→ Fumigación alternativa. Lo mejor es fumigar con preparados de hierbas, las que se mezclan con un poco de agua y lavalozas líquido. Se puede usar ajo o ají en polvo, o bien extracto de ruda o perejil, que se prepara hirviendo las hierbas por algunos minutos. La mezcla se aplica sobre el follaje con un pulverizador, dos veces al mes.

→ Plantas amables. La elección correcta de plantas puede ayudar a que el jardín se autofumigue. Algunas, como la espuela de galán, atraen los insectos que destruyen la vegetación circundante. Otras, como la lavanda o los girasoles, atraen bichos que son benéficos para el resto del jardín.

→ No a los huertos. Es común dejar un sector del jardín como huerto y plantar ahí romero, ciboulette y otras plantas de uso en la cocina. A mí me parece mucho mejor distribuirlas en todo el jardín, junto a las plantas ornamentales, porque ello ayuda a controlar la aparición de insectos.