Es común escuchar rechazo o miedo, cuando se habla de alimentación intuitiva. “Es que si yo como así, comería cosas dulces todo el día”, dicen. Esta deducción muchas veces viene de personas que han pasado gran parte de su vida a dieta, años privándose y teniendo una alimentación que los hace sentirse restringidos de lo que les gusta, por lo que no es raro que piensen que van a querer comer todo lo que siempre tuvieron prohibido. Y es que efectivamente se genera una relación ambivalente y de culpa con la comida.
Pero, ¿que es la alimentación intuitiva? Es darle más espacio a tu cuerpo. Permitirnos comer de acuerdo a nuestras necesidades, emociones, antojos y gustos. Es validar que no sólo comemos desde el estómago, sino también desde la mente, lo social o la historia. Todos lugares igual de válidos. Si seguimos negando esto, después aparecen con furia esas emociones pues, queramos o no, lo que negamos y reprimimos se refuerza.
Las dietas o lo que conocemos acerca de las dietas tiene una naturaleza restrictiva. Imponen una mentalidad dual, del todo o nada, suprimiendo los tonos grises. Pero la alimentación no tiene por qué ser así, debemos atender y validar que no sólo hay una manera de alimentarse. Vivir desconectados de nuestras necesidades, nos podría llevar al exceso sin disfrute y con culpa.
Aquí dejo algunos consejos para ir resignificando la alimentación y la intención que le ponemos al acto de comer:
- Haz una lista de todos los alimentos que te gustan y que no comes porque te privas de ellos.
- Comienza a conectar con tu cuerpo, a sentir tu nivel de saciedad antes, durante y después de comer. Muchas veces somos muy inconscientes e invalidamos lo que nos dice el estómago solo por escuchar lo que nos dice la mente. (Ej: Voy a tomar desayuno, porque es la hora del desayuno, no porque sienta hambre; o me voy a comer todo lo que está en el plato, aunque sientas saciedad)
- Intenta ir introduciendo esos alimentos que te gustan en la cantidad que no sientas culpa y permítete realmente sentirlos y disfrutarlos.
- Si te gusta cocinar, cocina tu comida favorita con consciencia; elige sus componentes, ponle cariño y dedicación a su preparación. Haz que su presentación sea atractiva y cómelo con plena atención, sintiendo sus sabores, texturas y aromas.
- Deja de comer cuando sientas saciedad, no cuando el plato este vacío.
- Comienza por ir teniendo en tu despensa y refrigerador alimentos que te gusten y a su vez honren tu salud.
Camila es Nutricionista – Health Coach. Instagram: @camilaquevedot