Después de nueve años de relación, experimentamos por primera vez una crisis con mi pareja. Hasta ese entonces habíamos sido capaces de convivir sin mayores sobresaltos, de tener un perro y cuidarlo y de ser padres de un niño maravilloso. Esto luego de cinco años de convivencia.

Recuerdo que la crisis la viví con miedo e incertidumbre porque no sabía si lograríamos superarla. En ese entonces, nuestro hijo tenía dos años y aunque intentábamos no pelear delante de él, a veces era imposible. Lo nuestro no era falta de comunicación, era una comunicación sin filtro, destructiva e hiriente.

Decidimos ir a terapia, yo angustiada y él confiado. No sé cómo dimos con la especialista que nos atendió: una sicoanalista de unos 50 años, colorina, alta, muy alternativa que cada vez que le contestábamos una de sus preguntas se quedaba observándonos reflexiva y luego retomaba la conversación con su tono de voz ronco. Con ella estuvimos seis meses hablando de nuestras historias familiares, miradas del mundo, miedos y expectativas del otro. De las sesiones salíamos silenciosos, a veces enojados y otras de la mano.

Aunque las terapias de pareja no siempre son exitosas, a nosotros nos sirvió. Ahora pienso que ese proceso nos hizo madurar, ser menos egocéntricos y aprender a escucharnos. Actualmente estamos juntos y unidos civilmente. Todos los días son un desafío, eso está claro, y aprendemos a ser padres con todos los misterios que esa tarea implica.

Todo el que está o ha estado casado o en pareja sabe que la convivencia es uno de los grandes desafíos. Tanto así, que los resultados de última encuesta Casen (2017) demostraron que solo el 4,6% de las personas entre 15 y 29 años está casada, mientras que el 78,7% opta por la soltería. Es decir, son cada vez más los chilenos que prefieren estar solos. "La disolución del matrimonio aparece como un tema relevante considerando las profundas transformaciones que durante los últimos 25 años se han experimentado en el ámbito familiar en el país. Estos cambios giran en torno a la pérdida de centralidad del matrimonio, al menos en su formato convencional; esto es, una unión de un hombre y una mujer, con hijos, en la que el primero cumple un rol de proveedor y la segunda el del cuidado del hogar y los hijos. Entre los cambios se encuentran la disminución de las tasas de nupcialidad, el aumento de la convivencia y la prolongación de la soltería, el incremento de los segundos matrimonios y del divorcio. Estas transformaciones no son exclusivas de Chile, sino que caracterizan el cambio familiar en América Latina y otras regiones del mundo", señala Viviana Salinas, socióloga y autora del estudio 'Hacia la medición del riesgo de disolución del matrimonio en Chile" (2018).

Ricardo Cariaga lleva 20 años como terapeuta de pareja y en su consulta ha conocido todo tipos de historias. Esta experiencia lo llevó a escribir su primer libro '¿Por qué nuestra relación no funciona si nos queremos tanto?', en el que concluía que el amor no era suficiente para lidiar con la desconexión, el aburrimiento y la falta de deseo. Un trabajo reflexivo que lo motivó a escribir '¿Por qué nos comunicamos tan mal si nos queremos tanto?', su nuevo libro. Ahí Cariaga señala que la mayoría de las veces los problemas de comunicación no tienen que ver con la falta de amor, ni con que la pareja se haya dejado de querer, ni menos con problemas sicológicos. "¿Con qué tiene que ver entonces? Pues con que nunca nadie nos enseñó a comunicarnos y a solucionar problemas eficientemente con otro individuo con el que formamos una relación de pareja. Uno se capacita para todo en la vida, menos para ser padres y ser parejas: Es así: uno se sube a este carro a puro improvisar".

¿Cuáles son los problemas más comunes de comunicación entre las parejas chilenas?

No tener una dinámica de comunicación efectiva centrada en solucionar los conflictos y no en tener la razón. Lo último genera que las discusiones escalen y se transformen en peleas, y allí es en donde aparecen las descalificaciones, los insultos, los gritos.

En tu libro señalas que la estructura de pareja actual está obsoleta. ¿Cuál debiera ser la estructura entonces?

Los seres humanos necesitamos más que una familia que funcione operacionalmente de manera perfecta. También requerimos emoción, aventura y adrenalina. Queremos sentirnos vivos y no solamente como un engranaje de una estructura a la que denominamos 'familia'. La estructura que tenemos es absolutamente insuficiente para sentirnos libres de ser auténticos dentro de ella. Dicho de otra manera; sirve para la estabilidad, pero no para la emoción. Es importantísimo comprender que la emoción sana dentro de la relación se logra solo si existe estabilidad. Una relación con pura emoción es una relación sin base.

¿Cómo vivir las relaciones de pareja cuando los paradigmas sociales y políticos se han derribado?

Sin duda, los tiempos han cambiado. Hace solo medio siglo, a nadie se le pasaba por la cabeza tener relaciones antes del matrimonio, vivir juntos sin casarse o la existencia del matrimonio homosexual. Por eso es complejo que, pese a todos esos cambios, el espíritu del matrimonio no haya evolucionado para estar a la altura. Todavía las parejas seguimos muchas de las premisas de nuestros padres y abuelos, amoldándonos a las reglas, principios y valores que los regían en ese entonces. Como el mundo cambió las relaciones también deben modificarse y adaptarse a los tiempos actuales. Debemos mejorar ciertas cosas que tienen que ver con creencias, principios y valores que hemos seguido como ovejas, aunque ya esos principios no tengan sentido. Alvin Toffler decía que los analfabetos del siglo XXI no serían los que no supieran leer ni escribir, sino los que no tuvieran la capacidad de reaprender, es decir, desaprender lo aprendido para volver a aprender.

Señalas que las parejas que no discrepan no existen. ¿Cómo discutir sin destruir al otro?

Evitando principalmente las acusaciones y poniendo el foco en la solución. Es importante escuchar al otro sin interrumpirlo, poner el foco en lo que tu pareja dice y hacerse cargo de aquello. Lo más importante es cómo se siente.

¿Cuáles son los principios de una mejor comunicación de pareja cuando hay amor?

Entender que los problemas nunca le son indiferentes a la relación de pareja: o la fortalecen o la debilitan. Es por eso que es necesario que cada vez que aparezca una situación por resolver la dinámica de comunicación sea constructiva y no destructiva.