A partir del 27 de abril TV Educa Chile comenzará a transmitirse por la segunda señal de los canales abiertos. A pesar de que en países de Europa y Latinoamérica hace años que existen canales públicos educativos infantiles y culturales, en Chile es la primera vez que esto sucede. Y solo será durante la crisis de Covid-19.
Además, al ser una señal digital, solo los televisores más nuevos, con decodificador, podrán sintonizarlo. Los antiguos tendrán que adquirir una antena especial para captarla. "No son espacios de televisión abierta propiamente tal", puntualiza Rayén Condesa, doctora en comunicaciones.
La académica de la Universidad Católica actualmente está realizando una investigación sobre la construcción mediática de la infancia a través de la publicidad y las instituciones y es jurada en Prix Jeunesse Internacional, uno de los festivales internacionales sobre televisión infantil más importantes del mundo.
¿Qué tan relevante puede ser el nuevo canal educativo en tiempos de pandemia?
A pesar de la brecha de acceso, me parece que es un avance importante. La gente común y corriente hace décadas que pide una televisión que responda a los niños y adolecentes. No pueden seguir expuestos solamente a teleseries y matinales, porque esa es la tendencia general en muchos sectores sociales. Ahora por fin se armó este canal educativo y es porque sabemos que aún no se retomarán las clases. Va a cubrir temas de urgencia, pero hay que aprovechar esta situación para que de una vez por todas contemos con este tipo de proyectos de manera permanente.
¿Qué contenidos crees que debieran priorizarse?
Es importante que no se convierta en un pegoteo de monos animados. El CNTV sistemáticamente ha bajado los fondos para programación infantil y juvenil y hay penuria de contenidos. Por otro lado, al 27 de abril no alcanzan a hacerse más producciones y por lo tanto se va a echar mano al repertorio que ya está producido y que ya está online en CNTV infantil. Creo que es importante que este espacio no solo se enfoque a los niños, sino que también a otros sectores en aislamiento, como los profesores y los papás, y que aborde estrategias reflexivas y educativas para enfrentar los problemas de violencia intrafamiliar que estamos viviendo.
¿Cuál es el rol que debe cumplir la televisión abierta en este acompañamiento?
La televisión abierta sigue siendo nuestra gran contadora de eventos. No es menor que un 80% se informe a través ella. Por otro lado, muchas zonas rurales no tienen más señal que la televisiva. Hay una demanda ciudadana importante: en el estallido social apareció la consigna "apaga la tele" y se empezó a criticar a los matinales, un largo espacio de la mañana que no se aprovecha. Actualmente estamos ante una rutina anormal en las casas, con situaciones de mucho estrés e incertidumbre. La televisión produce aprendizaje por modelo y puede educar en sociedades violentas, contribuir a que los padres reflexionemos en torno a la tensión que se genera en las casas o a crear espacios de ejercicios para niños, en un país con índices altísimos de obesidad. Hay que pensar en las familias que viven en departamentos de no más de 40 metros cuadrados. También se le puede dar importancia al juego y la recreación. Creo que hay una importante oportunidad para generar espacios que formen ciudadanos inteligentes.
¿Qué posibilidades hay en Chile de generar una señal educativa más allá de la pandemia?
Creo que la principal lección es darnos cuenta de que es urgente tener un espacio permanente con contenido educativo. En Latinoamérica, Argentina tiene canales educativos abiertos como Paka Paka y en Colombia, Brasil y México también hay iniciativas. En Europa hace mucho tiempo que existen y es bastante común que haya coproducciones, intercambios y colaboraciones de contenidos infantiles entre países. En Chile hay interés en explorar esto, incluso desde los avisadores. Las universidad están innovando. Y creo que hay una mina de oro de contenidos que pueden mostrarse. Se pueden hacer convenios internacionales, bancos de programas, importar programas y doblarlos. Solo hay que ser creativos e innovar. Lo que estamos viviendo nos remece en muchas capas, y una de esas es cómo nos informamos y educamos.