"Ser hombre o mujer sí puede determinar tu susceptibilidad frente a enfermedades de salud mental". Así lo dice un artículo publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el que se examina la evidencia actual con respecto a tasas, factores de riesgo, correlatos y consecuencias de las disparidades de género en salud mental. Allí se determina que "si bien las diferencias de género en las tasas de trastorno mental general -incluidos trastornos como la esquizofrenia y bipolares-, son insignificantes, existen diferencias altamente elocuentes para enfermedades como la depresión y la ansiedad". De hecho, según cifras de dicho informe, los trastornos depresivos representan cerca del 41,9% de los problemas de salud mental en las mujeres, mientras que en los hombres esa cifra alcanza el 29,3%.

Según la OMS, los factores de riesgo de género para los trastornos mentales comunes que afectan desproporcionadamente a las mujeres incluyen violencia de género, desventaja socioeconómica, bajos ingresos y desigualdad de ingresos, estatus social bajo o subordinado y responsabilidad incesante por el cuidado de los demás.

Según la psiquiatra de Clínica Dávila, Eugenia Escorza, "los trastornos ansiosos tienen que ver con pulsos de adrenalina altos y con los estados de alerta, y en eso la parte social es relevante. Una mujer que se hace cargo sola de su familia -como ocurre en gran parte de nuestro país-, tiene que lidiar con la responsabilidad del cuidado de sus hijos no solo económicamente, sino que de seguridad y de educación, entre otras cosas. Esa realidad puede derivar en un trastorno depresivo o de ansiedad producto de la sobrecarga que implica".

Respecto de la influencia de la biología en la conducta humana, si bien no hay consenso, la discusión se concentra en ver qué proporción de las diferencias de género que se observan tiene un origen cultural y cuál viene de la biología. "Los tipos y niveles de hormonas que tienen hombres y mujeres son distintos y eso podría explicar, por ejemplo, que las niñas empiecen a tener más problemas mentales durante la pubertad y que los niños sean más propensos a sufrir cierto tipo de enfermedades durante la infancia", dice la doctora Escorza. Pero, según la experta, la mayoría de los cuadros que se desarrollan en periodos en que hay cambios hormonales importantes como los ciclos premenstruales, premenopáusicos o posparto, generalmente tienen detrás otros trastornos afectivos. Por esta razón, cuando hablamos de diferencias de género en la salud mental, se tiende a hablar más de razones biopsicosociales.

Entre ellos se encuentran también los trastornos alimenticios. La proporción en estos casos es de 9 a 1, afectando en mayor medida al género femenino. "Aquí influye también la presión social. Estas afecciones suelen comenzar en la época de la pubertad, un período vulnerable en el que las y los adolescentes están descubriendo su identidad, suelen no estar conformes con ella y les preocupa mucho lo que los otros piensen. A eso se le suma los estándares de belleza arraigados por años, que por suerte en el último tiempo están cambiando", explica Escorza.

El suicidio es otra expresión de la enfermedad mental en el que los datos muestran una gran brecha entre los dos sexos. En Chile son los hombres quienes tienen más tendencia a este. Y las diferencias son prominentes: según datos del Servicio Médico Legal, entre 2017 y 2018 solo en la Región Metropolitana fueron 621 hombres los que fallecieron de esta manera, mientras que las mujeres de la misma región llegaron a los 138 casos. "Las mujeres emplean formas poco letales para intentar suicidarse. En ellas muchas veces los intentos de suicidio son una demanda de ayuda, porque cuando tienen problemas suelen pedirla más que los hombres", añade.

Los prejuicios de género

En el informe de la OMS se determina también que existe un sesgo de género en el tratamiento de los trastornos de salud mental. "Los hombres acuden menos al médico cuando sufren este tipo de problemas, y los médicos, dejándose llevar por estereotipos, diagnostican depresión a más mujeres y les ofrecen más ansiolíticos, fármaco mucho menos consumido por los hombres". Sin embargo, dice el informe, son los hombres los que sufren adicciones con más frecuencia, algo que más que una tendencia biológica a beber o a drogarse, puede reflejar una forma de reaccionar a los problemas.

"Los estereotipos de género con respecto a la propensión a los problemas emocionales en las mujeres y los problemas de alcohol en los hombres parecen reforzar el estigma social y son una barrera para la identificación precisa y el tratamiento indicado de los trastornos psicológicos", recalca la psiquiatra.

Una de las conclusiones del informe de la ONU fue que para abordar las disparidades de género en la salud mental se requieren medidas en muchos niveles. En particular, se deben desarrollar políticas que se basen en un análisis explícito de las disparidades de género en riesgo y resultado.

"Las estrategias efectivas para la reducción de los factores de riesgo en relación con la salud mental no pueden ser de género neutral mientras que los riesgos en sí mismos son específicos de cada género. El estado de las mujeres y las oportunidades de vida en las que permanecen, suelen ser peores que las de los hombres en todo el mundo", dice.