Decir que la infancia de la terapeuta y trabajadora social clínica estadounidense Shari Botwin fue difícil es quedarse corto. Mientras crecía, la autora de Thriving After Trauma: Historias de vida y curación fue abusada sexualmente por un familiar, un infierno que le dejó una certeza: iba a ayudar a otros que hubieran pasado por lo mismo. “La única razón por la que sigo aquí, es porque aprendí a asimilar años de horror, angustia y traición para encontrar formas de utilizar mi voz y ayudar al resto”, cuenta.
Desde su consulta privada en Filadelfia, Botwin proporciona terapia especializada en todo tipo de traumas: abuso, ansiedad, trastornos alimenticios y depresión. También ha prestado testimonio como testigo experto ante tribunales en casos de repercusión nacional. Uno de los enfoques que suele utilizar es la terapia del niño y niña interiores, un término muy utilizado estos días en redes sociales, pero que existe desde hace décadas. Los caminos varían según cada caso, pero el objetivo es el mismo: sanar heridas de la infancia que aún repercuten en la adultez. Todos podemos beneficiarnos de esto, asegura. “Si afrontamos y asumimos nuestras experiencias, si pedimos ayuda y hacemos lo necesario para usar nuestra voz, podemos vivir buenas vidas”.
Últimamente se ha visto mucho este concepto de “sanar a tu niño interior” en redes sociales y es algo de lo que se habla cada vez más. ¿De qué hablamos cuando nos referimos a la terapia de nuestro niño y niña interior?
Creo que la razón por la que la gente está hablando más de esto ahora es porque la idea del trastorno de estrés postraumático y términos como trauma se están hablando y discutiendo de forma mucho más abierta. Nos estamos dando cuenta cada vez más de que la mayoría de nosotros crecemos y tenemos diferentes experiencias en nuestra infancia que impactarán en nuestras vidas en el futuro. Parte de lo que empezamos a entender mejor es que, cuando algo sucede en nuestra infancia, no somos capaces de dejarlo pasar, olvidarlo y no pensar en ello. La gente está reconociendo que ser adulto es en parte comprender el impacto de las experiencias que tuvimos mientras crecíamos y aprender cómo gestionar mejor esos sentimientos cuando se activan en el presente.
¿La calidad de nuestra infancia se relaciona e impacta nuestra vida posterior?
Sí, de muchas maneras. Nos afecta emocionalmente en nuestra edad adulta en términos de autoestima, y también afecta a nuestras relaciones con los demás. Así que, si has tenido experiencias en tu infancia donde te sentiste traicionado, abandonado o maltratado, tus expectativas sobre eso durante la edad adulta serán similares, porque eso es a lo que te acostumbraste mientras crecías. Parte de la terapia del niño interior consiste en mirar atrás hacia esos momentos de nuestras vidas y reconocer que, sólo porque esas cosas ocurran, no significa que debieran haber ocurrido o que debamos seguir soportando que pasen. Puedes darte cuenta cuando tengas 30, 40 o incluso 50 años que esa parte de ti necesita atención y ser reconocida, necesita tiempo para que puedas sanar, aunque sea años o décadas después de que sucedió.
¿Por qué es tan complejo procesar esos sentimientos cuando crecemos?
Creo que es difícil porque no tenemos la capacidad. No entendemos lo que sentimos, tenemos miedo de hablar de ello, o sentimos que si lo abordamos, la gente va a pensar diferente de nosotros. Y también creo que es difícil hablar porque es muy doloroso. Lo que hace que los niños sean resilientes es que tienen formas de distraerse y reformular cualquier trauma que estén viviendo. Muchas veces los niños se dicen cosas a sí mismos como “en realidad no fue tan malo, o, sí, en realidad no es para tanto, a quién le importa que eso me esté pasando a mí, probablemente les pasa a otras personas”. A medida que envejecemos, somos menos capaces de hacer eso porque tenemos una mayor comprensión de lo que es y no es aceptable. Entendemos mucho mejor qué se considera como algo traumático.
¿Crees que estos traumas o recuerdos dolorosos de la infancia pueden desencadenar reacciones o situaciones complejas e incluso desproporcionadas en la adultez?
