trabajar?
-Tengo nombres que no voy a dar, por supuesto, y hay mucha gente que se ha ofrecido también. Pero adelantar cosas a priori me parece irresponsable.
-¿Qué piensa de la censura que sufrieron el año pasado unas acuarelas de Guillermo Tejeda que mostraban unos penes en el MNBA?
-A priori no prohibiría nada en el Museo. Esas obras podrían haber causado conflicto, pero a mí no. Lo que hace falta es dar mayor fundamento, para que el espectador no crea que se trata de provocar por provocar. Más que censurar, estoy por explicar.
-¿Exhibiría al artista Papas Fritas, que en 2008 mostró una réplica a escala real de Ivelic muerto en el Bellas Artes?
-Sí, contextualizado por qué no. El museo tiene que estar abierto a todas las expresiones, creo que todas son válidas en la medida que están bien fundamentadas. No me parece que a priori haya que desechar tendencias o miradas.
-¿Cuáles serán sus principales objetivos como director del MNBA?
-No es mucho lo que se puede hacer en los tres años que dura mi cargo, pero de aquí a cinco años sí se pueden lograr grandes cosas, como el aumento de público. Eso puede atraer también el interés de los auspiciadores.