Los beneficios de caminar son muchos. Y es que a pesar de no ser un ejercicio de alta intensidad, es una actividad física que genera una enorme cantidad de efectos positivos a nivel fisiológico como mejorar la circulación, quemar calorías o aumentar la capacidad aeróbica. Y a estas consecuencias beneficiosas se suman otras que pocas personas conocen.

Estudios del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson en Seattle, concluyeron que las mujeres entre 50 y 75 años que caminaban una hora durante la mañana tenían menos problemas de insomnio que quienes no lo hacían. Los efectos incluso se podían ver a nivel emocional, y en algunos casos servía para complementar tratamientos para la depresión. En relación a esto, un estudio de la universidad escocesa de Stirling descubrió que la actividad física moderada -como caminar- ayuda a mejorar el estado de ánimo de las personas. Pablo Urrutia, psicólogo y académico de la Universidad de Los Andes, lo explica así: “Una simple caminata puede incidir en nuestras emociones de muchas formas. Nos ayuda a cambiar de foco, a poner atención en algo diferente y eso nos permite tomar un tiempo fuera que provoca relajo y alivio mental”.

Además de la actividad en sí misma, el ambiente en el que se camina es importante para tener buenos resultados. “No es lo mismo caminar en una calle llena de ruido y tráfico que en una tranquila, con árboles y el sonido de los pájaros. Se estimula el sistema nervioso a tener sensaciones positivas”, afirma Juan Pablo Westphal, psicólogo del Centro de Salud Deportiva de Clínica Santa María.

Hace pocas semanas, la OMS publicó nuevas pautas con recomendaciones para la actividad física durante la pandemia en las que aconseja que los adultos realicen al menos dos horas y media de intensidad de moderada a vigorosa a la semana. Hay investigaciones que plantean que en el caso de la salud mental, con una hora diaria de caminata los efectos positivos serían más duraderos.

El psicólogo Pablo Urrutia entrega algunas recomendaciones:

  • Encargarse de disfrutar cada minuto de la caminata.
  • Estar consciente de cómo nos sentimos caminando, de las sensaciones, del viento, del calor, de lo que vemos a nuestro alrededor.
  • Estar presentes en nuestra actividad. Tomarlo como un espacio personal y necesario para nuestro bienestar que nos permita tener mayor control y consciencia de nosotros mismos.
  • Por último, es importante recordar que esta actividad tiene grandes probabilidades de mejorar nuestro bienestar mental y físico.