Por estos días florecen en redes sociales publicaciones de mujeres que usan vestidos femeninos y románticos, tacos y delantales envueltos en la cintura. Hornean y enseñan sus recetas, explican sus mejores tips de limpieza. Usan maquillaje y el pelo bien peinado, a veces en un estilo que hace recordar a las dueñas de casa de los años 50 y 60. El look vintage no es una coincidencia. Se hacen llamar tradwives (un término que mezcla las palabras en inglés tradicional y esposas) y son parte de una tendencia en alza en TikTok e Instagram, principalmente en Estados Unidos.
A través de hashtags y publicaciones que rápidamente se hacen virales, estas mujeres promueven estereotipos de género tradicionales: ellas se hacen cargo exclusivamente de los cuidados, la limpieza y los hijos. Ellos, de proveer económicamente a la familia.
Las tradwives más moderadas se apoyan en el feminismo para pedir que se respeten sus elecciones y estilo de vida; las más radicales se alejan de este movimiento al promulgar que una de sus creencias más importantes es la sumisión a la pareja como la verdadera clave para un matrimonio feliz. Este segundo grupo también defiende que el lugar de la mujer nunca será el trabajo, sino la casa.
Silvia Núñez Rojo, experta en comunicación y redes sociales, ha analizado estas tendencias de cerca y explica que el fenómeno se viene observando hace años, pero que creció exponencialmente después de la pandemia. “Se presenta como una reacción contra el feminismo actual al considerar el rol de la mujer tradicional como clave para mantener unida y cuidada a la familia. Esta tendencia se ha visto, sin duda, fortalecida por la actual ‘crisis de cuidados’ que no sienten que la sociedad resuelva”, explica.
Una de sus referentes en Estados Unidos es Estee Williams, una mujer de 25 años que acumula más de 100.000 seguidores en TikTok, y quien se ha convertido en una de las caras más visibles tras el hashtag. Una de sus publicaciones más virales es un video donde explica, paso a paso, cómo convertirse en una tradwife.
Además de adoptar roles de género tradicionales, Williams aconseja aprender a cocinar y limpiar, encontrar un hobbie o una actividad propia y mantener una buena imagen corporal porque “los hombres están diseñados para ser visuales”, dice. Williams, sin embargo, no considera que se deba retroceder en derechos, tampoco que las mujeres sean inferiores a los hombres. Como puntualiza Núñez, la tendencia abarca un abanico de posiciones.
¿Por qué surge?
Las mujeres que abogan por roles de género tradicionales no son un fenómeno reciente, tampoco una novedad. Los movimientos que buscan resistirse a los cambios han surgido en cada gran ola de avance feminista. Lo que diferencia a estas mujeres de otras del pasado es que tienen en sus manos un gran alcance a través de las redes sociales. Y muchas de ellas, alejándose de lo que promulgan, incluso monetizan su presencia en línea.
Según Núñez Rojo, muchas de las representantes de este movimiento surgen como fruto del desencanto con la vida de la mujer actual, principalmente en lo que respecta al trabajo fuera de la casa. “Consideran que la conciliación no es posible y que la familia necesita y funciona mucho mejor cuando las mujeres están presentes. Estiman que ese ‘empoderamiento de la mujer’ del que se habla hoy en día es una mentira que ha supuesto que las mujeres se vean obligadas a trabajar fuera de casa para mantener a sus familias”, explica.
Citada por la cadena CNN, la académica Catherine Rottenberg explica que este anhelo por una cultura doméstica de los 50′ responde, al menos en Estados Unidos, a un momento político cargado por la incertidumbre. Pero también a una situación económica con la que el resto de los países pueden identificarse.
Si bien en los 2010, explica Rottenberg, se alentó al empoderamiento femenino en el trabajo, las mujeres llegaron a la pandemia dentro de una cultura de trabajo “siempre activa” que no siempre les rindió frutos y que evidenció una crisis de los cuidados importante. En una sociedad en donde las mujeres ya asumen la mayor parte del trabajo doméstico no remunerado, analiza la académica, puede ser preferible –para aquellas que tengan esa situación privilegiada– de quedarse en casa para dedicarse a tiempo completo.
En ese sentido, la propia Williams explicó a Vice que haber crecido en un entorno no tradicional fue una de las razones por la que después adoptó este estilo de vida. “Simplemente sabía que no quería ser esa esposa o madre que trabaja a tiempo completo y luego llega a la casa y todavía tiene que cocinar y limpiar”, agrega.
Idealizar el pasado
Estos perfiles atraen a muchas mujeres jóvenes, explica Núñez Rojo, que fruto de un desencanto creciente y dentro de un panorama laboral inestable, con sueldos bajos y poco tiempo libre, idealizan la idea de no trabajar y buscar una vida aparentemente más sencilla y tranquila.
“No son conscientes del enorme trabajo y en ocasiones, lo poco gratificante que puede ser ya que sus referentes tradwives aparecen en videos perfectamente arregladas, guapas, tranquilas y disfrutando de una nueva receta de cocina o decorando su casa. Como todo en las redes sociales, es una visión sesgada de la realidad”, dice.
“Debemos tener especial cuidado con esto pues este desencanto social y económico puede llevar a muchas mujeres a posiciones que realmente no desean ni eligen libremente sino por necesidad”, agrega.
La experta asegura que si bien esta tendencia se puede observar sobre todo en Estados Unidos y algunos países de Europa, podría seguir expandiéndose hacia América Latina ya que el contexto desde donde surgen –inestabilidad económica, crisis política y de cuidados– benefician su expansión.