Sistema de cierre producido a partir de dos huinchas de tejido de nailon, cada una de las cuales posee una textura diferente en una de sus caras. Compuestas por diminutos ganchos y bucles, respectivamente, al entrar en contacto mediante presión, permanecen fuertemente entrelazadas, pudiendo, además, ser desprendidas sin mayor esfuerzo. El término proviene de la unión de las palabras francesas "velour y crochet" (terciopelo y gancho). Refiere a la marca registrada del mismo nombre y, por extensión, a cualquier tipo de cinta con este mecanismo. Se utiliza en ropa exterior y de seguridad, indumentaria para deportes, calzado, gorras, bolsos y mochilas.
Origen
El origen del velcro remite a 1941, momento en que el ingeniero eléctrico suizo Georges de Mestral observa molesto, durante un paseo por los Alpes, como los frutos del cardo se pegan a su ropa y al pelaje de su perro. Luego de estudiarlos en el microscopio y constatar la presencia de garfios en dichos vegetales decide replicarlos. Luego de 10 años de investigación, logra patentar el invento. A fines de 1958, Meis, una tienda por departamentos de EE.UU, publicita como novedad vestimenta para toda la familia (abrigos, casacas, impermeables, cinturones) con un inédito tipo de cierre: el velcro.
Tendencia
El velcro se suma a las tendencias, en el contexto de la moda cosmonáutica. En 1964, André Courrèges crea sus emblemáticas botas blancas planas, a media pantorrilla, con un sacado en el borde superior y un nudo plano como único adorno.
Una banda adherida con velcro oculta el cierre metálico emplazado a lo largo de toda la parte posterior y permite mantener el estilo purista del accesorio. Siguiendo una lógica equivalente, el año 1998, Prada propone una novedosa versión minimalista de los clásicos zapatos Mary Jane, provista de una suela maciza y rectangular que se prolonga hacia el talón y una punta cortada en diagonal. Se abrocha gracias a una tira doble enganchada en una suerte de argolla y sujeta con velcro.