Paula 1157. Sábado 27 de septiembre de 2014.
Está escrita por Emilia Noguera y es uno de los prometedores estrenos de estos meses, Proyecto de vida es una obra lúcida y dolorosa que devela la intimidad de una familia distorsionada por la incomunicación y por el estrés del día a día. Desde el 16 de octubre en Teatro UC.
Alberto lee el diario y toma desayuno mientras su mujer, la muy delgada Carolina, intenta hablar con él, pero es imposible. El hijo de ambos tiene diez años, es obeso, se llama Luis Alberto y no conversa nunca, salvo con Irma, su nana. Esta familia, que vive en un barrio de casas nuevas, autos nuevos y árboles nuevos, es la protagonista de Proyecto de vida, obra escrita por Emilia Noguera –en los talleres que por primera vez hizo el teatro londinense Royal Court en Chile, el año pasado– y que se estrenará el 16 de octubre en el Teatro UC.
El pie forzado que los ingleses pusieron a sus alumnos chilenos fue un hecho noticioso, entonces Emilia escogió una nota que hablaba de una pastoral de nanas en Chicureo. "Tomé el barrio, esta clase social como de nuevos ricos y la figura de la nana para armar la obra, que muestra siete desayunos de esta familia, de domingo a sábado", cuenta la dramaturga sobre el montaje, el quinto que ha escrito.
El padre es un tipo estresado por tener plata para pagar los lujos familiares, la madre pasa su día entre la casa y el gimnasio y el hijo es raro y problemático. Los padres saben poco de la nana, solo el niño se comunica con ella. En cada desayuno se revela que, bajo la apariencia de una familia feliz, se esconde un espiral de violencia. "Hay una cadena: el padre maltrata a la madre, ambos a la nana y al niño y este, que no tiene a quien maltratar, se daña a sí mismo", precisa Emilia. El niño toma pastillas para el déficit atencional para que lo dejen entrar al colegio, y está siempre a dieta. Pero la nana le da pasteles y gaseosas a escondidas. Si lo hace por cariño o por una especie de venganza de clase, es una pregunta que queda flotando.
Una obra dolorosa que remecerá al público, porque es íntima y privada, reconocible para todos, y porque incluye un desenlace que se articula como un verdadero golpe bajo a la emocionalidad del espectador.
Dirigida por Cristián Plana, premiado por el Círculo de Críticos de Arte por La señorita Julia y Castigo, el montaje es interpretado por Cristián Carvajal, Bárbara Ruiz-Tagle, Carmen Disa y Stephany Yissi.