Cuando vemos en los medios de comunicación que un hombre atractivo deja a su pareja igualmente atractiva, nos preguntamos ¿pero por qué lo hizo si es guapísima? Y surgen frases como “si a Pampita la dejaron, ¿por qué a ti no te dejarían?”. Y es que le damos a la belleza física tradicional, a esa que tienen modelos y actrices, la capacidad de mantener una relación a flote, como si fuera lo que más importa.
En la misma línea, pero mirado desde otra ventana, cuando un hombre de aspecto común y silvestre deja a su pareja, que antes cumplía con los cánones de belleza pero que con el tiempo ha subido de peso y ha envejecido como es natural, lo justificamos con que ella “se dejó estar”. No se mantuvo hermosa eternamente, por lo que se entiende que él vaya a buscar algo mejor.
“El ser humano está hecho para amar, pero es la maduración emocional que implica vencer al egoísmo, ser capaces de comprender distintas miradas y tener aspiraciones con sentido en la vida, aquello que permite acceder a la grandeza del amor”, dice la psicóloga de Clínica Alemana, Solange Anuch. Y agrega: “Cuando estás en un estado infantil, donde tu mirada solo se sabe posar en lo concreto y en lo primero que está a la vista, es porque tú aún estás en desarrollo”.
El problema es que tanto medios de comunicación como la cultura de celebrities parecieran bombardear con información sobre la belleza humana que está errada, lejos de ser la realidad y a la que se le da una posición primordial frente a otras cosas. “Muchas veces las personas trabajan por años la primera capa y nunca entran a la segunda o la tercera, y cuando lo hacen es porque la vida les ha dado muchos golpes y tardíamente vieron que el camino era por otro lado”, dice la especialista. “Lamentablemente, nadie enseña que la ternura, la dulzura, el compartir y el entregar son aspectos atractivos más importantes que los físicos”.
Dicho esto, es innegable que el atractivo físico tiene un rol importante en la primera etapa de una relación; al momento de conocerse, de interesarse por otra persona que nos atrae con solo mirarla. Y esto, explica Anuch, se debe a que el atractivo físico está asociado a cosas positivas. “Si la impresión física que alguien te causa es buena o moderadamente buena, lo vas a asociar a cosas positivas, como tener una buena personalidad o inteligencia suficiente. Esto se debe a que la belleza moviliza sentimientos positivos y posiblemente también tiene que ver con un aspecto evolutivo y ligado a la preservación de la especie”.
Es necesario recordar, en todo caso, que el atractivo físico tiende a ser subjetivo, aunque aspectos como la simetría y la proporción de las formas suelen jugar un rol clave en aquello que nos gusta. Pero no podemos hablar de belleza solamente canónica, pues el peso, la altura, los dientes, la nariz y la piel no están sometidos a un checklist que debamos completar para ser catalogados como seres atractivos.
Pero aunque ese atractivo inicial, esa belleza física, sea lo que engancha a una persona, no es algo que garantice una relación o un compartir afectos y sentimientos profundos. “Mientras más tiempo pasa, la persona va encontrando otras dimensiones en su pareja y se va enamorando de ellas, y lo físico empieza a perder proporción”, dice Anuch, quien explica que es el vínculo de interioridad lo que enamora.
“En una relación donde la primacía está en el físico no podemos hablar de amor ni de afectos profundos”, recalca. “Podemos hablar de gustos, de sex appeal o atracción, pero no de amor. El amor no se construye sobre la primera capa”.
Según la especialista, es imposible abordar este tema sin mirar las apps y sitios web de citas, pues a su juicio marcan pauta en los encuentros amorosos actuales. “Es importante ver que ahí el humano se aproxima, mira, ve ciertas características físicas, y luego lee un perfil”. Y agrega: “Hay investigaciones que plantean que lo que más atrae, más allá de una moderada atracción por el físico, es la descripción que el individuo hace de sí mismo”. Porque la foto hizo que le dieras click, pero la reseña inspiró el match.
“Cuántas veces nos ha pasado que conocemos a alguien porque nos llamó la atención, nos fascina como se ve, pero al cabo de un tiempo de conocimiento la decepción es tan grande y las posibilidades de enamorarse escasas”, relata la psicóloga. “Para el amor es clave compartir una línea valórica, un nivel socio educacional similar y ciertas características que inevitablemente resultan atractivas. Estas son una personalidad comprensiva, capacidad de escucha, de empatía y de interesarse por el mundo del otro, abrirse y entregarse”.
Es por esto que Anuch es tajante en su conclusión: “Si lo físico afecta cuando ya hay una relación, es porque nunca existió un conocimiento profundo del otro, la persona nunca llegó a enamorarse del humano que tiene al frente, nunca lo amó. Le gustó, pero no pudo ir más allá”.