Ropa reutilizada, americana o de segunda mano son algunos de los nombres con los que se le conoce a las prendas que, a través de la moda, alargan su vida útil, un tipo de ropa que se ha convertido en una de las formas más factibles de vestirse a la moda por módicos precios, pero sobre todo, con conciencia ecológica.
El impacto medioambiental de la industria de la moda rápida o fast fashion es tan grande, que es considerada la segunda más contaminante a nivel mundial por la Organización de Naciones Unidas. Según la misma entidad, los factores que inciden en la contaminación ambiental son los litros de agua ocupados en la producción de vestuario, desperdiciando al menos el 20% del total del agua a nivel global. Por otro lado, la producción de ropa y calzado produce el 8% de los gases de efecto invernadero y cada segundo se entierra o quema una cantidad de textiles equivalente a un camión de basura.
El Fast fashion se genera producto de los constantes cambios de la industria, ya sea por nuevas tendencias o por cambios de temporada. Una de las formas en que se busca reducir el impacto ambiental de la moda rápida es a través de la ropa reutilizable, la cual ha ido ganando terreno al punto de convertirse en un boom de ventas. Y es que además de ecológica, es barata.
En Chile particularmente esta tendencia se ha popularizado en los últimos años, siendo las plataformas digitales una gran ayuda para el crecimiento de este tipo de comercio. Tal es el caso de Facebook a través de Marketplace o Instagram, donde se pueden encontrar perfiles que se dedican exclusivamente a la venta de ropa de segunda mano, una ventaja para la reducción de la contaminación, y también una fuente de ingresos constante para quienes se dedican a ello, como es el caso de Catalina Niño (22) que partió vendiendo su ropa por Marketplace y en su perfil personal de Instagram, y luego creó un emprendimiento a través del que vende ropa de otros. “El crecimiento de mi página fue paulatino. Empecé con 200 seguidores y con el tiempo fue creciendo. Después se me ocurrió la idea de vender prendas de otras personas, ganando una comisión a través de ellas. Claramente, ahí se iba corriendo el boca a boca y la tienda creció aún más”, explica.
Para Catalina, la venta de ropa americana contribuye en parte a disminuir la contaminación producto de la moda “Aportamos con un pequeño grano de arena. Yo a través de mi página intento incentivar la compra de ropa americana”. No obstante, admite que muchas personas que adquieren este tipo de prendas no lo hacen desde una conciencia medioambiental, sino como una forma de vestirse a la moda. “A mí personalmente me gusta la ropa americana y a través de ella también genero mi propio dinero”.
Al igual que Catalina, Malú Soledad (30) tiene su tienda de Instagram en donde se dedica a la venta de ropa reutilizada desde un concepto vintage con prendas como moda consciente, emotiva y circular haciendo referencia a que la consciencia es algo que se debe practicar diariamente y observar cómo repercuten nuestras acciones en un todo, lo que se puede aplicar al momento de vestirse, eligiendo dónde y cómo hacerlo. El concepto de emotividad surge, según explica, desde la nostalgia de la moda en tiempos pasados: “Con tan solo imaginar la historia que existe detrás de cada prenda ya le estamos dando una cuota nostálgica que conecta con las emociones. Sin duda siempre será un aporte unir la ecología a lo que uno acciona, ya sea en pequeñas o grandes cosas”.
Para Malú Soledad, este tipo de instancias son un aporte a la reducción de contaminación producto del Fast Fashion, debido a que crean conciencia de forma individual o colectivamente “Quizás la persona que compra en tiendas de segunda mano decida no comprar más en tiendas de grandes volúmenes y es súper probable que esa decisión la comente con su entorno más cercano. Si lo miramos desde ahí, tenemos algo ganado”. Por otro lado, cree que es importante responsabilizar a las grandes industrias de las consecuencias negativas que han generado en el medio ambiente y sumarse a una moda lenta “Es vital hoy en día bajar el acelerador hiper-consumista y sumarnos a una moda lenta, de manera consciente y bien intencionada”, explica.
Según un estudio realizado por Milanucios conjuntamente con el Instituto de Investigación Medioambiental de Suecia (IVL) y la consultora especializada en medioambiente Ethos Internacional, sobre el efecto medioambiental del mercado de segunda mano en 2020, la ropa reutilizada no solo sería importante para el ahorro, sino que impactaría directamente en reducir la contaminación, disminuyendo la emisión de CO2 de la atmósfera y un ahorro global de recursos. Según información sobre el estudio, uno de los factores fundamentales de la economía circular es la reutilización porque reintroducen productos en el mercado, concediéndoles una segunda vida. Lo anterior, plantean, no solo supone un ahorro de residuos directos, sino que evitaría nuevas compras, impactando en los procesos de fabricación y ahorrando materias primas, energía y residuos de la fabricación, como el CO2, considerado uno de los principales causantes del cambio climático y el calentamiento global.
Ya sea por ecología, conveniencia o amor a la moda, la ropa de segunda mano es una tendencia que no se irá. Al menos no en los próximos años.