Soy igual a mi mamá
Sabemos que la relación madre e hija no es fácil. Que aunque se trate de un lazo especial, puede haber diferencias y roces. Y que esas cosas que las convierten en personas distintas, sirven para aprender la una de la otra. Sin embargo, también existen semejanzas. La personalidad, los gestos, la voz o el físico. Aquí, cinco parejas de madres e hijas comparten la experiencia de compartir rasgos notoriamente heredados.
Claudia Sotomayor (50) y Macarena Ibáñez (25)
De cinco hermanos, Macarena es la que más se parece a su mamá. Se lo dicen siempre, a pesar de que ella no lo vea como algo tan evidente. "Es tanto el parecido, que ha habido profesoras que me dicen '¿Tu segundo apellido es Sotomayor? Porque eres igual a la Claudia' ¡Lo increíble es que ni siquiera voy al mismo colegio al que fue ella!", cuenta Macarena. La misma situación le ha pasado varias veces a Claudia: "Una vez un colega del banco que no conoce a la Maca me preguntó si existía alguna posibilidad de que una hija mía hubiese estado el día anterior en el mall. Que era eso o un clon. Es impresionante". Pero más allá del indiscutible parecido físico, ambas coinciden que lo que más las mimetiza son los gestos, la manera de hablar, su personalidad. Y la sonrisa.
Manuela Montero (34) y Olivia Marambio (7)
A la diseñadora e ilustradora Manuela Montero le dicen por lo menos una vez por semana que es idéntica a su hija Olivia. "Para mí es un honor", cuenta. Manuela asegura que la gente las encuentra parecidas principalmente por el colorido, pero no cree que sea tan así. "Si miro fotos mías a los 7 años, las facciones son bien diferentes". Esta mamá y su hija no creen que el parecido físico sea positivo o negativo, pero sí creen en los modelos. "Sé que tengo el importante deber como madre de ser un buen ejemplo, y no es fácil", dice Manuela. "Me gustaría más que nada que ella aprenda la importancia de ser auténtica, de no tener la presión de parecerse a mí o a ninguna otra persona, que tenga ideas y gustos propios, creo que es fundamental. Lo que sí, me gustaría que no fuera tan desordenada como yo, pero es una batalla difícil de ganar".
Camila Brunetto (27) y Paola Recaman (52)
A Camila y Paola las detienen en la calle por lo parecidas que son. Camila cuenta que durante un viaje que hicieron juntas en el control de seguridad las pararon porque no le creían que Paola fuese su mamá: "Nos pararon en el aeropuerto porque pensaban que éramos hermanas". Pero el parecido va más allá de lo físico. Reconocen que no se pusieron de acuerdo, pero para esta entrevista llegaron ambas vestidas con pantalones de cuero, polera negra y chalecos casi idénticos. "Compartimos muchos gustos. A las dos nos encanta el baile, el deporte, hemos viajado harto juntas. Somos partners en muchos sentidos", cuenta Paola. Si bien sus personalidades son dos polos opuestos -una es más racional y pragmática mientras que la otra es más emocional y sensible- creen que esa diferencia es clave en la cercana relación que han desarrollado con los años. "Mi mamá tiene una mirada muy distinta a la mía sobre las cosas, y por eso busco mucho su consejo. Me muestra lo que yo no veo y yo a ella", explica Camila.
Mónica Espinosa (70) y Sofía Brunner (36)
"En primer año de pedagogía tuve un ramo de psicología, carrera que estudió mi mamá, y mientras estábamos en la mitad de la clase, la profesora hizo contacto visual conmigo, se detuvo y me dijo: 'tú tienes que ser hija de la Mónica Espinosa'. Todo el curso se mató de la risa y siempre me molestaron con esa frase", recuerda Sofía. El parecido entre ambas empezó a notarse cuando Sofía entró en la etapa de la adolescencia y cada año se hizo más evidente. "Ahora siempre me dicen que nos encuentran iguales, pero tengo una amiga que le encanta bromear con que mi mamá es mucho más linda". Mónica la interrumpe: "No estoy para nada de acuerdo. Tú eres mi versión mejorada". Para ella una de las cosas más le gusta es que a las dos, por separado, suelen decirles que se parecen a la actriz británica Kristin Scott Thomas. "Ella es estupenda, así que es un piropo para ambas. Pero encuentro que mi hija es mucho más similar", dice. Sofía asegura que una de las ventajas de ser iguales es que se puede hacer una idea de cómo va a ser su vejez. "Me encantaría lograr ser tan linda y tan buena mamá como ella".
Antonia Eluchans (35) y Rosa Lamarca (1)
En el living de la casa de Antonia hay una foto de ella cuando tenía cuatro años. Es evidentemente más grande que Rosa, su hija menor que tiene un año, pero sus otros dos hijos mayores cada vez que la ven, dicen que la de la foto es Rosa y no ella. "Es bien impresionante porque toda la gente, conocidos y desconocidos, nos comentan lo parecidas que somos. Ella tiene los ojos azules y el pelo un poco más claro, pero a pesar de eso, reconozco que tenemos cosas como la boca y la nariz que nos hacen ser evidentemente reconocibles como mamá e hija. En la calle nos lo comentan y dentro de mi familia, también. Me encanta parecerme a ella y que me lo digan, me pone feliz. Ojalá ella sienta lo mismo cuando sea grande", dice Antonia.
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