Paula 1117. Sábado 16 de marzo 2013.
Estos chilenos llevan años desatendiendo los vaivenes de la moda. En un acto de serena resistencia, desafiaron el paradigma del cambio, adoptaron cierto look como uniforme y se aferraron a él sin vuelta atrás. En la persistencia está su estilo.
Sergio Parra
Escritor y dueño de la lubrerçia de metales pesados
"Tengo 24 camisas blancas, iguales, todas Arrow, clásicas. Me cambio dos veces al día. Uso siempre zapatos de charol lustrados. Mis pantalones son talla 48. Debo tener unos 16, todos casi iguales, aunque tengo algunos con rayitas.
A los16 años mi vida ya era complicada; me vine de San Rosendo a trabajar a Santiago. En 1971 estaba cesante y un día vi un aviso en el diario que decía: 'Se necesita joven para trabajar en oficina. Tenida formal'. Ahí me compré mi primer traje negro y camisa blanca (a los 18) en una tienda de ropa americana en la calle Bandera. Lo elegí de ese color por una simple razón; si el traje era negro nadie podía saber si tenías 1, 2, 5 o 10 trajes iguales, nadie descubría si era el mismo que usaba todos los días; es muy distinto si fuera verde o café, la gente lo notaría. Así es que para qué me iba a complicar más la vida, era más fácil vestirme siempre igual. Si no tienes plata no puedes combinar. Ese primer traje era marca chancho y me duró como un año y medio.
Yo tenía un viejito sastre que me hacía los trajes, y hace tres años me avisó que estaba enfermo y le mandé a hacer cuatro ejemplares antes de que se muriera; pasó lo mismo con mi zapatero, a quien le mandé a hacer cuatro pares.
En la librería soy uno de los socios, pero atiendo, me gusta estar ahí y la gente me reconoce por la ropa. Cuando no estoy en el trabajo el resto del tiempo lo dedico a leer, pero para eso tampoco necesito cambiarme de ropa. En mi casa no me saco los zapatos, no necesito ponerme una tenida más cómoda o pantuflas, siempre estoy igual. No hago deporte, jamás voy al campo, nada. Cuando fui a Cuba y anduve así todo el día, con mucho calor, la gente no lo entendía.
Para mí, mi ropa es un hábito, un uniforme, creo que si ando en la calle con ropa de color nadie me reconocería. Es parte de mi personalidad, porque soy bien serio. Si ya no me compliqué la vida, no me la voy a complicar hasta el final de mis días. Si algo tengo claro es que me voy a morir así".
Tere Cruz
Artista plástica
"Siempre me visto de negro, la mayor parte del asl veces con vestidos. El negro me sale automático, no es premeditado, me da la seguridad de sentirme bien donde quiera que vaya, y eso viene también de las ganas de pasar desapercibida. Andar sexy o aminada por la vida no es lo mío. No me muevo desde ahí. Me gusta la idea de una estética romántica, casi antigua, me gustan los vestidos largos, las polleras y también una minifalda dulce. Esa cosa femenina en potencia, mi pelo largo, en trenza y con cintas. De alguna manera, cada mujer tiene un sello, que expresa su fuero interno, que la interpreta. Busco lo simple, llegar a algo lo más esencial posible. De ahí sale el color negro".
Caudio Di Girólamo
Artista plástico, director de teatro y escneógrafo
"Hace más de 40 años decidí vestirme siempre de jeans. No hice ninguna manda ni tengo secretos guardados. Me visto siempre así simplemente porque me gusta, por practicidad y comodidad. Eso de no andar pensando qué me pongo o qué no, es fantástico. Soy diseñador de vestuario, así que si me hubiese dejado llevar por esas cosas, sueno.
Tengo tres chaquetas y varios pantalones: para pintar, trabajar, estar en la casa. No estoy ni ahí con las marcas. Esta chaqueta que llevo puesta me la compré en un supermercado en España. Para las grandes ocasiones tengo un black jeans. No lo compré, sino que mandé un jeans azul a teñir a la tintorería. He ido a recibir premios así, donde el Papa, así, tal cual, sin corbata. Si es de etiqueta, se ahorran el cacho de invitarme. Por ejemplo, en el Club de La Unión ya no me convidan, porque saben que no me voy a cambiar de ropa. Jamás".
Cristián Domínguez
Arquitecto, socio y director de The Andes House
"No me gusta vestirme igual que todos. Hice una búsqueda larga hasta encontrar lo que quería, pero ya hace un par de años que me siento cómodo con mi look actual. Me gusta vestirme con ropa que sea neutral, nada que llame demasiado la atención, mantenerme en un color y hacerlo propio. Estoy un poco pegado con el azul y los grises, casi toda mi ropa se mueve en esos colores y tonos. Pero antes tuve otros uniformes. Hubo un tiempo en que usaba pantalones de cotelé, y solo usaba ese tipo de pantalones, nunca otros.
Desde que estoy más metido en el diseño he podido entender mejor estos códigos y poco a poco voy reforzando mi imagen. Mi forma de vestir me ayuda a que cada vez más se entienda qué hago y qué pienso. Además, la barba y mi look generan una imagen fácil de recordar". usaba ese tipo de pantalones, nunca otros.
José Miguel Manríquez
Diseñador y decorador
"Estudié historia del arte en L'Ecole du Louvre en París y trabajé con Marc Jacobs en Nueva York. Me rodeé de mucha gente de ese medio y con ellos comenzamos a
definir nuestros propios estilos. Así, conociendo mi figura y mi talla, no fue difícil descubrir cómo desarrollar mi silueta. Siempre ocupo capas de ropa, muchos niveles de distintos largos, con telas de algodón o seda para darle volumen a mi figura. Además, es una buena manera de protegerse del calor y del frío.
Mi estilo recoge elementos del Medio Oriente con un romanticismo clásico, siempre acompañado de buenas y sofisticadas chaquetas, de gillette finísimos y bellos zapatos, que tanto me gustan".
Christian Aylwin y Rubí
Cirujanos cuánticos
Cristián: "Me visto siempre de blanco y siempre de verano. Hace cuatro años, con Rubí, mi pareja, nos compramos unos pantalones playeros blancos, que resultaron muy cómodos. Para combinarlos, compramos después camisas del mismo color. Empezamos a trabajar con esta indumentaria en terapia y nos dimos cuenta de que los pacientes sentían más confianza al vernos vestidos de blanco. Resulta que llegó el otoño, empezó a hacer frío, llovió y nosotros seguíamos vestidos completamente de verano. Como que no nos nacía cambiarnos esa ropa. Todo se confirmó una noche cuando soñé que unas voces me decían 'detona el sol que hay en tu interior'. En ese minuto supe que tenía que andar de blanco para siempre. Y nunca más sentí frío. No uso chalecos, ni abrigos ni nada".
Rubí: "Abres nuestro clóset y es todo blanco. Nosotros llevamos este color por dentro. Incluso somos colocolinos. Una vez íbamos los dos caminando por la calle y una niña chica le pregunta a su mamá: '¿Son ángeles?'. Los niños te ven de otra forma y la gente percibe que si vamos de blanco debe ser porque hacemos algo especial".