¿Vale la pena arriesgarnos para perseguir sueños?

riesgos



En una entrevista con el autor y comentador político David Rubin, Jordan Peterson, psicólogo clínico y profesor universitario canadiense, fue consultado sobre si realmente vale la pena arriesgar seguridad por perseguir sueños. El autor del best seller 12 Reglas para la vida que ha vendido más de 5 millones de copias a nivel mundial, explicó que todos debiésemos tener miedo de arriesgarnos por perseguir un sueño. Porque seguir un objetivo significativo es peligroso. “Pero debieses sentir todavía más miedo de quedarte donde estás”, explicó. Todos entendemos que al dejar la seguridad de lo que tenemos estamos arriesgándonos a perder. Lo que muchas veces no consideramos es el costo de mantener el status quo. “Estás pagando un precio por quedarte ahí sintiéndote miserable”. El psicólogo agregó que, muchas veces, vivimos creyendo en el dicho “más vale diablo conocido que diablo por conocer”. Pero advirtió que no debiésemos estar tan seguros de eso. “El reloj está corriendo y si eres miserable en tu vida y no cambias nada ahora, en 5 años te sentirás mucho peor”.

Y tal como explica Peterson, muchas veces nuestra realidad no nos satisface completamente pero correr el riesgo de generar un cambio nos atemoriza más que quedarnos tal y como estamos. El problema es que no estamos considerando que, no cambiar, tiene un precio. Quizás no lo pagamos ahora, pero sin duda lo pagaremos en el futuro.

La psicóloga clínica y coach especializada en desarrollo profesional Constanza Núñez comenta que una de las principales enseñanzas que busca transmitirle a sus clientes durante los procesos de coaching es el aprender a moverse a través del temor y la incomodidad. “Hay que avanzar con miedo”, explica.

“Es importante entender que el mejor momento para comenzar es hoy y que no es necesario dejar nuestros sueños para un futuro que quizás no llegue”. Agrega que, en la práctica, para ella es muy común escuchar personas que usan frases como: “cuando me jubile voy a hacer lo que me gusta” o “cuando tenga ese trabajo voy a ser feliz”. “Yo me pregunto, ¿por qué no ahora? ¿qué te impide hacerlo ahora? ¿Qué estás esperando que pase para atreverte a tener la vida que quieres?”, plantea Constanza.

Si bien no existen factores externos que vayan a hacer de los riesgos una realidad menos incómoda en el futuro, sí existe una explicación de por qué nos cuesta tanto dar ese paso fuera de nuestra zona de confort que para muchos se siente más bien como un salto al vacío. En su libro Brave, la psicóloga y autora Margie Warrell, explica que los seres humanos tenemos una aversión natural al riesgo. Y la explicación de por qué nuestro temor al cambio es tan fuerte y transversal, es que simplemente es parte de nuestra biología. Warrell incluye en su libro referencias a estudios realizados utilizando tecnología de imagen cerebral que ha demostrado que los humanos estamos programados a nivel neuronal para evitar el riesgo a toda costa.

Constanza Núñez explica que la parte más primitiva del cerebro tiene como una de sus principales funciones la supervivencia. “Entendiendo eso, es muy probable que salir de la zona segura sea percibido como una situación peligrosa por la mente”, explica. “Cualquier cosa que esté fuera de tu zona conocida es interpretada como peligro”. Agrega que es importante tener en cuenta estas nociones biológicas y fisiológicas para entender que es natural esta forma de aproximarnos a algo nuevo. En su experiencia la mejor estrategia no es necesariamente obligarnos a saltar de una vez cuando se trata de correr riesgos, sino más bien dar pequeños pasos. “Debemos ser compasivos con nosotros mismos. Siendo compasivos podremos avanzar de a poco, porque cuando tenemos un diálogo interno duro y autoexigente más nos acobardamos”, comenta.

Y tal como menciona Constanza, Margie Warrell en su libro agrega que, además de la composición neurológica existen factores psicológicos que nos hacen evitar riesgos. Y sobre éstos tenemos muchísimo que decir y hacer. Esos son elementos que sí podemos trabajar y entrenar para aprender cuándo vale la pena quedarnos donde estamos y cuándo es mejor avanzar a través del miedo. Warrell explica que cuando evaluamos los pro y los contra de tomar riesgos y hacer cambios en cualquier ámbito de nuestras vidas, tenemos una tendencia a juzgar equivocadamente 4 aspectos clave de la ecuación.

En primer lugar, la mayoría de nosotros sobreestima la probabilidad de que las cosas salgan mal. Nos enfocamos en todos los posibles escenarios fallidos y todo lo que podría no resultar, lo que podríamos perder, generando una sensación de pesimismo y de que las probabilidades están en nuestra contra cuando la realidad está lejos de ser así. En segundo lugar, incluso si, efectivamente estamos en lo correcto y las cosas salen mal, exageramos las consecuencias de ese escenario fallido. Nos ponemos en una situación catastrófica que no tiene nada que ver con lo concreto. Inventamos en nuestra mente un resultado infinitamente más negativo y dramático que nos llena de temor y aprensión innecesarias. Sumado a esto, en tercer lugar, subestimamos nuestra capacidad de lidiar con las consecuencias de un posible fallo o escenario negativo. Si las cosas no salen como esperábamos, podemos manejarlo mucho mejor de lo que creemos. El mundo no se acaba porque algo no resulta como querías. Por último, nos autoengañamos y convencemos de que, la realidad, no es tan mala. De que estamos suficientemente bien. Que no es necesario cambiar o que las cosas se arreglarán con el tiempo o que quedarnos en lo que tenemos seguro es la opción sensata. Pero la realidad es lo opuesto. Cuando las cosas no están bien, con el tiempo empeoran. Nos dejamos atrapar por el status quo tal como explicaba Jordan Peterson en su entrevista, sin considerar el costo de la inacción.

Y según explica la psicóloga Constanza Núñez, ese costo de mantenernos inertes que pagamos al no salir de la zona de confort consiste en que, en el largo plazo, se genera un vacío en las personas y un sinsentido en sus vidas. “El mayor daño es que la persona si no avanza hacia su zona de crecimiento, no logra su máximo potencial”, comenta. Agrega que como seres humanos, somos entes en constante crecimiento y evolución. Necesitamos movilizarnos, avanzar y aprender cosas nuevas, ser nuestra mejor versión cada día.

El riegos es una parte fundamental de una vida plena y con sentido. Si no arriesgamos, quizás viviremos seguros pero nunca sabremos hasta dónde podríamos haber llegado. Muchas personas no saben que por mucho miedo que pueda generarnos el cambio o muy vulnerables que pueda hacernos sentir, la psicóloga y coach explica que, todo eso puede superarse porque todo está determinado por los pensamientos. “Cuando cambiamos las semillas que hay dentro de la mente, podemos tener resultados diferentes”, explica. Y es que el miedo es una emoción propia del ser humano que nos puede ayudar a avanzar y en otros momentos nos paraliza. De cada persona depende cómo usarlo. Constanza agrega que puedes usarlo como combustible para avanzar. “Si tienes miedo, avanza con miedo. No esperes que se vaya, porque lo más probable es que nunca se irá. Tienes que aprender a vivir con él, a escucharlo y otras veces desafiarlo”.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.