¿Tiene futuro la alta costura?

Periodista y directora editorial, considerada una intelectual de la moda en su país, la argentina Ana Torrejón opina sobre cuál debiese ser el devenir de la alta costura en un mundo bombardeado por el fast fashion.




Paula 1130. Sábado 14 de septiembre 2013.

Periodista y directora editorial, considerada una intelectual de la moda en su país, la argentina Ana Torrejón opina sobre cuál debiese ser el devenir de la alta costura en un mundo bombardeado por el fast fashion.

Ana Torrejón (50) es la periodista y editora de moda más relevante de Argentina. En los últimos 30 años dirigió las revistas Claudia y Elle, y actualmente es la cabeza de la versión argentina de Harper's Bazaar. Es, además, académica de varias universidades bonaerenses y fundadora de la galería de arte Dabbah Torrejón, desde donde alienta el trabajo de nuevos artistas plásticos. En Chile ha dictado charlas en la Universidad del Pacífico y Universidad de las Américas, y fue invitada de Viste Stgo en marzo pasado.

Se dice que la alta costura tiene los días contados debido a la fuerza del fast fashion. ¿Te parece que sea así?

La alta costura es un atelier de sueños que preserva tradiciones muy importantes, por ejemplo bordadoras, costureras, sastres, sombrereros, especialistas en plumas. No va a morir porque es el modo en el que países como Francia preservan sus artes aplicadas y su tradición. Pero, además, el prêt-à-porter busca diferenciarse de la moda rápida, del consumo aluvional, y está flirteando con la idea de piezas exclusivas.

"La alta costura es un atelier de sueños que preserva tradiciones muy importantes, por ejemplo bordadoras, costureras, sastres, sombrereros, especialistas en plumas. No va a morir porque es el modo en el que países como Francia preservan sus artes aplicadas y su tradición".

Entonces, ¿cuál es el futuro de la alta costura?

Permanecerá como un reducto dedicado a la creatividad, a la experimentación y con el objetivo de preservar estos oficios ancestrales. Será limitada, preciosista y va a tener mucha aceptación en los segmentos de consumidores provenientes de economías emergentes, aquellos que creen y precisan el sistema de goteo o trickle down effect para ser y estar en sociedad. Para ser más precisa: cuando hay deseos insatisfechos, la alta costura encarna, por antonomasia, esa tensión, la de tener para ser y para pertenecer, además de la capacidad económica para abordarla.

¿Cuál es el valor agregado que tiene hoy la artesanía de la moda?

Los detalles artesanales, el acabado a mano y las intervenciones son absolutamente diferenciales y dan impronta humana a las producciones vestimentarias. Son únicos y muy importantes por la tradición y experiencia a la que representan.

Pero el trabajo artesanal en muchos países ha ido desapareciendo.

En cada país, en cada economía, en cada sociedad es diferente. En Francia, por ejemplo, hay sublimes artesanos que teniendo estudios terciarios son parte del equipo Hermès y son tratados con reconocimiento por parte de la marca, gozan de condiciones laborales excelentes y su trabajo no solo es reconocido, sino que la ley los protege. Idéntica situación con la escuela de oficios de Bottega Veneta en Italia. El trabajo artesanal no es trabajo esclavo y por ello hay personas que lo eligen. Uno de los objetivos de la alta costura es alentar, educar y preservar los oficios.

Hoy se habla mucho de "el nuevo lujo". ¿Cómo lo defines?

El nuevo lujo no necesariamente tiene valor material, pero sí valor emocional o conceptual. Es más abstracto, no es la elite, es un lujo que transmite valores de persona a persona. Ejemplos: un hotel de sal en Bolivia es el nuevo lujo, versus el lujo tradicional de un hotel 7 estrellas en Dubái. Lo mismo Muzungui Sisters, la marca de la diseñadora Tatiana Santo Domingo y las manufacturas artesanales tradicionales versus una pulsera con infinitos diamantes.

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