Veterinarias en acción después de los incendios

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La destrucción que dejaron los incendios que comenzaron hace un mes en la zona sur del país, es enorme. Entre quienes lo perdieron todo porque tuvieron que huir de sus hogares rápidamente, sin nada y porque el fuego les respiraba en la nuca, están también los que extraviaron o encontraron muertas a sus mascotas o a sus animales de trabajo. Según cifras del Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap), hasta la fecha se contabilizan 20.404 animales sin vida producto de los incendios. Este escenario ha dejado también a miles de otros animales que, a pesar de haber sobrevivido, se encuentran muy heridos en lugares de poca accesibilidad. Para ayudarlos, un grupo de tres amigas veterinarias reunieron fuerzas, ánimo y, por sobre todo, recursos para llegar a aquellos sectores aislados en las localidades de Santa Juana y Quillón, en la región del Ñuble. Esta, es una crónica de los tres viajes que Isadora Guerra (@isadoraveterinaria), Valentina Schintzer (@valentinaveterinaria) y Mónica Flores (@moniveterinaria) han realizado al sur.

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El día en que Isadora, Valentina y Mónica llegaron a Santa Juana se cumplía una semana desde el inicio de los incendios. Aún así, cuando ya no había focos activos en la zona a la que fueron, el aire era irrespirable y la sensación térmica era algo que antes nunca habían experimentado. Según registró la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), ese día hubo 41,6 grados en esa zona. Y fue con esa temperatura que las tres veterinarias recorrieron los cerros más aislados y con menos acceso a los refugios que estaban en el pueblo, donde el personal médico veterinario estaba prestando ayuda. “Cuando llegamos por primera vez fue impresionante. El humo ahogaba, el olor era insoportable y la sensación térmica era altísima. Era un panorama desolador. La gente había perdido prácticamente a la mayoría de sus animales y sus casas habían quedado destruidas. Nos impresionó encontrarnos con casas que habían quedado aisladas del fuego, cuando alrededor estaba todo quemado. La gente había perdido sus animales, pero habían defendido del fuego sus casas, era increíble”, recuerda Isadora.

Valentina agrega que apenas se acercaron al lugar donde alojarían, vieron el fuego. “Cuando llegamos en la noche, lo primero que vimos fue fuego muy cerca del lugar en donde nos íbamos a quedar, por suerte las alarmas de los celulares nunca se prendieron porque no llegó a estar tan cerca, pero para mí fue súper duro porque no podía respirar. Sentía el humo de una manera muy intensa, era como estar adentro de una fogata. Por eso mismo, las jaquecas fueron algo de todos los días. El primer día que salimos a ayudar pasamos por una forestal, donde por suerte no encontramos animales, pero vimos con luz de día que estaba absolutamente todo quemado. Después llegamos a un centro de refugio, en el colegio Laguna Avendaño, en donde estaba Ignacio Lagos, de la fundación Quillón Verde (@quillonverde), que además de enfocarse en aportar con sus conocimientos para atender a la fauna silvestre, fue clave para que nosotras tres pudiéramos llegar a todos estos cerros que estaban más aislados, donde finalmente pudimos encontrar a muchos animales extraviados y quemados a los cuales ayudamos. Pero también nos encontramos con personas que lo habían perdido todo y que incluso habían abandonado a sus animales porque tuvieron que escapar corriendo de sus casas, dejando atrás a sus caballos, vacas o bueyes. A ellos pudimos ayudarles atendiendo a sus animales y, gracias a las donaciones que recibimos, también pudimos ser un aporte con alimentos”, dice.

Estas tres mujeres, que en condiciones normales entregan atención veterinaria a domicilio en Santiago, se conocieron por redes sociales. Este, es un lugar donde han cultivado una comunidad amante de los animales donde el rescate, la rehabilitación y la reubicación toma protagonismo para darle una mejor vida a gatos y perros que han sido encontrados en abandono y maltrato. Mónica Flores cuenta que, gracias a sus redes sociales, además han logrado colaborar con diversas marcas de insumos veterinarios, algo que les ha permitido, por ejemplo, donarles a otros veterinarios voluntarios en los refugios de las zonas afectadas por el incendio. “Con las chicas llevamos un tiempo haciendo una labor social. Rescatamos perros y gatos y sabemos muy bien lo que hacemos. Lo hacemos muy rápido y trabajamos como en la guerra, con los recursos mínimos. Junto con Valentina, que tenemos un poco más de seguidores en Instagram, nos pudimos conseguir la ayuda de un montón de marcas de todo el rubro veterinario, lo que nos ayudó con muchos insumos. Agregado a eso, conseguimos también aportes de personas particulares que nos ayudaron monetariamente para comprar insumos”, cuenta la veterinaria.