Cuando vas a terapia y empiezas a observar tus reacciones a situaciones, te das cuenta de que si tus reacciones son desproporcionadas o no coinciden con el presente, es porque se están mezclando sentimientos del pasado. Por ejemplo, si vienes de una familia en la que abusaron físicamente de ti, tuviste un padre o una madre adictos a la rabia. Treinta años después estás intentando mantener una conversación con tu pareja y si ves que él o ella empieza a enojarse, podrías entrar en pánico o sentir mucha rabia o hipervigilancia, porque en cierto nivel te preocupa que tu pareja vaya a ser como eran tus padres. Puedes sentirte en peligro físico. Parte de lo que aprendes en la terapia y en el trabajo con tu niño o niña interiores es que tu reacción hacia tu pareja está basada en tu historia y no estás reconociendo cuáles son las diferencias. Saber que si estás casado con alguien que no es abusivo, entonces esa persona cuando se enoja no va a hacerte daño, no te va a odiar. Puede decir algo que te moleste, pero no es un peligro. Se trata de identificar si estás reaccionando a algo que está pasando ahora mismo o que ya viviste. Eso es parte de la sanación del niño interior.
Hablaste de situaciones muy serias y duras. Pero, ¿crees que a veces usamos la palabra “trauma” de forma ligera? ¿Cómo podemos identificar un trauma?
La palabra se usa mucho y de forma muy ligera. Un trauma generalizado es cuando pasas por algo en tu vida y te sientes abandonado, inseguro, desatendido, y no tienes a nadie con quien hablar sobre lo que sea que hayas pasado. Cuando pienso en la palabra trauma, pienso en diferentes ejemplos de lo que es traumático: pelearse con tu marido no es traumático. Tener un padre que te pega, o estar en un matrimonio en el que hay violencia doméstica o perder a alguien de tu familia de repente en un accidente de auto, esas son situaciones traumáticas que si no se afrontan o no se reconocen, llevarán a un estrés postraumático. Creo que la gente usa mucho la palabra trauma ahora mismo porque el mundo es traumático. En Estados Unidos hemos tenido un aumento de la violencia armada, una pandemia que nos marcó por el aislamiento, el cambio drástico en nuestros estilos de vida. Esas son cosas que se consideran traumáticas. Pero yo creo que el trauma es realmente cuando has pasado por algo horrible, inimaginable o tan aislante, que te deja sintiéndote solo y sin forma de protegerte a ti mismo o a los que te rodean. Requiere que hagas una sanación interior de tu niñez para poder superarlo y no continuar viviendo tu vida como si el trauma aún estuviera sucediendo.
¿Crees que todas las personas podrían beneficiarse de este tipo de terapia aunque no tengan un trauma? La mayoría de las personas pasa en algún momento por situaciones difíciles que las marcan.
Siempre va a haber una parte de nuestro yo más joven con heridas, así que creo que sí, todo el mundo puede beneficiarse de aprender a mirarse a sí mismo con otros ojos. Con menos juicio, con más compasión. Ser capaces de decirle a tu niño o niña interiores: “fue terrible cuando te acosaron esos niños o cuando ese profesor empezó a reírse de ti delante de tus compañeros”. Ser capaz de envolver con tus brazos a la persona que fuiste y decirle: “eso no debería haber sucedido, eres una buena persona, no existe un niño perfecto y todos cometemos errores. Muchas veces los adultos son muy duros consigo mismos porque han interiorizado ese sentimiento de vergüenza al crecer y piensan que tienen que ser perfectos. Parte de esa curación es volver a ese momento y decir: esa persona no debería haberte tratado así, qué triste que tuvieras que pasar por eso y no tienes la culpa. Se trata de convertirte en ese padre para ti mismo que podrías haber necesitado en ese momento. Aunque hayas tenido unos padres estupendos, ellos no siempre van a poder hacer todo por sus hijos.
¿Crees que también sirve para ser más justos y compasivos con nuestros padres?
