Paula 1143. Sábado 15 de marzo de 2014.

Gabriel Vielma (28 años) tiene grandes ambiciones. Enormes. Dice, sin complejos, que sueña con ser "un diseñador con una visión de la moda capaz de inspirar a nuevas generaciones". Con esa misma determinación fue que hace cuatro años desechó una oportunidad que desvela a miles de jóvenes: ser parte de una importante casa de moda. Vielma llevaba un mes trabajando en los talleres de Vivienne Westwood, en Londres, cuando renunció. "Me pasé horas cortando papel y armando moldes, me trataban como un esclavo y ganaba un salario miserable. Es lo que sucede habitualmente en las grandes firmas. Se aprovechan de los estudiantes porque necesitan mano de obra barata y te pasas todo el día limpiando el piso, pero lo haces porque te sirve como antecedente laboral. Sirve decir que trabajaste para Westwood", afirma.

A pesar de lo dura de la experiencia, su balance es positivo. "Conocí la cocina del negocio, aprendí que si quieres ser el mejor tienes que trabajar el día completo, sin descanso, o serás uno más. Concluí que no quiero trabajar para otro, sino para mi propia marca".

A fines de 2012 Gabriel Vielma lanzó su primera colección con prendas de otoño-invierno con la etiqueta que lleva su nombre. Desde entonces ha lanzado otras tres que caben dentro de la categoría women's wear high end, un nuevo prêt-à-porter que incluye desde básicos hasta algunas piezas de alta costura. Sus diseños han explorado una silueta con aires arquitectónicos y el uso de la seda, las organzas y el cuero como materiales distintivos. Lo mismo que los estampados digitales. "Intento identificarme lo menos posible con otros diseñadores, pero reconozco la influencia de Balmain y me interesa lo que están haciendo Gareth Pugh, con su estilo futurista; la dupla Basso & Brooke, padres del print", dice.

Todos los diseños de Gabriel Vielma se fabrican en talleres de Londres y se venden en su showroom del barrio Mayfair y en las tiendas Wolf & Badger. Próximamente estarán en la tienda The cARTel, de Dubái y negocia para tener presencia en París. Sus diseños han aparecido en producciones de moda de las ediciones inglesas de Elle y Marie Claire, que lo tildaron de "trendy" debido a los abrigos de cuero y neoprene que hizo para el invierno 2013.

Parte de la colección invernal que el diseñador chileno radicado en Londres trae en exclusiva a Ropero Paula

SANTIAGO-MADRID-LONDRES

¿Por qué elegiste Londres para comenzar tu carrera?

Es un lugar perfecto. No solo es una capital fundamental en la moda por la creatividad. El Estado tiene un real interés en que la moda crezca, para lo cual operan dos organismos: el British Fashion Council y el UK Trade and Investment. Si eres residente, produces en Gran Bretaña y eres aprobado por un control de calidad, como es mi caso, te asesoran y ayudan a armar tu plan de negocio. A mí recién este año me está sucediendo lo que tanto esperé: el UK Trade and Investment me invitó a una reunión cara a cara con compradores asiáticos y hace unos días cerré un trato con compradores de Hong Kong. Por cada colección que venda, el Estado se queda con 30 por ciento de las ganancias que retienen en impuestos. Aquí, la moda no es un juego. Elegí trabajar en Londres, porque aquí no me toman como a un niño jugando a ser diseñador, sino como a un empresario.

Gabriel Vielma vivió hasta los 18 años en Santiago. Hijo de un ingeniero en minas y de una dueña de casa, tuvo una infancia y adolescencia marcadas por sus problemas de comportamiento y aprendizaje. "Todo me costaba mucho. Aprender a leer y a dibujar fue muy difícil. Tengo grabado el día en que, con 8 años, una profesora me pidió que hiciera un círculo y fui incapaz. No puedo olvidar la cara de decepción de mi madre. Así que me puse a dibujar sin parar. Muy chico entendí que para que las cosas te resulten debes volverte un poco sicópata". Terminó la enseñanza sin intención de entrar a la universidad. "A los 18 me fui de la casa, era un punk, un anárquico. Mi lema era trabajar lo menos posible y divertirme. Mis padres no me tenían fe. Nadie creía en mí. Hoy están orgullosos".

