Si te convertiste en madre hace poco por primera vez, ¿te suenan las palabras doula, porteo, colecho, alimentación intuitiva?
Si tienes hijos adolescentes ¿te suena el famoso libro “Duérmete niño”?
Si tus hijos ya son adultos “salir a jugar con los amigos del barrio hasta que oscureciera”, ¿te suena?
A lo largo de la historia, hemos visto cómo las maternidades han ido cambiando de acuerdo con lo que culturalmente ha ido emergiendo como “deber ser de madre”.
Las infancias también han ido tomando distinta relevancia con el paso del tiempo. Los niños pasaron de ser miniadultos a ser sujetos de derecho recién en 1959 con la aprobación de la declaración de los derechos del niño. Y mucho más reciente, en 1989, se crea la convención sobre los derechos del Niño, ratificada en 1990 por Chile.
Desde entonces ha habido cambios significativos en las formas de crianza, que en un principio recayeron en las madres y poco a poco los padres han ido tomando roles más activos en ello.
En una sencilla búsqueda en Google podemos encontrar infinitos artículos, sobre todo del mundo de la Psicología, sobre cómo criar correctamente. Infinitos y apabullantes artículos, que en una madre novata, podrían generar confusión y angustia.
Escucho tantas veces a la semana “¿CÓMO PUEDO SER BUENA MAMÁ?”
Campean los grupos de whatsapp sobre la buena crianza, crianza respetuosa, crianza desde la autonomía, crianza amorosa. O me encuentro con mujeres arrepentidas de haber aplicado el método Estivill, que consideran que las consecuencias de esas pautas generaron adolescentes estresados y con secuelas psicológicas mayores.
También me encuentro con madres de adultos que dicen que nadie les enseñó a ser buenas madres y que tuvieron que optar entre su desarrollo profesional o ser madres presentes.
El denominador común es la ansiedad por no hacerlo bien y que sus métodos generen daños en sus hijos que tanto aman.
En 2021 se estrenó “La hija oscura” dirigida por Maggie Gyllenhaal, protagonizada por una brillante Olivia Colman que da vida a una madre que muestra otra cara de la maternidad, una cara que catalogaron como incómoda o chocante. Nuevamente el arte, se encarga de mostrar la diversidad de formas de ser madre, a pesar de que impera, sobre todo en occidente, una: la madre perfecta. Ahí nos encontramos con tantísimos ejemplos, en que las madres adivinan los pensamientos de sus hijos, se postergan, apapachan, se sacan la comida de la boca para alimentar a los suyos, pasan noches en vela por el bienestar de sus hijos y “siempre” saben qué hacer. Por ejemplo “Une mère parfaite” miniserie que intenta retratar hasta dónde puede llegar el amor de madre.
Otro ejemplo de cuestionamiento de qué es ser buena madre es lo que la cineasta Clare Weiskopf intentó responder en su documental “Amazona”, donde su madre a sus 11 años escapó a la selva para buscar su propia identidad después de la muerte de una de sus hijas. Clare y su madre, en conversaciones sobrecogedoras, tratan de definir la maternidad en sus propios términos, revisando los límites entre la responsabilidad y la libertad, y cuestionan la idealización de la madre perfecta que tiene que sacrificar su vida por los hijos.
Ser buena mamá es una tarea imposible de llevar a cabo, no sólo porque los efectos de esa labor se ven a posteriori, sino porque depende de tantos factores difíciles de enumerar y contemplar. ¿Es acaso quien entrega disciplina, afecto, la que transmite la fe y apoya a sus hijos en sus tareas como era la madre del centenario de Chile? ¿o ser la mujer generosa al compartir con sus hijos, sensible sin ser absorbente y que no se olvida de sí misma?
No lo sé, sólo creo que el mundo no es binario, ni hay buenas o malas madres, sólo mujeres que intentan hacer lo que pueden, con las herramientas que han ido recabando a lo largo de su existencia.
* Dominique es Psicoterapeuta -sistémica, centrada en narrativas- y magíster en ontoepistemología de la praxis clínica. Se desempeña como docente universitaria y supervisora de estudiantes en práctica. Atiende a adultos, parejas y familias. Instagram: @psicologianarrativa.