A los 16 años, Nicolle Riutort y su hermana gemela tuvieron que enfrentar el intento de suicidio de su madre y su posterior internación en una clínica psiquiátrica. Esta situación, evidentemente, no fue fácil para ellas, pues sus padres se habían separado y vivían con su mamá. "En ese momento tuvimos que hacernos muy fuertes e independientes. El diagnóstico que nos dieron fue que tenía bipolaridad y debían estabilizarla, darle medicamentos y comenzar un tratamiento sicológico. De aquello han pasado once años, y debo reconocer que vivir con una madre con bipolaridad es complejo y difícil de sobrellevar", cuenta Nicolle (27), profesora básica de la Universidad Alberto Hurtado.

En todos estos años, las hermanas han enfrentado los altos y bajos de la bipolaridad de su mamá. Por períodos deben vivir con una madre deprimida, bloqueada por sus pensamientos e inmersa en una negatividad absoluta; y por otros, con una mujer que pareciera estar feliz y recuperada. "Llevamos mucho tiempo tratando de sobrellevar esta realidad. A veces nos sentimos muy fuertes y optimistas porque la vemos radiante, pero sabemos que en algún momento vendrá una nueva recaída y perderemos a nuestra familia por un tiempo", dice Nicolle.

Para ella, lo más complejo de vivir con una madre así es aprender a contenerla. Por eso han decido turnarse con su hermana para cuidarla y poder vivir sus vidas y cumplir en sus trabajos. "La motivamos a hacer cosas manuales, que se bañe y se ponga bonita, salimos a caminar con ella. Yo le cocino cosas ricas y mi hermana le lee y le toca la guitarra. Recibimos también el apoyo directo de nuestra tía -que siempre está pendiente-, de nuestro abuelo, que la acompaña al hospital a buscar sus remedios; y de una de sus primas", cuenta Nicolle.

Convivir con personas con trastornos del ánimo, ya sea de la esfera depresiva o bipolar, puede ser una de las situaciones más estresantes para una familia: ya sea viviendo con ellas o no. Al respecto, Gonzalo Soto, miembro del Programa de Salud Mental de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, señala que muchos familiares asumen un rol de cuidador y en ese esfuerzo por cuidarlos y atenderlos descuidan sus propios espacios de autocuidado. "Por eso, algunos de ellos viven una alta sobrecarga que los enfrenta a un desgaste y agotamiento que los lleva a experimentar sentimientos de ansiedad y tristeza", dice.

Rodrigo Gillibrand, académico del Departamento de Siquiatría y Salud Mental Oriente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, explica que lo más difícil para quienes tienen familiares con trastornos del ánimo es comprender la viviencia del otro. "Habitualmente se considera erróneamente que las personas están deprimidas porque quieren estarlo, y ese es un error garrafal y muy perjuducial para todos. Ante el caso de trastornos del ánimo nos enfrentamos a una enfermedad que amerita tratamiento médico especializado, como cualquier enfermedad física", señala.

Cómo contener en cuarentena

Cuando decidieron hacer cuarentena voluntaria en la comuna de Macul, Nicolle sintió alivio, pero también preocupación por cómo enfrentaría esta nueva situación su madre. Había escuchado que en encierro los pacientes bipolares podían desarrollar una tendencia mayor al aislamiento y una vivencia de soledad muy grande. Sentimientos que su madre no ha desarrollado -hasta el momento- pues se ha sentido acompañada al estar con sus hijas en casa. "Como estamos trabajando desde nuestro hogar, con mi hermana le hemos dado a ella pequeñas tareas todos los días, como ordenar su habitación o regar las plantas, para que no se decaiga", cuenta.

Sobre la situación que viven las personas con trastornos del ánimo en tiempo de cuarentena, Rodrigo Gillibrand dice que cada paciente es un caso distinto. "He tenido pacientes que al disminuir las presiones rutinarias de sociabilización se han adaptado muy bien e incluso disfrutado. Por otra parte, las personas que son más propensas a las relaciones sociales y que suelen pasar la mayor parte del tiempo acompañadas han tenido que ocupar más recursos personales para poder adaptarse al distanciamiento social. Si existe vulnerabilidad para los trastornos del ánimo o se tiene un trastorno crónico podrían desarrollarse o intensificarse los desórdenes afectivos. De todas maneras la mayor precaución es estar atento especialmente en las personas que viven solas y no tienen unos ojos que los vean todos los días. A ellos hay que llamarlos de forma sistemática para saber cómo están y si necesitan algo", recomienda.

Eduardo Bronstein, médico cirujano y especialista en salud pública, explica que el encierro prolongado puede aumentar los síntomas de ansiedad, angustia e irritabilidad en los pacientes con trastornos del ánimo. Esto pudiese observarse en una exacerbación del distanciamiento social o en una mayor vehemencia en la interacción social.

Sobre cómo entregarles contención a este tipo de pacientes, el facultativo sugiere algunos consejos:

  1. Resguardar la continuidad del tratamiento del paciente en todos los niveles de intervención. De esta manera las sesiones con su médico en salud mental debiesen mantenerse, en lo posible, con la misma regularidad previo al encierro prolongado.
  2. Los pacientes que tienen un trastorno del ánimo deben estar acompañados físicamente por un ser querido. Al menos un integrante de la familia debiese vivir junto a él para resguardar su integridad física y emocional. Compartir con él durante el día las comidas, los momentos recreativos y no olvidar los saludos de buen día y buenas noches.
  3. Deben respetarse los tiempos de cada uno y también la necesidad de privacidad y descanso. Es muy importante considerar que durante el encierro puede alterarse el ritmo biológico que todos tenemos y que es especialmente sensible en las personas con trastornos del ánimo. Entonces es bueno coordinar con ellos rutinas, en términos de horas de levantarse y acostarse, toma de minutos de sol durante la mañana, horarios de comidas, realización de ejercicio físico moderado y comunicación con personas a través de las redes sociales.
  4. Saber cómo actuar frente a una situación de urgencia. En caso de presentarse descompensación anímica o riesgo vital por intento suicida, deben tenerse preparados teléfonos de móviles de emergencia o coordinación directa con profesionales, familiares o conocidos que pudiesen ayudar en la estabilización y traslado del paciente.
  5. Extraordinariamente una situación de encierro para una persona con un trastorno del ánimo puede ser una oportunidad. Pudiese darse el caso en que se sientan más acompañados y protegidos. Si este es el caso es óptimo comunicar esta situación a su equipo de salud y transformar esto en elementos terapéuticos.