Un diciembre distinto: Regalemos amabilidad, agradecer y conectar
Este ha sido un año inusual, por decir lo menos. Y, aunque quizás hemos estado más en casa y hemos disminuido la manera en la que corríamos por la vida, creo que todos llegamos a diciembre más cansados y agobiados de lo que estamos acostumbrados. Empezamos a enfrentar las emociones y consecuencias de un año que nos exigió reacomodar y cuestionar todas nuestras tareas, roles y certezas. Nuestros hijos, al igual que nosotros, vienen cansados emocionalmente de un año de inciertos y de aislamiento.
Dentro de lo que sabe hacer nuestra mente cuando estamos agobiados, es empezar a buscar cierta estabilidad en lo incierto. Entonces, empezamos a cuestionarnos si realmente seremos capaces de descansar y desconectarnos el verano que se viene. Porque ha sido un año difícil en el que poco se ha hablado de la silenciosa nueva “pandemia” que se viene y que tiene que ver con nuestra salud mental. Y es que nuestra mente sin duda está más cansada, porque cada mes del año se le ha exigido adaptarse a algo nuevo. Nuestros niños y nosotros como padres nos hemos visto frente a la necesidad diaria de adaptarnos y aprender a naufragar y convivir con lo incierto. Tuvimos que adaptarnos a nuevos métodos de comunicación, a re armarnos y a estar en casa para, unos meses más tarde, comenzar a salir de nuevo, a trabajar y retomar “nuestra vida”, todo esto bajo la incertidumbre sanitaria, económica y emocional que a cada uno de nosotros le ha tocado. ¿Cómo nos hacemos cargo de ir cerrando el año de la mejor manera posible?
No podemos hacer como si nada pasara, y entonces necesitamos reconocer que este ha sido un año desgastador y desde ahí equilibrar nuestra vida y cuidarnos entre todos. En un mes que nos exige cierres y regalos, necesitamos encontrar el equilibrio y buscar el sentido de cada una de las decisiones diarias que tomamos. Hoy más que nunca necesitamos cuidarnos. Y no solo de la pandemia que aún sacude al mundo, sino cuidarnos en nuestro bienestar y en nuestra mente. Hoy necesitamos elegir diariamente lo que nos hace mejor a nosotros mismos y a los que nos rodean.
Hace poco asistí a un curso que trataba de la compasión. Ahí reflexionamos acerca de la importancia de transformarnos en agentes activos de cambio en nuestro mundo. Pensamos y reconocimos cómo cada acto que elegimos hacer puede ir en pos de crear un colectivo más empático, amable, agradecido y compasivo.
En este mes en que empezamos a mirar lo vivido del año, en que volvemos a correr de un lado a otro por la Navidad y la locura de los regalos, en que intentamos no hundirnos en nuestro trabajo por el cansancio acumulado, es imprescindible no perder ni olvidar el foco más importante: mantener nuestro equilibrio. Porque la realidad es que si perdemos nuestro equilibrio, afectamos a todos los que nos rodean. En cambio, si somos capaces de mantenernos en nuestro centro, también impactamos a nuestro mundo con una versión más amable, cariñosa, respetuosa y tranquila de nosotros mismos. Todos estamos cansados y es por eso que todos necesitamos poner la energía en cuidarnos, sobretodo en nuestra mente y emocionalidad.
En la locura de sobrevivir este año 2020, no olvidemos mirarnos en nuestras necesidades, escuchar nuestros quieros y encontrar como familia y colectivo eso que necesitamos para estar bien. ¿Qué queremos para este diciembre? ¿Queremos una Navidad como siempre o cambiaremos algunas costumbres? ¿Qué necesitamos para ir cerrando el año menos cansados y agobiados? ¿Cuáles son las decisiones que tendremos que tomar para estar bien para lo que se nos viene? Este no ha sido un año como todos y, como tal, quizás necesitemos tomar este mes no como todos nuestros diciembres y necesitemos poner una pausa para pensar cómo queremos vivirlo de distinta manera. De una manera que nos haga estar mejor y que nos lleve a la calma, a vivir lo importante desde lo emocional y desde el encuentro y no desde lo material.
Pongamos el foco en hacerlo distinto, porque quizás este diciembre también tengamos que aprender a vivirlo de distinta manera. Lo importante es que esa manera que encontremos ponga en el centro lo nuclear: nuestros vínculos de amor. Finalmente no hay nada más importante y central que eso, y para estar bien necesitamos cuidarnos entre todos. Dejemos de atiborrarnos de tareas por cumplir, de regalos por comprar y de juntas por agendar y pensemos en cómo encontrar el equilibrio regalando más amor, contagiando más amabilidad, encontrando lo que agradecemos e invitando al otro a vivir más conectado emocionalmente.
Encontremos nuestro equilibrio para cuidarnos, porque cuando elijo cuidarme, estoy eligiendo también cuidar al otro.
En diciembre nuestras cabezas colapsan de cosas por hacer, aprendamos a decidir dónde tenemos ganas de estar y aprendamos a mirarnos en lo que necesitamos. Solo así podremos hacer que este mes se transforme en un mes de cierre con sentido, con amor, de encuentros y de disfrute. Quizás por este año podemos pensar en regalarnos más tiempo, más disfrute, más amabilidad, más gratitud y más conexión emocional.
Hagamos de este diciembre, un diciembre diferente, porque definitivamente es y será el mejor regalo para nosotros mismos y para todos los que nos rodean.
María José Lacámara (@joselacamarapsicologa) es psicóloga infanto juvenil, especialista en terapia breve y supervisora clínica.
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