Se necesita más que amor: Qué considerar antes de ir a vivir con tu pareja

vivir juntos paula



La pandemia por Covid-19 y subsecuentes cuarentenas, cambiaron la forma en que las personas vivieron el amor y las relaciones de pareja. Se habló de una olla de presión, del virus como un catalizador de procesos, que por un lado aceleraba quiebres amorosos y también hacía crecer el valor que las personas le dan a estar en pareja y a la compañía. Como no, si muchos vivieron de primera mano lo que significa estar realmente solo. Y quienes pasaron casi un año relativamente en soledad, probablemente no van a querer repetir la experiencia.

Por otro lado, está el tema económico. La crisis sanitaria trajo consigo problemas monetarios, donde muchas personas perdieron su trabajo, mientras que otras vieron sus sueldos reducidos considerablemente. Los gastos de arriendos, gastos comunes y cuentas se hicieron difíciles de mantener al día.

Todo esto ha llevado a parejas a plantearse la idea de convivir, para acompañarse y abaratar costos. Por supuesto que está el factor emocional, pues por lo general hay afectos involucrados tras la toma de estas decisiones. Pero que haya amor o un cariño enorme por la otra persona no es suficiente para que la convivencia sea exitosa y llevadera. Hay algunos puntos prácticos que no está de más revisar.

Los motivos. ¿Por qué quieren convivir? Se recomienda identificar qué busca cada persona en este arreglo, pues será la base de muchos acuerdos futuros. Puede ser porque quieren dar el “siguiente paso” en la relación y formalizar compartiendo una dirección, porque se les alivia el peso económico, o para evitar la soledad, por ejemplo. También es importante considerar, en este punto, cuánto tiempo llevan de relación. Un estudio publicado por Rent.com en 2014, en el que se encuestó a más de mil personas, resultó en que aunque un 27% de las parejas se habían ido a vivir juntos dentro de los primeros seis meses de relación, solo un 7% recomienda hacerlo antes del año.

Las finanzas. No es ningún secreto que el estrés financiero afecta a las parejas. De hecho, una investigación realizada por las expertas en economía Sonya L. Britt y Sandra J. Houston, publicada en la revista Journal of Family, concluyó que las discusiones por dinero causan más separaciones que la infidelidad, los hijos, las tareas del hogar o los problemas sexuales. Para evitar problemas, lo mejor es definir desde un comienzo cómo se dividirán los gastos, si es que se separarán por ítem o si es que se formará un fondo común. Incluso se recomienda establecer gastos extra, como el dinero que se gastará en delivery o en salir a comer.

Responsabilidades. Aunque la flexibilidad es clave, es importante considerar los roles dentro de la pareja, para que no exista sobre carga en ninguno de los involucrados. Esto, en el caso de parejas heterosexuales, tiende a perjudicar a las mujeres, quienes se terminan haciendo cargo de la mayor parte del trabajo doméstico, que en realidad debería estar repartido con equidad. ¿Cada uno plancha su ropa? ¿Quién se encargará de lavar la loza? ¿De hacer la cama? ¿Cuándo harán aseo y cómo? Para evitar peleas es bueno responder estas preguntas y llegar a acuerdos.

Reglas de convivencia. Por muy bien que se lleven dos personas, al vivir juntos se dejan ver cosas que antes estaban ocultas, y nos damos cuenta que todo lo que brilla no es oro. Por lo mismo, es importante que los involucrados dejen claro qué es lo que les molestaría que pasara en términos cotidianos, y qué es lo que espera de esta convivencia. Por ejemplo ¿se puede invitar gente durante la semana? ¿Dónde se deja la ropa sucia? ¿Se comparten jabones, champús y pastas de dientes? Suena lógico y obvio, pero son los pequeños detalles los que llevan a las peleas más escandalosas.

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