A principios del 2019 una abogada de 35 años en la India marcó un hito en la historia de su país al convertirse en la primera mujer sin casta ni religión. Gracias a un certificado inédito que le otorgó el gobierno pudo liberarse –al menos formalmente– de esas ataduras religiosas impuestas al nacer por su familia y la comunidad en la que creció. Pero, aún siendo una profesional en el área legal, le tomó 9 años de batallas mediáticas y juicios en tribunales conseguir un papel que la declara, al fin, una mujer no religiosa.
Hace casi un mes, Netflix estrenó Unorthodox, una serie basada en las memorias de Deborah Feldman, que en cuatro capítulos narra la historia de una joven judía ultra ortodoxa criada en una comunidad de Brooklyn en Nueva York. Durante toda la temporada, expectantes, seguimos los pasos de Esty, quien busca librarse de un matrimonio arreglado y de todas las demás ataduras impuestas por la religión. Porque como explicó la protagonista cuando le preguntaron por qué huía de su comunidad, escapaba porque Dios exigía demasiado de ella.
Separadas por continentes y por la realidad y la ficción, la protagonista de Unorthodox y la primera mujer sin religión de la India tienen un punto común: ambas lograron romper con las barreras que les habían sido impuestas por el simple hecho de nacer en una familia en la que se practicaban religiones extremas. Límites y ataduras de los que, quienes no han sido criadas en hogares religiosos, se sienten naturalmente liberadas. ¿Pero somos realmente libres de los estereotipos y las expectativas religiosas las mujeres sin religión?
Teresa Valdés, socióloga y coordinadora del Observatorio de Género, explica que si bien vivimos en un país en el que existe la separación entre Iglesia y Estado hace ya mucho tiempo, nuestra matriz cultural es eminentemente religiosa. "Como país formamos parte de un sector del mundo que es parte de la cultura judeo cristiana y toda nuestra cultura está permeada por eso", explica. "Tuvimos una conquista a través de la cruz y la espada, y desde ahí en toda América Latina se instaló la religión católica desarrollando una cultura que es muy interesante, porque se produjo un sincretismo. Es decir, una fusión de algunas dimensiones de la nueva religión con las culturas pre hispánicas". Valdés explica que este fenómeno se puede ver, por ejemplo, con la figura de María y de la Pachamama, que si bien son distintas en culturas latinoamericanas se mezclan. "La Pachamama tiene una dimensión de gozo que la Virgen no tiene, porque la Iglesia le quitó", explica.
En Chile, predomina fuertemente la influencia católica. Y la especialista aclara que esto es especialmente visible en nuestro concepto de lo que entendemos como lo femenino y lo que implica ser mujer. "La figura de María ha sido muy determinante en agrandar e hiper dimensionar uno de los aspectos de la existencia del ser mujer y anular las otras. Porque las mujeres son madres o son putas", explica la socióloga. Esta es la misma reflexión que recoge el monólogo que le ayudó a ganar el Oscar este año a Laura Dern por su papel en Historia de un matrimonio. En el largometraje, Dern interpreta a una abogada que, durante una consulta con su clienta a punto de divorciarse, le explica que haga lo que haga nunca reconozca que no es una mamá perfecta. Porque la sociedad no está preparada para aceptar a una madre que no sea una virgen. Valdés agrega que precisamente la consigna de lucha de una de las primeras feministas, la española Belén de Sárraga, fue contra la opresión que ejercían las instituciones religiosas sobre la mujer. "La lucha feminista a comienzos del siglo XX es contra el impacto de la religión en la vida de las mujeres", explica. "El objetivo era de salirse de la esclavitud de la religión".
Otro de los éxitos de Netflix en torno a la creencia de un ser superior, es la serie Afterlife que, a través del humor, aborda la pregunta de la existencia o no Dios, más allá de las religiones. Su creador y protagonista, el británico Ricky Gervais, ha ganado Emmys y Golden Globes por su trabajo como comediante y en esta producción –que está ad portas de estrenar su segunda temporada– no se queda atrás.
Durante una entrevista explicó que precisamente lo que busca reflejar en Afterlife es que la principal motivación del ser humano cuando recurre a la religión es la de inyectar sentido a su vida. "Por qué estamos aquí, pero no el cómo debemos estar aquí", es la pregunta que se plantea Gervais deben resolver las religiones. "Para vivir la vida al máximo sin herir a nadie en el proceso. Para dejar el mundo mejor de lo que era cuando llegaste, para experimentar todos los motivos, todas las cosas geniales que puedes hacer cada minuto de cada día de tu vida hasta que sea el momento de irte". Y, sin embargo, pareciera ser que lo que realmente reciben sus seguidoras son solo mandamientos.
Para Teresa Valdés, nuestras instituciones son precisamente un reflejo de cómo la religión sigue influyendo todos los ámbitos de la vida, incidiendo directamente en la forma en que vivimos. "Desde el concepto del matrimonio, pasando por la separación de los roles de hombre y mujer, hasta la división sexual del trabajo. Y en el ámbito de la familia, es crítico", explica. La socióloga agrega que, en nuestro caso, "la figura de María es muy fuerte y dominante porque ella es una madre, pero reniega y carece de sexualidad porque es virgen. Esa marca sobre nuestra concepción de mujer está más allá de cualquier profesión religiosa que una tenga". Más allá de si somos creyentes, practicantes, devotos o ninguna de las anteriores. "Todos crecimos y nos formamos como parte de una cultura, independientemente de la práctica de una religión. Y un Estado que por su puesto también se construye con sus bases en lo religioso".
La angustia de Esty la compartimos todas, porque ella no eligió haber nacido en el seno de una comunidad extremadamente conservadora, pero en algún punto de su vida sí eligió quedarse allí. Y como ella, ninguna elige dónde nace, pero todas hemos elegido quedarnos. O movernos. "Mas que estar sometidas a los imperativos de una religión es algo que está presente", explica Valdés. "Lo interesante es que ahora existen alternativas".