Francisco (33) trabaja en el área informática y hace casi 5 meses asiste una vez por semana a terapia con una sexóloga. Hace varios años desarrolló una fobia a la posibilidad de contraer una enfermedad de transmisión sexual y, luego de iniciar un tratamiento con un psiquiatra, la recomendación médica fue que abordara también el tema con un especialista en el área sexual. “Comencé a tener pensamientos irracionales sobre ETS, los cuales eran super angustiantes. Como daño colateral se vio afectada mi vida sexual. Básicamente renuncié a ella por la seguridad que me entregaba el no tener relaciones con nadie”, cuenta Francisco.
Si bien su primer acercamiento a la terapia sexual fue, como en la mayoría de los casos, a partir de un problema puntual, las sesiones derivaron rápidamente en un tratamiento que incorporaba también educación. Y es que, precisamente una arista de la terapia sexual que pocos consideran, pero de la cual muchos pueden beneficiarse, es la función pedagógica de este tipo de instancia. Especialmente si consideramos que, solo a partir 2001 se comenzaron a incorporar contenidos sobre sexualidad en los currículos escolares en Chile y, a partir de 2010 se hizo obligatorio impartir educación sexual para adolescentes en los colegios.
Katherine Atenas es sexóloga y se especializa en terapia y educación sexual integral. Explica que una de las creencias erróneas más comunes en relación a un área terapéutica relativamente nueva es que solo se puede abordar a partir de la disfunción o la patología. “En general se piensa que la terapia sexual es para personas que han pasado por una situación traumática o para quienes tienen algún tipo de problema de salud mental grave”. Sin embargo, así como la sexualidad es heterogénea e individual, la terapia sexual también es una herramienta diversa y que se adapta a las necesidades de cada persona.
¿Cómo definirías la terapia sexual y cuáles son sus objetivos?
La terapia sexual es un tratamiento especializado que se centra en mejorar la sexualidad de las personas que acuden a consulta. El objetivo es aliviar los síntomas de las dificultades sexuales. Por ejemplo, acompañar a mujeres que tienen problemas para alcanzar el orgasmo o que han disminuido su deseo sexual, o bien, que se sienten insatisfechas con sus experiencias sexuales. En estos casos la terapia apunta a superar las barreras que impiden disfrutar de su sexualidad.
Pero la terapia no solo es eso porque la finalidad última es que los pacientes consigan tener experiencias más sanas y placenteras y que se sientan cómodos con su sexualidad.
¿Cuáles son las creencias erróneas que hacen que la terapia sea un tabú para algunas personas?
Antes la terapia sexual trabajaba sobre disfunciones sexuales. Mi enfoque es de una línea más abierta e integradora de la sexología que trabaja en torno a dificultades, es decir, normalizando la sexualidad entendiendo que son problemas que tienen solución.
Tratar los problemas sexuales como una disfunción es patologizar en base a trastornos, lo que a veces genera más problemas, incluso donde no los hay. Cuando se trabaja para solucionar dificultades la mirada es más amplia. Nos damos cuenta de que la sexualidad no sólo son problemas biológicos, sino que también tiene que ver con nuestra autoestima, con la forma en que nos percibimos a nosotros mismos y la manera en la que nos interactuamos nuestras parejas.
¿Cuáles son los principales motivos de consulta en mujeres?
Las pacientes, principalmente han llegado a mi consulta por falta de interés para tener relaciones sexuales, sobre todo cuando están en una relación estable de varios años. Los problemas para llegar al orgasmo también son frecuentes, y en un número más reducido pero igual de importante, mujeres que sienten dolor con la penetración.
¿Y en los hombres?
Cada vez más hombres se están incorporando a la terapia sexual. Igual que las mujeres están más interesados en cultivar una sexualidad positiva. En la mayoría de los casos los hombres llegan a consulta para tratar dificultades de erección, eyaculación precoz, y un sorprendente número de pacientes que llegan a consulta, lo hacen por ansiedad sexual. Hombres que sienten temor frente a las expectativas de su desempeño y rendimiento. En mi opinión, un fenómeno relevante al que deberíamos prestarle mayor atención tanto en hombres como en mujeres.
¿La terapia sexual es una instancia solo para parejas o también para personas solteras?
La situación de los pacientes es muy diversa, generalmente consultan de forma individual, a veces para solucionar problemas propios y otras para solucionar conflictos con la pareja.
Me ha ocurrido que personas solteras tienen dudas sobre si deberían comenzar un proceso terapéutico aunque no tengan pareja. Y mi respuesta es sí, absolutamente. En nuestra cultura se cree que la sexualidad comienza cuando hay pareja y termina cuando no la hay, y eso es un mito de lo más grande. Enriquecer la sexualidad individual siempre es beneficioso porque es algo que nos acompañará siempre, y en cualquier circunstancia en la que se esté.
¿De qué se trata la función pedagógica de una terapia?
La terapia sexual es una profesión más o menos reciente, por lo que las personas no conocen muy bien en lo que consiste.
Los pacientes generalmente inician un proceso terapéutico cuando se dan cuenta de que los tips de internet no les sirven o de que se han aislado y dejado de tener encuentros sexuales por la frustración o vergüenza que les provoca su situación. Y, en ese sentido, la terapia sexual es sobre todo pedagógica, se trata de entregar al paciente la educación sexual que quizás no ha tenido, y lo mejor es que es personalizada. La mayoría de los problemas sexuales tienen como causa los mitos y creencias erróneas de cómo debería ser la sexualidad. Las personas vamos integrando esos mensajes, creando problemas sexuales. Es sorprendente cómo con una buena educación sexual entregada en las sesiones, los pacientes se sienten más aliviados y más seguros de sí mismos.
¿Qué se puede aprender en terapia sexual y cómo funciona? ¿Es similar una terapia psicológica?
La terapia sexual es distinta a la terapia psicológica en el sentido de que se trabajan con problemas más inmediatos que afectan la sexualidad actual del paciente. Se trabaja desde los inconvenientes que están afectando en el aquí y ahora. Se trabaja en base a un diagnóstico. En las primeras sesiones se indaga en todo lo necesario para conocer las causas que originan el problema sexual. Una vez se tiene toda la información, se le presenta al paciente una propuesta de tratamiento en base a tareas para que practique en su casa, y por supuesto, la función educativa está en todo momento.
En general, cuando los pacientes acuden por primera vez van con un poco de vergüenza, su primera gran duda es si son normales, llegan con una sensación de frustración, como si algo estuviera roto en ellos, como si no estuvieran funcionando. Cuando el proceso termina, el paciente aprende a desarrollar una actitud más positiva con su sexualidad, desde un entendimiento más amoroso y una vivencia más placentera.
¿Por qué te parece que es relevante que nos acerquemos a la terapia como una herramienta para aprender incluso cuando no hay problemas puntuales?
Una buena educación es la clave para vivir una sexualidad más plena. Ahora podemos encontrar mucha información por todas partes, pero la mayoría de esa información no tiene un sustento científico y refuerzan mitos que son muy nocivos para la sexualidad.
Aunque no se tenga un problema puntual como alcanzar el orgasmo o falta de deseo sexual, es importante educarnos correctamente porque la sexualidad es parte de nosotros. La sexualidad no es solo sexo, es la forma en la que nos relacionamos con nuestro cuerpo, nos comunicamos con los demás y experimentamos placer en muchos sentidos. La educación sexual es importante porque solo con un aprendizaje correcto se puede tomar las mejores decisiones respecto a quiénes somos sexualmente y cómo queremos compartir esa sexualidad.