Una rockera en La Moneda

Con 38 años, tres hijas, una imagen más formal que antes, aunque conserva sus siete tatuajes, la vocalista de Saiko hoy trabaja en la Dirección Sociocultural de la Presidencia, que encabeza Sebastián Dávalos, el hijo de Michelle Bachelet. Acá, habla de esta etapa en que, dice, es "más ciudadana que estrella de rock".




Paula 1165. Sábado 17 de enero de 2015.

Anda con un little dress azul marino, zapatos reina de taco alto, pequeños aros de strass y el pelo negro que ata y desata en un moño. En apariencia, poco queda de la Denisse Malebrán rockera, de jeans y polera vintage. Por eso, Marisol (18) y Antonia (11), sus hijas mayores, ahora la llaman "la mamá vieja". En cambio Emilia (4), la menor, está feliz con esta nueva mamá que trabaja en La Moneda y administra una casa de puras mujeres. A ellas se suman Ana, su madre –postrada por un enfisema y una osteoporosis extrema– y Ámbar, la trabajadora de su casa.

Denisse está en una etapa que describe como "más ciudadana que estrella de rock. Más observadora que protagonista" en sus funciones en la Dirección Sociocultural de la Presidencia, que dirige Sebastián Dávalos, el hijo de Michelle Bachelet, al que califica como un jefe súper exigente. Fue él quien la invitó a trabajar en La Moneda.

¿Qué te animó a aceptar este trabajo? 

Lo que me mueve es lo social. Cuando me llamó, no vacilé. Soy visceral para mis decisiones. Al director (así le dice a Dávalos) lo conocí en la primera campaña presidencial de Bachelet, en 2005, cuando acompañábamos a la candidata y tuvimos un accidente con mi banda y murió uno de nuestros técnicos. Él estuvo con nosotros y establecimos una relación más informal. Antes de la última campaña, estábamos trabajando juntos en un proyecto que llevaba el modelo educativo del colegio Altamira a lugares públicos.

¿Pesó también el tener un sueldo seguro a fin de mes?

No gano necesariamente más que antes, pero tengo más estabilidad. Como artista, la vida es bien de gitano. Ahora mis hijas saben dónde encontrarme, estoy presente, a cargo.

¿Qué aprendiste en 2014 en tus nuevas funciones?

Una metodología de trabajo muy distinta. Cuando uno compone, escribe o crea contenido artístico, puede hacerlo en momentos muy separados en el tiempo. Acá llevo una agenda diaria de múltiples exigencias, que demandan dinamismo y un protocolo. También aprendí a trabajar con mujeres y he ganado amigas. Antes era más de amigos.

¿No temes contaminar tu carrera artística por haberte convertido en funcionaria de gobierno?

Estoy acostumbrada a que la gente hable y digan, incluso, cosas infames. Tomé esta opción porque sentí que podía contribuir a cumplir un programa de gobierno que incluye reformas claves para hacer de Chile un país más justo.

¿Qué mantienes de rockera?

Los tatuajes. Me encantan por radicales. Tengo siete. Tres representan a mis hijas y todos tienen un significado especial. No son simples dibujos. Es que soy bien esotérica.

¿Pasaste sola las fiestas de fin de año?

Estoy hace mucho tiempo sola. Ya no necesito sellar la idea de familia con un hombre, que es lo que una tiene metido en la cabeza. Claro que me interesa tener una pareja, pero mi familia es la que tengo: mis hijas, mi madre y yo. Y mi papá, con el que me he reencontrado, lo recuperé después de mucho tiempo de estar distanciados.

Tu historia se parece a la de la Presidenta. Mujer sola, con hijos de distintas parejas y una abuela integrada al grupo familiar.

Sí. Mi mamá y la Presidenta, además, tienen la misma edad, 63 años. Pero mi mamá está muy enferma y no se vale por sí misma. Estoy a cargo de ella y mis hijas han desarrollado la capacidad de cuidarla también.

¿Has cantado con Michelle Bachelet, que es reconocida por su talento musical?

No, con ella, pero sí para ella en un acto de campaña. Canté el disco que dejé guardado antes de aceptar el cargo. Se llama Corazón salvaje y son boleros de Manzanero. Los que más me gustan son Contigo aprendí, Adoro y Te extraño. ¡Súper cebolla!·

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