Paula 1108. Sábado 10 de noviembre 2012.
El papel de diario, ordinario y efímero, es la carne de una obra que habla de amor y fragilidad. Juan Pablo Langlois Vicuña (76) atraviesa la historia del arte contemporáneo chileno con una voz que se aleja del narcisismo imperante, conmoviendo por su honestidad. Ahora, en Matucana 100, despliega una retrospectiva con 50 años de su trabajo. Hasta el 27 de enero de 2013.
En 1969 Juan Pablo Langlois Vicuña rellenó un montón de bolsas de basura con papel de diario. Luego, las unió haciendo una culebra de 200 metros que enroscó en un árbol del Parque Forestal y metió por una ventana al Museo de Bellas Artes. Con esta obra, ahora histórica, llamada Cuerpos blandos, se convirtió en el primer artista que hizo instalación en Chile.
Langlois Vicuña se ríe de la hazaña. Nunca ha pretendido ser el gran artista. De hecho, toda su vida trabajó en otra cosa (en la Junta Aeronáutica Civil), pero nunca dejó de hacer objetos con papel de diario, de intervenir materiales domésticos y personales (como el carné de identidad o el propio colchón) y de escribir a mano alzada sus ideas visuales y pensamientos.
La retrospectiva en Matucana 100 reúne 50 años de producción artística de Langlois. Son más de cien obras, entre dibujos, objetos escultóricos, instalación y videos de animación de las esculturas.
Movido por su necesidad personal, y ajeno a cualquier grandilocuencia discursiva, Langlois Vicuña lleva 50 años realizando una obra inclasificable, profunda y divertida. Con papel de diario ha fabricado personas, autos, ropas, comidas o animales, creando escenas complejas e impactantes. Su gran tema es el amor. "El amor barato es muy vilipendiado, algo que todo el mundo esconde. Pero, en la intimidad, todos somos cebolleros", afirma.
Pero lo cierto es que su forma de tratar los temas está muy lejos del cliché. El resultado es tierno y trasluce la honestidad de quien confiesa sus carencias emocionales y, al mismo tiempo, es ultra crítico, pues nos interpela directamente, haciéndonos ver que gran parte de nuestro imaginario amoroso es producto de prejuicios. Esta crítica se hace especialmente evidente en la serie Misses, donde compara modelos femeninos occidentales con figuras de mujeres indígenas fabricadas por él, evidenciando su inclinación sentimental por la belleza autóctona.
En 2006, Langlois Vicuña recibió el premio Altazor por su muestra Papeles ordinarios, quizás su trabajo más impactante. Se trataba de un grupo de 30 esculturas de personajes a escala humana, realizados con diario, que representaban escenas eróticas. En los últimos años ha hecho videos de animación, dándoles vida a las mismas figuras. "Muestro diferentes formas de amor, porque eso es lo que me interesa. Los homosexuales, la lavandera, la vieja, la joven, la gorda, la flaca, la fea, la pobre y la rica: todos tienen derecho a amarse y todos se aman".