Creo que es importante que los adultos trabajen en eso. Es importante reconocer que tuvimos padres que también tuvieron padres y pasaron por cosas. Ser capaces de sentir cierta empatía y compasión por las cosas que tal vez nuestros padres hicieron mal o no hicieron. También, cuando se trata de personas que crecieron en ambientes abusivos como yo, es importante ser capaces de reconocer el significado de haber pasado por eso. En mi caso, creo que fue el resultado de cosas con las que ellos vivieron y con las que nunca lidiaron. No los dejo libres de culpa porque no creo que hicieran lo mejor que pudieron. Pero creo que, si eres un adulto y has sufrido un trauma importante y decides no enfrentarlo, esa es tu elección y no siempre es la elección correcta. Si vienes de una familia en la que sabes que tus padres fueron tal vez demasiado duros contigo o a veces manejaron mal las cosas, puedes volver atrás y decir simplemente, lo entiendo, tenían defectos. Si tu madre no era muy buena con los sentimientos o tu padre tenía muchas expectativas sobre sí mismo y a veces no sabía cómo lidiar con las tuyas. En esos casos, es bueno ser capaz de mirar a tus padres y entender que tienen defectos. Sentir algo de empatía y compasión realmente te ayudará a curarte de las cosas que te causaron daño.
¿Se puede hacer esta sanación sin terapia o a través de otros mecanismos?
No creo que todo el mundo tenga que ir a terapia, pero sí creo que si has pasado por algo traumático en tu infancia, si tienes una historia de abuso, si perdiste a alguien en un accidente de auto, si perdiste tu casa en un incendio, si algo significativo sucedió en tu infancia que te está afectando a diario, la terapia es lo indicado. En otras situaciones, tal vez puedas superarlo hablando con otras personas o con amigos cercanos. A algunas personas les ayuda mucho estar en grupos de apoyo, que no es lo mismo que la terapia. Si experimentaste algo traumático, sería bueno tener una terapeuta que te ayudara a comprender el impacto de lo que viviste y aprender a lidiar con los sentimientos cuando se desencadenan. No creo que puedas hacerlo solo. Pero hay personas que no han vivido ese tipo de traumas y que pueden encontrar otras formas de sanar su niño interior. Y de nuevo, la forma más importante, creo, es ser capaz de mirar a tu yo más joven a través de los ojos de un adulto y aprender a sentir compasión y luego empatía. Si sientes que no puedes hacerlo por tu cuenta, sería una razón para acudir a terapeutas.
¿Cómo funciona la terapia enfocada en sanar a tu niño y niña interior?
Cuando vas a terapia lo que haces es empezar a hablar más específicamente acerca de cómo te sientes después de estas experiencias. Empiezas a aprender a identificar tus desencadenantes, aprendes más sobre cómo ha afectado tu autoestima y tus decisiones en tu vida adulta. Luego, ser capaz de aprender a manejar estos sentimientos y trabajar a través de ellos para seguir. Mucho sucede a través de la comprensión y la conversación. Hay diferentes estrategias que los terapeutas van a utilizar porque todo el mundo es diferente. No hay una forma correcta o incorrecta de hacerlo. Lo más importante es averiguar lo que necesito. ¿Necesito a alguien que me ayude a separar mi pasado de mi presente? ¿Aprender a contener las heridas de la infancia? ¿Necesito amarme a pesar de lo que me pasó mientras crecía y dejar ir parte de la vergüenza que aún siento?
¿Crees que existen traumas colectivos? A veces se les juzga un poco a las nuevas generaciones por ser “más sensibles” a pesar de que muchos aspectos de su vida son, en apariencia, más fáciles que lo que vivieron sus padres.
Absolutamente. Los niños de esta generación están lidiando con las secuelas del Covid y el aislamiento, con retrasos educativos. En mi país hay mucha violencia con armas de fuego e intimidación en redes sociales. Creo que en cada generación hay muchas formas de trauma colectivo. La ventaja de que sea colectivo es que podemos mirar a alguien y decir: ¿te acuerdas cuando sucedió eso? Puedes sentirte comprendido. Es curativo sentir que alguien entiende lo que estás sintiendo.