Para concretar este viaje, Isadora, Valentina y Mónica dejaron de trabajar un par de semanas en lo suyo, los domicilios veterinarios. Dicen que les va bien generalmente, entonces el tomarse estos días libres para ayudar no significó una repercusión tan grande. Un factor al que sabían que se estaban sometiendo, pero que como cuentan, pierde relevancia cuando se trata de salvar vidas. “Emocionalmente esta experiencia fue muy gratificante. Uno no le toma mucho el peso y va como en piloto automático, pero cuando vuelves a tu realidad te cae encima y te das cuenta”, dice Valentina.

Al principio de la catástrofe pensaron que era algo de una semana y no más, pero no. Llevan un mes viajando al sur, motivadas y conmovidas por cada uno de los casos con los que se han encontrado. Las tres veterinarias se emocionaron en conjunto con uno en especial: la perrita negra, Bruna. “Uno de los primeros días fuimos muy arriba en un cerro en Quillón. Íbamos donde un señor que lo había perdido todo, pero que estaba con fuerza y muy contento de vernos. Muy agradecido de que estuviésemos ahí, también de que hubieran sobrevivido del fuego dos de sus cinco perritos, a pesar de haber quedado sin nada en la vida. Mientras lo ayudamos nos contó que había una perrita más abajo en el mismo cerro. Bajamos y fue impactante. Estaba ella ahí, en un lugar totalmente quemado, flaquísima, muy deshidratada. No se podía mover porque las quemaduras de sus patitas eran tan graves, que se hubiera muerto ahí si nadie hacía nada. Con las chicas la atendimos en terreno y finalmente la llevamos a Santiago. Cuando la subimos al auto, su cara había cambiado completamente, era otra. Hoy vive en un lugar y hogar maravilloso donde se preocupan de sus curaciones y está espectacular”, dice Isadora.

Cuando mostraron el caso de Bruna en redes sociales para ponerla en adopción, el trabajo que estaban haciendo las tres amigas veterinarias se comenzó a viralizar, lo que ayudó a que los otros animales que estaban trayendo a Santiago pudieran ser reubicados en hogares temporales o definitivos. Sin embargo, hoy todavía quedan gatos en adopción en las siguientes veterinarias:

- Centro veterinario de mascotas, a cargo de la Dra. Daniela Herrera @cvmrecoleta

- Veterinaria Dolittle, a cargo de la Dra. Francia Marticonera @veterinariadolittle

- Clínica veterinaria Gran Avenida, a cargo de la Dra. Isadora Guerra @isadoraveterinaria

Con las semanas, cuentan, el paisaje fue mejorando mucho. Los incendios estaban más controlados, el humo ya no se sentía tanto y los ánimos ahora estaban enfocados en la reconstrucción de todo lo que se perdió. En este escenario, si bien estaba todo más organizado, seguían apareciendo animales que probablemente con el incendio y las heridas que éste les provocó, se escondieron. Esta es una situación que se complica producto de las circunstancias: los refugios donde se atendían a los animales cerraron porque el lugar que ocupaban eran escuelas y colegios que ahora, con la vuelta a clases, deben cumplir su propósito inicial. Ahora la modalidad que han tomado los veterinarios es “casa a casa”. Por esta razón, hacen hincapié las veterinarias, es tan importante adoptar a estos animales sin tutores, porque ya no hay dónde refugiarlos.

“Creemos que ya no hay animales quemados sin recibir ayuda porque todos pudieron comunicarse con un refugio. Obviamente nosotras no pudimos abarcar todo porque el territorio quemado es muy extenso. Ahora queda enfocarse en la recuperación de los animales y sobre todo de los animales mayores (vacas y caballos), que necesitan muchos insumos. Ahora estamos en campaña para conseguirnos con un laboratorio Tobramicina, que son gotitas oftálmicas para los caballos, gatos y perros que se quemaron y para realizar gratuitamente en marzo una jornada de esterilización en los cerros más aislados”, concluye Valentina.

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