La semana pasada, los WhatsApp de la mayoría de los que somos padres en edad escolar explotó con advertencias de una fea y asustosa "Momo", con la cual, reconozco, se me paran los pelos. Pero, ¿quién es y qué hace Momo? Muchos reenvían la información a modo de alertar a otros, pero, como muchas cadenas, nadie verifica la información ni nos tomamos el tiempo de averiguar un poco más.
El desafío de Momo o "Momo challenge" ha sido lejos el más viral, es decir, el más compartido y alertado por las redes sociales. Se trata de una forma de cyberbullying que intenta contactar jóvenes y niños a través de videos inocentes en Youtube kids y otras plataformas. Supuestamente, de forma sorpresiva, aparecen en la mitad de un video de Peppa Pig imágenes violentas y perturbadoras que alientan a los niños a infringirse algún daño o a que se suiciden, e incitan a que los contacten por un número de teléfono -no chileno-, que aparece en la pantalla.
Según la Organización Nacional de Seguridad Cibernética de Londres, este challenge existe hace ya un tiempo y ha resurgido en diferentes plataformas, como WhatsApp, Facebook, Youtube y Youtube kids. En esta histeria colectiva de las últimas semanas, Momo se ha hecho viral, pero no han logrado encontrar los videos denunciados. La única prueba es que alguien hizo una compilación de imágenes del 2017 y las lanzó, provocando el pánico de todos los que tenemos hijos.
Sea como sea, el caso es que estamos frente a un nuevo formato de cosas que atentan contra la infancia y su bienestar. Pero que siempre han existido. Cuando yo estaba en el colegio, el álbum "Basuritas" provocó este mismo revuelo y, aún sin la existencia de WhatsApp, se produjo una alerta generalizada contra este álbum que era distorsionador, mal formador. No quiero bajar la guardia con temas de la cantidad de información a la que tienen acceso nuestros hijos, pero sí quiero ejemplificar que siempre han existido y existirán estas amenazas o ciertas cosas que percibimos como amenazas pero que pueden ser una muy buena oportunidad para ir enseñándoles una cierta responsabilidad y seguridad con el mundo digital. Porque no será Momo la última amenaza, ni tampoco lo peor que verán en internet.
Más amenazante me parece la cantidad de horas que pasa un niño o niña frente a un computador, viendo una serie de videos sin sentido. Y en ese rato, Youtube tiene la libertad de, poco a poco, ir modificando el contenido, sugiriendo algo parecido a lo que comenzaron a ver para terminar viendo un video que nada tiene que ver con lo que uno creía que veían.
Sí, como primera medida es urgente poner algún tipo de control parental en el computador, en Youtube, en el navegador y en Netflix, ya que hay contenido no apropiado para niños que no se viraliza. Del que no estamos al tanto. Otra medida es estar siempre conversando con ellos sobre diferentes temas de su interés. En mi caso, decidí contarles de Momo, porque el amigo de uno ya lo había asustado con la historia y la descripción de esta mona fea. Estaba aterrado. Por eso, de un suácate le quité poder a Momo, dejándola como chaleco de mono al explicarles que es un invento de unas personas muy aburridas y enfermas, pero también dejándoles en claro que este tipo de amenazas van a venir siempre y de diferentes frentes y fuentes.
También, tómense el tiempo y googleen la cantidad enorme de "challenges" o "desafíos" completamente idiotas que aparecen a diario en las redes sociales, diseñados especialmente para adolescentes. Y que también ponen en riesgo incluso de vida a miles de niños y teenagers, haciéndolos hacer cosas realmente estúpidas. Por esto impera enseñarles y trabajar con ellos el criterio, el sentido común, el discernir, para que no hagan cosas que atentan contra su vida, cómo por ejemplo el challenge de aspirar un condón por la nariz y sacarlo por la boca. Y respecto a los teléfonos, como recomendación, yo aplazaría lo más posible el que tengan uno propio. Ya es demasiado difícil controlar las horas de pantalla y el acceso a lo que ven a través del computador o de nuestros propios dispositivos.
María José Buttazzoni es educadora de párvulos y directora del jardín infantil Ombú. Además, es co-autora del libro "Niños, a comer", junto a la cocinera Sol Fliman, y co-fundadora de Soki, una plataforma que desarrolla cajas de juegos diseñadas para fortalecer el aprendizaje y la conexión emocional entre niños y adultos.