Cuando uno busca Tarot en Google, la primera página de resultados son enlaces a sitios de lectura online. Si buscas en la tienda de tu smartphone uno encuentra decenas de aplicaciones que ofrecen "leerte" las cartas. Esto no es casualidad. En Chile, en octubre de 2019, la segunda Encuesta de Percepción Social sobre Ciencia y Tecnología arrojó que el 17,3% de los encuestados confía en el tarot, el horóscopo y las cartas.
¿Pero qué queremos saber? Según la tarotista y terapeuta de flores de Bach, Andrea Calvo, las preguntas han ido cambiando con el tiempo. "Hasta hace un par de años la gente por una necesidad imperiosa de saber qué les iba a pasar, pero de forma súper mágica, sin hacerse cargo de la responsabilidad que tienen en su propio futuro", explica. Y agrega: "Actualmente pasa que las personas que se leen las cartas ya no vienen con la incertidumbre del futuro. Y en el caso de las mujeres, buscan reconfirmar quiénes son o iniciar un camino de autoconocimiento".
En el caso de las que quieren saber su rol en el mundo, están preocupadas de cómo las ven en el trabajo, en su casa y en su círculo social. Para ellas, quiénes son en su contexto es muy importante. "Esas mujeres vienen y me dicen que tienen un buen trabajo, una excelente relación con sus amigas, pero que no les va bien en el amor, y leyendo sus cartas te das cuenta que es porque ellas mismas se truncan sus opciones por mantenerse en sus roles y no salir de ellos", asegura Andrea.
Por otro lado, las mujeres que van a leerse el tarot por un tema de autoconocimiento hacen preguntas del estilo "¿por qué siempre caigo en lo mismo?", y se cuestionan si es que el problema es el otro o si son ellas mismas. "En este caso no es una ansiedad por el futuro, sino que es un qué hago para que las cosas me resulten", asegura la tarotista.
Así también lo cree Javiera Arrate (30), quien se va a ver las cartas buscando "lecturas reflexivas". "Lo hago para ver dónde enfocar la energía, saber qué cosas tienen más potencial que otras", cuenta, y añade que las cartas también la han ayudado a entender problemas en su relación con otras personas. "Trabajé con una persona que me hizo bullying y el tarot me ayudó a entender por qué esta persona actuaba así conmigo", recuerda. "Busco una reflexión respecto a varios temas, pero también tener tranquilidad respecto a otros. No quiero que me digan cómo va a ser mi futuro, pero sí que me ayude a reflexionar sobre cosas que me han pasado".
Andrea cuenta que, en el caso de los hombres, las preguntas suelen ser más concretas: cómo están en el trabajo, cómo seguirá su salud y si es que van a estar bien de dinero, mientras que las mujeres hacen preguntas más relacionadas con su identidad, "quién soy, dónde estoy parada". Buscan conocer sus propios recursos y cómo pueden rearmarse después de un fracaso o una crisis, lo que habla de un proceso más interno.
Son preguntas que se podrían hacer a ellas mismas, sin necesidad de un intermediario, pero cuando una persona tiene una característica muy impregnada en su identidad difícilmente la va a reconocer como un problema o como algo en lo que deba trabajar. Por ejemplo, alguien impaciente ve su impaciencia como algo normal, por lo que no se da cuenta que debe hacerse cargo de ella hasta que alguien se lo dice. "Para hacer conciencia necesitamos un espejo y esa es la función del tarotista; ser ese espejo para que las personas puedan enfocar sus preguntas en ti, porque finalmente se las están haciendo a ellas mismos", concluye Andrea.