Paula 1120. Sábado 27 de abril 2013.
Lo más fome de cocinar es lavar platos, me imagino.
Para nada, a mí me fascina lavar platos. Es parte de la terapia posterior a cocinar. Pero guardar y ordenar, eso no lo soporto.
¿Qué ingrediente jamás usas en tus recetas?
Soy poco mañosa, pero tengo bastantes aprehensiones con los interiores, el chunchul, el hígado. Mientras estudiaba tuve que cocinarlos recién sacaditos del animal, cuando aún estaban tibios; ahí te das cuenta que fueron diseñados para otra función, no para comérselos.
¿Y no te da lata que ahora todo el mundo quiera estudiar cocina?
Para nada. Me encanta que sea un arte cada vez más democratizado. Cada vez más gente sale a comer, hay más restoranes. Mientras más seamos, mejor.
¿Te gustaría tener un restorán o es una pesadilla?
Me encantaría. Pero ahora estoy esperando a mi tercera guagua, y mi hija mayor tiene recién 5 años. Tener un restorán significa estar ahí encima todo el tiempo porque es la única forma de que le vaya bien. Es una pega bien sacrificada porque trabajas cuando todo el resto lo pasa bien. Todos se matan de la risa, se toman sus traguitos y uno ahí, dándole.
Mejor publicar libros y salir en la tele, entonces.
Por el momento, sí. Además, ahora ya está listo mi segundo libro, se llama A mano y, además de recetas caseras, tiene todo tipo de manualidades para hacer en casa.
¿Cómo lo haces para cocinar todo el día y no terminar siendo una bola?
Soy como el 90% de las mujeres que no nacimos bendecidas por la genética, entonces, me tengo que cuidar. Tengo un sistema de alimentación que lo fui descubriendo a medida de que empecé a subir de peso. En el primer semestre de mi carrera me tocó un curso de hacer panes: subí 6 kilos. De ahí en adelante empecé a ser matea, y de lunes a viernes me cuido, pero ojo, no como puro pasto. Almuerzo un risotto, lasaña, pero siempre comiendo cada cuatro horas y sin dulces ni trago durante la semana. El fin de semana hay permiso para todo eso. Yo les inculco el tema de la comida a mis hijos: que coman bien, que sepan de dónde viene la comida.
¿No estás de acuerdo con la adicción femenina por las ensaladas?
Es que nos estamos engañando a nosotras mismas porque la lechuga es un medio conductor del aliño y a veces ese aliño te está aportando las mismas calorías que un charquicán, pero no quedas satisfecha.
Qué terrible. ¿Por qué no somos gorditas felices?
Siempre me pregunto a qué edad me voy a desprender de esta tortura de prometer todos los domingos que el lunes me pongo a dieta. Qué fome.
¿Desde chiquitita quisiste ser cocinera?
Creo que en mi parto había olor a comida. Imagínate que mi nonna es italiana, mi mamá, seca para cocinar, somos cinco hermanas donde el tema es qué vamos a comer el fin de semana. A los 5 años, tengo el recuerdo exacto de que me dejaron romper un huevo y empecé con los huevos revueltos y nunca más me pudieron sacar de la cocina.
"No hay comidas afrodisiacas pero, con las ostras, me pasan cosas. Y también me hacen sentir la peor chef del mundo porque no hay que hacerles nada; las sacas del mar y son perfectas".
¿Estaba en tus planes ser cocinera famosa, de las que salen en la tele?
Cuando chica invitaba a mis amigas, las sentaba a todas juntas en la cocina y les hacía una clase. En mis primeras prácticas en los hoteles me tenían horas pelando papas en el subterráneo. Pero, como soy tan pintamonos, le hacía clases a la cámara de seguridad del hotel.
Para calmar los nervios, ¿sexo, pisco sour, shopping o deporte?
Shopping.
¡Eso! ¡Al fin alguien que lo acepta!
Shopping y no tengo ni un problema en reconocerlo. Me relaja el mall.
¿Cuántas veces a la semana vas al mall para calmar el nervio?
Voy cada dos semanas, pero me gustaría ir mucho más.
A propósito de moda, ¿por qué ahora los chefs no usan el gorro blanco?
Está absolutamente pasado de moda. Además que ese gorro de pitufo es incómodo, de partida, chocas con las campanas de la cocina.
¿Hay comidas afrodisiacas o es puro mito?
No hay comidas afrodisiacas, pero cómo comes puede dilatarte los vasos sanguíneos, elevarte una enzima… Por ejemplo, las frutillas bañadas en chocolate o las ostras no es que sean afrodisiacas, pero los gestos, la posición corporal, comerlas con la mano, eso puede ser medio calentón.
¿Cuál de las comidas que nombraste te despierta la libido?
Con las ostras me pasan cosas. Y también me hacen sentir la peor chef del mundo porque no hay que hacerles nada; las sacas del mar y son perfectas.
¿Sabes qué? Yo encuentro que la comida es antiafrodisiaca, la guata llena quita las ganas de cualquier cosa.
Es que hay que comer según los horarios. No puedes comer porotos si vas a salir con un pinche. Tampoco empanadas.
A propósito, ¿no hay alguna solución para que la empanada no repita?
A ese efecto biológico yo lo llamo el "retuit" y, en el caso de las empanadas, el único secreto es amortiguar la cebolla con cocción bien larga. Y otro datito: si quieres que la empanada de pino te quede jugosa, hay que meter el pino al congelador y cuando esté cubierto de una capa de escarcha, rellenas la empanada. Es infalible.
Escucha el podcast de esta entrevista en www.paulafm.cl