A los 19 partió a Europa. Después de deambular por España, Francia e Inglaterra, regresó a Madrid e ingresó al Instituto Europeo de Diseño, donde se recibió de diseñador industrial. "No me sentí cómodo. No me gustaba estar metido entre máquinas ni ensuciarme. Pero aprendí a organizar mis ideas y a planificar los pasos para realizar cualquier tipo de diseño". Después estudió un año de Diseño Básico y Dibujo Técnico en la escuela IED Moda. Su proyecto final fue una chaqueta de cuero. "Fue un hit, a todos les gustó. Decidí que mi próximo paso era Londres". Dos años estuvo en Saint Martins College of Art & Design, una de las escuelas de moda más importantes del mundo, semillero de nombres fundamentales como Alexander McQueen y John Galliano. "Aprendí patronaje, corte y dibujo 3D. No me gradué. Todos me decían 'termínalo, el diploma es un papel importante', pero a mí me daba igual. No necesito un papel para sentirme diseñador. Lo único que quería era empezar con mi propia marca", recuerda.

Vielma fue parte de la más reciente Semana de la Moda de Londres, con su colección otoño-invierno 2014, dentro del marco de los desfiles de la casa Wolf & Badger. Además, fue seleccionado por el UK Trade and Investment para el segmento New Brit Island, también en la semana de la moda, una especie de feria donde se muestra el trabajo de los 10 mejores nuevos diseñadores del año.

"Trabajé un mes para Vivianne Westwood. Me pasé horas cortando papel y armando moldes, me trataban como un esclavo y ganaba un salario miserable. Es lo que sucede habitualmente en las grandes firmas. Te pasas todo el día limpiando el piso, pero lo haces porque te sirve como antecedente laboral. Sirve decir que trabajaste para Westwood".

¿Te consideras un diseñador chileno?

No podría definirme solo de esa manera. En cuanto al diseño crudo y duro, me identifico con lo que se hace en Europa, porque es donde me formé. Pero obviamente mi trabajo también está teñido por mis orígenes. Cuando creas tus raíces aparecen y las mías son chilenas.

¿Qué de tu biografía se ve en tus diseños?

Cuando me fui de la casa, entre los 18 y los 19 años, me la pasé en fiestas clandestinas del Barrio Brasil. Fue una etapa importante para mí. Recuerdo que la gente se vestía con la estética de la película Party monster. Ese look lo he trasladado a mis colecciones que son súper street, con mucho cuero, pero dándole un estilo high en géneros y terminaciones.

¿Qué rol juega la materialidad en tu trabajo?

Es fundamental. Mis chaquetas de cuero italiano, rematadas a mano, les dan a las prendas más clásicas un toque callejero, grunge. Trabajo con organzas de seda y un metraje especial de hilos que se hacen en París. Son mi firma. Para el invierno, y lo que llevaré a Ropero Paula, hice abrigos de rafia tejidos con hilos de seda. Los ves y parecen súper pesados, pero cuando los tocas son como un papel. Lo artesanal y la tecnología son muy importantes en mis diseños.

¿Cómo se expresa ese interés de unir ambos mundos?

Está dado por el énfasis que pongo en mis prints. En cada colección tengo una forma distinta de imprimir mis telas. En la última, la influencia fue rockera y los estampados fueron hechos con las formas que hacen los decibeles del sonido, que en las pantallas de los equipos de música se registran como caligrafías. Lo que hice fue sacar las imágenes que me interesaron, las imprimí, las agrandé e imprimí por metraje. A mano dibujé línea por línea, luego pinté a tinta y después los mandé a digitalizar. Cuando llegaron delineé a mano línea por línea para dar con el rojo que quería. Porque esta temporada la paleta que manda es la de los rojos furiosos y las tonalidades de grises. Sueño que dentro de 15 años alguien vea un vestido mío, vea esos prints y diga "ese es un Vielma".

El sitio de lifestyle inglés The Upcoming describe tu diseño como "lujo sin esfuerzo".

Sí, creo que de eso se trata mi trabajo, que está dentro de lo que hoy se conoce como el "nuevo lujo". La moda actual es funcional a las necesidades de la gente que no tiene tiempo para nada. Necesita lujo sin estar pendiente de él. El lujo de mi marca es un vestido de seda pura, con prints y terminado a mano, combinado con una chaqueta de cuero increíble.

