Hace algunas semanas fue presentado un proyecto de ley que busca extender el postnatal -que actualmente tiene una duración aproximada de 5 meses y medio - a un año, así como ampliar el permiso exclusivo para los padres de 5 días a 4 semanas. De acuerdo a la legislación actual, las primeras 12 semanas del postnatal son una licencia exclusiva para la madre, y el siguiente período- el denominado permiso postnatal parental- puede durar 12 semanas en jornada completa o 18 en jornada parcial, pudiendo la madre ceder un máximo de 6 semanas al padre. El proyecto presentado busca que el permiso postnatal parental tenga una duración de 40 semanas (o 46 si es en jornada parcial), con lo cual el postnatal se extendería por todo el primer año de vida del niño/a.

La conciliación entre la vida familiar y laboral es un desafío -especialmente para las madres-, que puede generar altos niveles de estrés al tener que sortear las dificultades propias de la vida laboral y el cuidado de un lactante, sobre todo cuando esto se vive sin apoyo. El actual proyecto de ley busca contribuir a una mayor coparentalidad al permitir que los papás estén con sus hijos/as en las primeras semanas- que son física y emocionalmente muy intensas tanto para los recién nacidos como para los adultos a su cargo y para la familia en general- sin que esto implique que la madre tenga que ceder parte de su tiempo de licencia. Esto es sumamente importante, pues es un avance hacia comprender que la crianza y el cuidado de los niños es tarea de ambos padres, por lo que cada uno necesita contar con un tiempo exclusivo para dedicarse a su hijo/a.

A pesar de que el proyecto tiene sus deficiencias y aristas por mejorar, la extensión del postnatal a un año puede traer muchos beneficios tanto a las madres como a sus hijos/as, y es que a partir de los seis meses, ocurren diversos hitos del desarrollo que son altamente desafiantes para los niños: el inicio de la alimentación complementaria, la dentición, el desarrollo de la constancia objetal con la consiguiente ansiedad de separación, etc, lo cual puede ser estresante tanto para ellos/as como para sus madres y padres. Asimismo, la vuelta al trabajo de la madre puede ser una fuente de estrés para ella y su hijo/a, pues el niño/a se separa de su principal figura de apego en un momento crítico de su desarrollo, cuando aún no cuenta con herramientas como el desarrollo del lenguaje u otras que le permitan regular la angustia y la ansiedad. Por su parte, la vuelta al trabajo muchas veces es abrumadora para las madres porque el cuidado sigue siendo altamente demandante y recae casi exclusivamente en ellas. Así, un postnatal de un año podría contribuir, entre otras cosas, a una mejor calidad de vida de las madres y una mejor estimulación y vínculo con los hijos/as.

Para que la extensión del postnatal sea realmente una buena noticia y una realidad para las familias, es necesario que exista una verdadera protección al empleo femenino, que no se vea castigado ante la posibilidad de convertirse en madres o una vez que ello ocurra. Si una madre va a volver de su postnatal para encontrarse con algún tipo de discriminación en su lugar de trabajo o no va a ser contratada porque podría eventualmente convertirse en madre, esfuerzos como este proyecto de ley no lograrán su cometido.

Una forma de proteger el empleo de las mujeres y de las madres es seguir avanzando en la toma de conciencia sobre la importancia de los cuidados, de que son tarea de todos, y de lo que implican humana y económicamente para el desarrollo social.