"Para mí la cuarentena ha sido un periodo de estar alejada de los amigos, los compañeros de trabajo y de cortar el contacto físico con el exterior. Pero no por eso ha sido un tiempo de soledad. En nuestra casa el aislamiento ha sido en familia y por esas casualidades de la vida poco antes de que empezara la pandemia todos los miembros del clan nos habíamos vuelto a reunir en mi casa: mi mamá, mi hija menor, uno de mis hijos junto a su señora, quienes habían regresado de vivir un tiempo en el extranjero, y mi hijo mayor pasaba harto tiempo en la casa junto a mi nuera y mi nieta, además de mi marido y yo.
Lo común en nuestros días de cuarentena era que llegáramos a ser nueve personas en la casa, lo que puede ser abrumador. Nos queremos mucho y nos llevamos muy bien, pero siempre es difícil conciliar los intereses y los estilos de vida tan diferentes. Sobre todo, considerando que la mayor del grupo tiene 87 años y la más pequeña solo tres. Juntar a nueve personas para el desayuno, el almuerzo y la cena, ordenar las piezas y los espacios comunes y coordinar actividades entre tantos no es una tarea menor.
Somos tres generaciones de mujeres y mamás –y una que está a punto de serlo por primera vez en noviembre– pasando esta cuarentena juntas. Todas muy diferentes y con ideas distintas de cómo hacer las cosas. Y si bien nunca llegamos al punto de pelear, sí es complicado convivir y respetar los espacios de los demás. Especialmente en momentos como estos en los que todos estamos un poco más preocupados y nerviosos por lo que ocurre afuera.
Esta cuarentena me ha hecho ver lo diferentes que somos las mamás de distintas generaciones. Recuerdo que mi mamá siempre fue preocupada de mis hermanos y de mí, pero nunca estuvo encima de nosotros durante la crianza. Nos daba tareas y nosotros cumplíamos con eso. Era relajada, pero no por eso menos exigente. Yo, por otro lado, sí estaba más pendiente de mis hijos, especialmente cuando eran más chicos. Quizás porque soy profesora y eso influye en la forma en la que educas a tus propios hijos también. Siempre estaba pendiente a cuáles eran las tareas o trabajos que tenían que entregar en el colegio, de que comieran a la hora o que se acostaran temprano. A pesar de eso, creo que fui una mamá relajada en muchos sentidos. Porque en esa época creo que podíamos serlo, no manejábamos toda la información que existe ahora y si los niños tomaban una Coca-Cola o comían dulces de vez en cuando, no pasaba nada.
Ahora veo cómo los papás jóvenes están siempre extremadamente preocupados de todo lo que tenga que ver con los niños, al punto de llegar a ser muy aprensivos con ellos. Afortunadamente no es el caso de mi nieta, a quien han criado con más libertad y le han enseñado a ser más resiliente. Pero por mi trabajo veo que muchas mamás de generaciones más jóvenes viven con temor a que sus hijos se enfermen, se hagan una herida, incluso algo mínimo y natural como un rasmillón jugando en el patio.
A pesar de que somos todas muy distintas, me siento muy agradecida de que podamos estar juntos en este momento. Ayer pudimos saber el sexo de nuestra futura nieta y el haber compartido esa noticia me alegra. Si bien no es fácil una cuarentena con hermanos y hermanas, nietos, suegros, nueras, maridos, abuela, señoras, papás, hijos e hijas, estoy feliz de que estén todos aquí. Porque estamos en este aislamiento, pero acompañándonos todos".
Maribel Lira (60) es mamá de tres.