¿Te sientes cercano al estilo "effortless" de Isabel Marant?

No. Tengo mi línea de básicos, pero es lo que menos me motiva. Obedece a una cuestión comercial, porque vender una colección permite que pueda generar otra. La moda se ha vuelto demasiado seria. Los diseñadores se enfocan en lo seguro, piezas básicas que no fallen en las ventas. Hace 15 años la moda tenía más juego. Cuando pienso en una colección creo un perfil de mujer y sus necesidades: tres pantalones, tres chaquetas, tres blusas, dos vestidos de cóctel, un abrigo, dos vestidos de noche.

LAS MUJERES DE VIELMA

¿Cómo sabes qué tipo de ropa quieren las mujeres?

Convivo con ellas. En mi equipo de diez personas la mayoría son mujeres que escucho y miro para estar atento a sus necesidades. Y cuando diseño, intento sentirme un poco como una mujer. Somos muchos los hombres que nos dedicamos a pensar en qué quieren las mujeres en materia de moda, porque, como en todos los rubros, durante siglos esta es una industria dominada por los hombres. Algo que va a ir cambiando con el tiempo, porque el mundo va en esa dirección.

¿Qué hay de femenino en ti?

Necesito estar en constante cambio, asunto que veo como un rasgo muy característico de las mujeres. Veo que ellas se pasan la vida tratando de evolucionar. Son las mujeres quienes han creado esa necesidad de reinventarse cada seis meses y hay una industria multimillonaria detrás que trabaja solamente pensando en cómo ayudarlas a hacer eso posible. Yo soy parte de eso.

"A los 18 me fui de la casa, era un punk, un anárquico. Mi lema era trabajar lo menos posible y divertirme. Mis padres no me tenían fe. Nadie creía en mí. Hoy están orgullosos".

¿Qué mujeres te inspiran?

Es una combinación. Me gusta la estética clásica de Elizabeth Taylor, pero también lo opuesto: mujeres locas como Courtney Love o Deborah Harry, de Blondie. Trabajo sobre esos paralelos y eso se ve en mis colecciones que tienen líneas clásicas, pero a la vez sucias. Y trato de vivir como ellas. Mi vida es un poco tradicional, porque trabajo todo el día, pero por la noche me voy a una fiesta clandestina de carreras de autos.

La atracción de Vielma por mujeres poco convencionales se reflejó también en su campaña otoño-invierno 2013, para la que eligió a la ex actriz Jennie Rhodes, de 82 años, para protagonizar su campaña, como recientemente lo han hecho American Apparel, Vivienne Westwood, Balmain, Louis Vuitton y Dolce & Gabbana. La elección de Vielma interesó a los medios ingleses como Marie Claire, Mail Online, Style Book y al diario español El Mundo, entre otros.

La actriz Jennie Rhodes, de 82 años, fue la  modelo de la colección de otoño-invierno 2013 de Vielma.

¿Contratar modelos seniors es una estrategia de marketing?

No en mi caso. Simplemente la inspiración lo demandaba. Con esa colección me interesaba dar cuenta del proceso de una mujer exitosa que sigue vigente a sus 80 años. Jennie terminó de redondear ese concepto y funcionó en los medios porque, además de salirse del estereotipo de la típica modelo, hay un estrato de mujeres que piden diseño y que hoy están desplazadas por la industria: mujeres de 60 años, o más, que trabajan full time, conectadas, con sensibilidad por la música, el arte, y con ganas de estar a la moda.

¿Cuál es el tipo de belleza que te interesa que tengan tus modelos?

Me interesa un tipo de mujer lo más normal posible, con medidas normales. No diseño para maniquíes, sino para la mujer real. Las modelos no compran.

Por último, ¿qué significa para ti volver a Chile?

Es súper importante ser reconocido en tu país. Hay un dicho que dice que te tienen que reconocer en otro lugar primero, para ser reconocido en casa. Si es así, no me importa. Estoy gestionando tener una tienda en Chile, que sería un primer paso. De todos modos, creo que estoy aún en 50 por ciento de lo que quiero ser como diseñador. Tengo el hambre de ser alguien importante en el mundo de la moda. Sueño con ser el próximo Karl Lagerfeld.

"Elegí trabajar en Londres porque aquí no me toman como a un niño jugando a ser diseñador, sino como a un empresario".