Se viene marzo: ¿Cómo partimos?

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Se van acabando rápidamente esos días de descanso aprovechados, de niños gozando al aire libre y del tiempo en familia. Y es que estos días que esperamos tanto, parecieran desaparecer a la velocidad de la luz.  Poco a poco se nos aparece marzo con todos sus desafíos: volver a la rutina, al trabajo, al colegio, a los horarios y a los días de descanso acotados a solo dos por semana.

Todo cierre de vacaciones implica un ajuste y, al mismo tiempo, poder mirar qué de esta etapa nos llevaremos para enfrentar la que viene. Tanto nosotros como nuestros niños necesitamos ajustarnos y empezar a adaptarnos a la rutina para que esos primeros días de marzo no se transformen en días difíciles o pesados. Pienso que necesitamos de al menos una semana para poder ajustar horarios de acostarse, comidas y tiempos de tranquilidad. Las vacaciones implican un completo descuadre, y volver a lo cotidiano es tan difícil para nuestros niños como para nosotros. Si, por ejemplo, lográramos tomarnos una semana para empezar a acostarnos más temprano y comer a los horarios adecuados, lograríamos que nuestro cuerpo y el de nuestros niños se ajustara de a poco para poder partir las extensas jornadas escolares y laborales de mejor manera.

Además de empezar a preocuparnos de ajustar la forma (horarios, comidas, horas de pantalla, horas de juego, horas de descanso, rutinas de baño, estructura), sería un lindo desafío poder también ajustar el fondo. ¿Qué de aquello que ocurrió en las vacaciones quiero sostener durante el año?. Si en las vacaciones logramos más momentos de conexión emocional con nuestros hijos o más conversaciones profundas o más comidas en familia o menos tiempo de pantalla y más tiempo de descanso y lectura, ¿no sería un lindo desafío pensar todos juntos cómo podemos mantenerlo cuando comience la locura de marzo? Si nos diéramos el tiempo de intentar pesquizar esos momentos que nos llenaron el alma y que nos hicieron felices, podríamos ponernos como meta que sean parte de nuestro día a día. A ratos parte tan apurado el año que no logramos ni siquiera detenernos a mirar hacia atrás y traernos como regalo eso que tanto disfrutamos durante las vacaciones.

No dejemos de preguntarnos qué de las vacaciones quiero mantener durante el año. Un lindo ejercicio sería poder sentarnos en la mesa con nuetsros hijos y que cada uno anote o diga qué fue lo que más le gustó de las vacaciones. Podemos guiar esa conversación para descubrir qué de lo que hicimos en familia los hizo sentir acompañados, queridos y conectados. Cuando hayamos descubierto esos momentos, podemos anotarlos en un pizarrón o en alguna parte de la casa que se vea: comer juntos una vez a la semana, un sábado al mes salir a andar en bicicleta, una noche al mes ver una película, ir en familia a la feria. Cada una de esas cosas que disfrutamos pueden ser nuestras metas en la relación con nuestros hijos y también con nosotros mismos. Como papás, debemos tener consciencia de que necesitamos cuidarnos para cuidar a nuestros hijos, y como familia tenemos que saber cuáles son esas actividades que nos hacen crecer, disfrutar, conectar y cuidarnos entre nosotros para seguir haciéndolas juntos.

En esta última semana de vacaciones ajustemos forma y fondo para poder partir el año con energía y desafíos que impliquen poner la relación con nuestros seres queridos como primera prioridad en nuestro día a día. Robémonos un pedacito de nuestras vacaciones para mantenerlo en estos próximos meses, con más disfrute, con más descanso, con más conexión, con más amor.

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