Todos los partos son naturales

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“En esta oportunidad, más que contar mi historia con detalles, me gustaría hacer una reflexión. Porque creo que esto no se trata de mí, no es una historia aislada, es una experiencia que se vive en cientos de salas de parto cada año, en cientos de corazones de madres atormentadas.

Mi segunda hija nació por cesárea. Yo no quería que fuese así, había leído mucho sobre las cesáreas innecesarias, sobre la importancia del canal de parto para que las guaguas no sufran con una salida tan abrupta del vientre materno. Pero a pesar de mi deseo, no me la pude. Días previos al nacimiento me vino un miedo terrible al parto, a tal punto que casi me desmayé –desde pequeña suelo desmayarme en momento de mucho estrés, miedo o dolor–, y la doctora me sugirió hacer una cesárea. A pesar de todas mis aprehensiones, acepté.

Hoy, casi seis años después me pregunto: ¿Soy peor madre por esto? Recuerdo las críticas que recibí aludiendo a que estaba haciendo algo poco natural. Y yo me pregunto ¿qué es lo natural? Para mí lo natural es querer traer a tu hijo al mundo, que todo salga bien. Con esto no quiero obviar que es evidente que en los últimos años el parto se ha instrumentalizado, que a veces hay un exceso de intervención, pero tampoco me parece que haya que ir al otro extremo y tildar de malas madres a aquellas que decidimos contar con mucha asistencia.

El otro día leí una publicación en Instagram de la cuenta @lavidamadre.es que decía: “Todos los partos son naturales”. Luego seguía: “Tenemos la idea de que la asistencia al parto es una intervención que no es natural, pero la realidad es que no sólo es totalmente natural para los humanos, sino que en la naturaleza se ha observado a otros primates asistir durante el alumbramiento a otros miembros del grupo. El tamaño de la cabeza de los humanos, así como el de otros primates, es casi del tamaño de la pelvis de la madre, lo que puede generar complicaciones. Por eso, deberíamos abandonar la idea de lo que hace que un parto sea “natural” o no. Ningún nivel de asistencia que necesitemos para traer a nuestros hijos al mundo debería etiquetarse de artificial o no natural”.

Y bueno, me hizo sentido. Básicamente porque no me parece justo cargar con la culpa de haber tomado una decisión que en su minuto pensé que era la mejor para mí y mi hijo. Para otras madres el parto natural e incluso sin anestesia puede ser una opción y la respeto tanto como la mía. Pero me apena pensar en las veces que me avergoncé cuando me preguntaban si había sido cesárea, y especialmente cuando me preguntaban si había tenido algún problema y yo tenía que decir que no, que había sido mi decisión.

Paremos de juzgar a las madres. Paremos de pensar que una madre es mejor que otra. Todas hacemos lo que podemos pensando siempre en nuestras hijas e hijos.

Alejandra Valenzuela tiene 38 años y es publicista.

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