Recurso estético que consiste en recortar un sector de la indumentaria generando una abertura de tamaño y forma variables y exponiendo la piel del usuario. Esta técnica es aplicable a diferentes tipos de vestimenta y funciona indistintamente en tejido plano o de punto. En el primer caso, los sacados coinciden con la estructura del traje y su emplazamiento opera acorde a los cortes y costuras del mismo. En el segundo, los vacíos se ubican en aquellos lugares donde el cuerpo alcanza mayor volumen o donde sus movimientos no alteran radicalmente la configuración de la ropa.

Origen

La irrupción de aberturas destinadas a visibilizar la piel es muy reciente. En la cultura occidental cristiana, el rostro y las manos constituyeron por centurias las únicas zonas del cuerpo factibles de descubrir en público. Una de las primeras referencias a los vacíos remite al llamado Retrato del pelícano, una imagen de Isabel I de Inglaterra fechada en 1575. Allí, bajo un corpiño de terciopelo con escote cuadrado, la reina luce una camisa bordada en negro y dorado. Esta última remata en una gorguera que cubre el cuello. Lo llamativo de dicha camisa es una abertura que se extiende desde los extremos hacia el centro formando un triángulo perfecto de piel cuya función es destacar una enorme perla que cuelga de un imponente collar.

Tendencia

Los vacíos ingresan a las tendencias de moda en los 60, gracias a los aportes de Rudy Gernreich, quien explora la relación cubierto-desnudo en su proyecto estético. Las aberturas se integran a diferentes modelos de vestidos y se sitúan principalmente, en sentido vertical, sobre el centro delantero, y horizontal, entre el final del busto y los hombros. Muy populares, devienen también, alrededor de 1967, en los minivestidos evasé que dejan libre la zona de la cintura reemplazando la tela por grandes argollas metálicas o delgadas tiras del mismo material. Desde mediados de los 80, Azzedine Alaïa impacta con sus ajustadísimos vestidos largos de jersey construidos a partir de bandas que envuelven el cuerpo a modo de vendas. Dicha estructura contribuye a revelar pequeñas porciones de piel producto de costuras sin ejecutar y cordones entrelazados en diagonal que fijan los extremos de cada huincha.

Pía Montalva es historiadora, diseñadora y autora de los libros Morir un poco y Tejidos blandos.