Tomar sol después de cuarentena: Cómo, cuánto y qué precauciones tener
Sentir el calor en la piel es una de las sensaciones más placenteras que existen y, por eso, cuando comienza la temporada de calor, muchas destinan parte de su rutina a tomar sol para mejorar su estado de ánimo. Este también fue el tema de estudio para la Universidad Brigham Young, en Estados Unidos, que luego de la investigación concluyó que las horas en las que está presente el sol influyen en el estado de ánimo de prácticamente todo el mundo, por encima de otros factores como la temperatura, la contaminación o la lluvia. El estudio da cuenta además de que la luz solar es la responsable de que nos sintamos felices y de que algunas personas sientan tristezas en épocas del año como otoño e invierno.
Por eso, la posibilidad de disfrutar del sol, luego de haber vivido meses de encierro debido a la crisis sanitaria, es doblemente placentera. Sin embargo, los expertos recomiendan que este verano -y luego de la larga cuarentena- deben extremarse las medidas de protección de la piel.
Al respecto, Irene Araya, dermatóloga de Clínica Santa María, explica que la falta de exposición solar en cuarentena pudo haber generado un déficit de niveles adecuados de vitamina D, la que se activa mediante la radiación ultravioleta. Esta vitamina cumple importantes funciones en la prevención de distintas enfermedades que van desde trastornos de los huesos, diferentes tipos de cáncer, enfermedades autoinmunes e inflamatorias. “Tanto es así, que incluso durante esta pandemia se ha visto que aquellos infectados de Covid-19 con déficit de esta vitamina tienen una peor evolución de la infección. En ese sentido, podemos decir que el confinamiento ha limitado la producción de esta vitamina, especialmente en personas mayores, quienes han estado confinadas durante períodos más extensos”.
La especialista agrega además que en pandemia se han presentado enfermedades de la piel relacionadas con el uso frecuente de productos de aseo y desinfección, así como el uso de mascarillas sobre todo en personas alérgicas, atópicos y con rosácea.
Otro de los factores que ha influido en la hipersensibilidad de la piel durante la cuarentena ha sido el estrés, tanto emocional como laboral. Así lo explica, Claudia Moreno, dermatóloga de Clínica Indisa, quien señala que: “Muchas personas han sufrido al estar encerrados y sin contacto con familiares y amigos; y también muchos han perdido sus trabajos, y con ello, la estabilidad económica. Esto ha afectado sus hábitos de vida (alimentación, sedentarismo) y la piel es reflejo de todas esas situaciones. Particularmente hemos visto acné, sobre todo en mejillas y mentón, rosácea, caspa o dermatitis seborreica, exacerbación de psoriasis vulgar y dermatitis atópica, entre otras condiciones”.
Cómo enfrentarnos al sol este verano
Con el fin de sintetizar la vitamina D -que no logramos hacer en cuarentena-, Lorna Velásquez, dermatóloga de Clínica Opia, sugiere que la exposición al sol debiese ser tres veces a la semana, durante 15 minutos y no a través de un vidrio, ya que este pasa la UVA y nosotros necesitamos la UVB. “La idea es exponer áreas del cuerpo que tengan menor daño solar acumulado como el abdomen o muslos, y evitar las zonas como la cara, el escote y las manos. Pasados los 15 minutos, se debe aplicar protector solar con un SPF 30 o 50 y buscar sombra. Siempre hay que evitar los horarios entre las 12 y las 16 horas”.
La especialista sugiere, además, que es importante preparar la piel con antioxidantes. “Estos disminuyen el daño solar en la piel, evitan la aparición de manchas, estimulan la producción de colágeno que le da más turgencia a la piel y otorgan un efecto de luminosidad en la superficie. Debemos usarlos por la mañana, después de la limpieza y antes del protector solar. Es importante aplicar el bloqueador, porque los antioxidantes son sensibles a la oxidación con la luz”, sostiene.
Patricia Apt, dermatóloga de Clínica Las Condes, recomienda evitar tomar sol este verano y utilizar diariamente y en gran cantidad protectores solares que tengan UVA y UVV. “El bronceado no es saludable. Para la gente que tiene baja la vitamina D, es mejor adquirirla de forma exógena que tomar sol”.
En cuanto a cómo distribuir el filtro solar, las expertas recomiendan que debe ser aplicado completamente en toda la superficie facial, ya que al retirar la mascarilla, el rostro queda expuesto directamente al sol, con riesgos de quemaduras, manchas e irregularidades en el tono de piel y fotodaño en áreas expuestas. Además, es importante usar anteojos de sol, sombrero ancho y ropa que proteja de la radiación solar.
Sobre el vestuario indicado para protegernos del sol, Lorna explica que el entramado de las fibras deben ser lo suficientemente densas para ofrecer resistencia al paso del sol. “Una buena prueba es sostener la tela contra la luz. Si ves a través de la tela la radiación ultravioleta, entonces esta penetrará fácilmente en la piel. Para los niños es importante elegir trajes de baño de manga larga y un short que por lo menos llegue a la rodilla, esta es una medida que debemos reforzar, junto al uso de sombreros de ala ancha. Sé que suena desafiante cambiar nuestros paradigmas, pero debemos estar conscientes que las quemaduras solares durante la infancia son un factor de riesgo para el desarrollo de cáncer de piel de adulto. Medidas simples como vestirse con ropa adecuada, redujo la cantidad de cáncer de piel, por ejemplo, en países como Australia”.
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