Lucía (33) vive desde hace cinco años en el extranjero y para ella las redes sociales son un puente para conectarse con amigos y familiares. Pero en los últimos meses comenzó a silenciar a varios de ellos. Personas que en la vida real le agradan, pero en la virtual no. Su decisión no nació desde ninguna mala onda, explica. Sino de su voluntad de evitar el malestar que le causan algunas publicaciones. “Algunas personas suben contenido que me genera incomodidad. Les gusta mostrar una realidad que no es y eso me genera vergüenza ajena y molestia. Tengo silenciados a todos los que me parecen poco genuinos”, cuenta. Las funciones para silenciar le dieron una salida sin tener que recurrir a opciones más agresivas, como dejar de seguir a esas personas. O bloquearlas. Y es una herramienta cada vez más utilizada entre los usuarios. “Me alivia el hecho de tenerlos silenciados porque no me aparecen, no me entero, no pienso en eso, entonces no me molesta”, dice.
Para Carla (34), esta opción la ha ayudado a tener una relación más saludable con las redes. “He silenciado a varias personas porque las considero adictas a las redes sociales. Hay algunas demasiado exhibicionistas. Otras desinforman con todo lo político. Antes debatía. Ahora los silencio y adiós”, cuenta. “Me ha servido demasiado porque, de lo contrario, te empoderas de las cosas a las que estás expuestas”, agrega.
Esteban (32) también recurrió a esta técnica. Silenció a una de sus amigas por la gran cantidad de publicaciones e historias que subía en Instagram. Unas 30 o 40 por día que terminaron por irritarlo. “Habla mucho en sus redes, yo no veo nada de eso, la tengo silenciada. Pero en la vida real somos amigos”, dice.
Constanza (31) también optó por usar esta herramienta con quienes exponen en exceso su privacidad. “A pesar de ser mis amigos, silencié a personas porque muestran demasiado su vida privada y a su hija. Creo que es peligroso y que hay que proteger a los niños y niñas. No estoy de acuerdo con ese nivel de exposición y por eso preferí dejar de seguirlos. No quiero que terminen cayéndome mal”, cuenta.
Andrea (32), que ha tomado esta medida con varios de sus conocidos, sustenta su decisión en la libertad de elegir lo que ve a diario. “Me ahorro el mal rato. Cada uno hace y sube lo que quiere. Por eso está también la libertad de dejar de seguir a la persona”, dice.
Según Alfonso Cox, psicólogo de la Red Salud UC, todas estas personas lo han hecho bien. Han tomado una decisión “saludable”. Explica que los usuarios de las redes sociales suponen que los demás tienen interés en lo que comparten y en cómo lo hacen. Pero en la vida real, es difícil interesarse por todos los aspectos de las personas con las que se tiene algún vínculo de cercanía. “Cuando dos conocidos se ven en persona, pueden hablar de otras cosas que sean de interés común; dirigir el contenido de la conversación. Pero cuando alguien publica algo, no está en un diálogo realmente, es más bien un monólogo”, dice Cox.
El psicólogo añade que muchas personas quieren ser vistas de una determinada manera, como una suerte de personaje. Y si ese estilo es muy insistente puede terminar por cansar incluso a los más cercanos. También algunos temas pueden ser especialmente desgastantes, como la política, religión y temas valóricos. “Silenciar a alguien no ofende a nadie, es una opción personal. Me parece sano no leer lo que me causa molestia, no ver cosas que me causan contradicción o irritabilidad. Cortar por lo sano. Es parte de la libre elección, no me parece que haya nada antisocial de por medio. No es mandar un mensaje, ni agredir al otro. Por eso existe la posibilidad de hacerlo, es parte de las reglas”, explica.
Paula Errázuriz, académica de la Escuela de Psicología UC, dice que en estos casos también es bueno reflexionar sobre la tolerancia. “Las personas, sobre todo nuestras familias y amigos, pueden pensar distinto a nosotros. Creo que antes de silenciarlos es bien importante preguntarse por qué uno lo hace. Si lo hago porque el otro publica todo el rato o se expone más de la cuenta es una cosa, pero si no tolero que el otro piense distinto a mí es bueno reflexionar y ser más tolerantes y abiertos. No deberíamos necesitar que todos piensen como uno para tener una buena relación con esas personas”, dice.
Y por último añade que lo realmente importante en los vínculos es priorizar la relación real sobre la virtual. “Si soy amiga de una persona en la vida real pero empiezo a sentir incomodidad por lo que publica en las redes sociales, en ese caso es una buena idea silenciar, ya que el vínculo real y que debemos cuidar es el que se genera cara a cara”, concluye.